Los científicos temen la incertidumbre que dejan los últimos cambios en el centro.
"Que acabe ya la venganza y la sangre": incertidumbre en el CNIO tras la eliminación de varios puestos económicos
Los trabajadores del CNIO convocan una manifestación a las puertas del centro para expresar su "indignación" por la situación.
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Una vez más, el órgano rector del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) ha tomado una decisión salomónica.
Si ante las peticiones de relevo de María Blasco esta acusó al gerente y el patronato destituyó a ambos, ahora, ahora suprime el puesto del principal señalado en una denuncia a Anticorrupción de la que afirma no tener noticia directa.
El patronato del CNIO está compuesto de 15 miembros, entre los que figuran altos cargos de los ministerios de Ciencia y de Sanidad, directores de agencias públicas de investigación, representantes de las comunidades autónomas y patronos privados.
A petición del nuevo gerente, José Manuel Bernabé (que tomó posesión a principios de septiembre tras un proceso de selección que duró medio año), ha aprobado una "reordenación de la estructura organizativa en el ámbito de la Gerencia".
La intención, según el comunicado emitido por el centro, es eliminar duplicidades y capas intermedias "que no aportan valor diferencial", simplificar los procesos administrativos, liberar recursos y garantizar la sostenibilidad presupuestaria.
En la práctica, esa reorganización consiste en la eliminación de los puestos que ostentaba el anterior gerente, Juan Arroyo, en el ojo del huracán pues es el principal señalado por la denuncia presentada a Anticorrupción.
Según esta denuncia, Arroyo, que había regresado a la vicedirección de asuntos económicos tras ser destituido el pasado enero junto a María Blasco, sería el cerebro detrás de una red que adjudicaba contratos a dedo e inflaba los precios de servicios que, a veces, ni siquiera se ofrecían.
Además de la vicedirección de asuntos económicos, caería la secretaría general y el adjunto a la gerencia, según la información adelantada por El País.
Según ha podido saber EL ESPAÑOL, las personas que ostentaban dichos puestos, Laura Muñoz y José Ignacio Fernández Vera, son cercanos a Arroyo y estarían implicados en las acciones que se denuncian.
Desde el día 1 de septiembre, el nuevo gerente habría estado reuniendo información que habría remitido a la Fiscalía de Madrid.
Este informe sería independiente de la denuncia existente en Anticorrupción, que presentó a finales de junio el entonces director de operaciones, que sería despedido a finales de agosto.
Esta persona habría puesto en conocimiento del número 2 del Ministerio de Ciencia, Juan Cruz Cigudosa, las presuntas irregularidades detectadas. Sin embargo, esta información no llegó al patronato y el Ministerio afirma no conocer esta denuncia de primera mano.
Los trabajadores del centro afrontan este nuevo periodo con incertidumbre. La ilusión generada tras el nombramiento del físico Raúl Rabadán como nuevo director científico sufrió un mazazo al saltar el escándalo de la denuncia.
Al cierre de este artículo, los empleados no habían recibido todavía ninguna notificación oficial de los cambios, ni siquiera los afectados.
"No sé si [la decisión del patronato me parece] bien o mal, porque no queda claro qué van a hacer", comenta una investigadora.
Científicos indignados
Otra apunta que la decisión era algo "predecible. Espero que el dedo de sangre y venganza acabe aquí y nos dejen en paz a los investigadores".
Científicos y personal técnico se manifiestan este miércoles a mediodía para expresar su indignación por la situación que rodea al centro y reclamar absoluta transparencia en sus acciones.
Están preparando un manifiesto donde se muestran preocupados por el "prolongado periodo de crisis" que podría "estar proyectando una imagen pública que no representa nuestra labor", apuntan.
"Nuestro trabajo se basa en el rigor, la integridad y el compromiso absoluto con la misión del CNIO: avanzar en el conocimiento del cáncer y contribuir al bienestar de la sociedad", sostienen.
"Cualquier irregularidad o falta de transparencia contraviene directamente este propósito y erosiona la confianza depositada en nuestra institución", por lo que reclaman una "gestión transparente y responsable", confiando en que el nuevo equipo directivo esclarezca posibles irregularidades.
Sin embargo, no parece que los vaivenes del centro vayan a acabar en un futuro temprano. Primero, porque no se ha resuelto la denuncia hecha a Anticorrupción en junio.
Segundo, porque tampoco se sabe qué va a pasar con el informe del nuevo gerente enviado a la Fiscalía de Madrid.
Tercero, porque más allá de los puestos desaparecidos (y en caso de que se produzca el despido de las personas afectadas), no ha habido una 'limpieza' de las personas y empresas que figuran en la denuncia presentada en junio.
La información recogida en la denuncia y en cartas de solicitud de amparo tras el despido del denunciante mencionan también a personas de máxima confianza de Juan Arroyo como la que fue gerente interina del CNIO hasta la entrada de Bernabé, Maribel Salido.
La información proporcionada por el denunciante la señala como colaboradora en la represalia, pues fue ella quien firmó su despido el pasado agosto.
También mencionan a Javier de Dios, director de gestión técnica, por ser el centro de todos los "amaños" en las instalaciones, servicios y material técnico.
Personal del CNIO vinculado al entorno de Arroyo afirma que "está todo el mundo fatal" y que nadie les ha dado explicación alguna, si se plantea una reestructuración del organigrama.
"El gerente [actual] aún no ha hablado con nadie", reconoce una investigadora. "Yo le he pedido explicaciones en un correo y le he pedido cinco minutos, y no contesta".