Pedro Sánchez y Donald Trump este lunes en Sharm el-Sheij, Egipto.

Pedro Sánchez y Donald Trump este lunes en Sharm el-Sheij, Egipto.

Ciencia

Qué dice la psicología del apretón de manos entre Pedro Sánchez y Donald Trump: "Compiten en ego"

Cuando llegó el turno del mandatario español de saludar al presidente de Estados Unidos, se produjeron varios gestos muy expresivos

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J. Rodríguez
Publicada
Actualizada

La cumbre de paz en Gaza celebrada en Egipto ha sido una ocasión perfecta para observar uno de los espectáculos de geopolítica más peculiares de los últimos años: el apretón Trump. Y es que el presidente de Estados Unidos no sólo es expresivo de manera verbal.

"El apretón Trump ya es un símbolo", explica la psicóloga y autora del libro Ni un capullo más: El método definitivo para quererte y encontrar a tu pareja perfecta, Lara Ferreiro. "Es una demostración de jerarquía, aprieta muy fuerte, te tira hacia él. Trump está compitiendo siempre, aunque permanezca en silencio".

Un vistazo a las redes sociales y a la prensa internacional basta para saber que Ferreiro no exagera. Periódicos como The Guardian o incluso el propio presidente francés, Emmanuel Macron, llevan años analizando estos pulsos que Trump disputa frente a las cámaras.

Durante la cumbre hemos visto a líderes mundiales pasar en fila a saludar a Donald Trump, llevándose fuertes sacudidas, palmaditas y más gestos. Entre los apretones más incómodos han estado el que ha compartido con Macron y, por supuesto, con Pedro Sánchez.

De todos es sabido que la relación entre ellos nunca ha sido buena, pero además en las últimas semanas Trump ha recriminado a nuestro país su, en su opinión, baja contribución a la OTAN e incluso ha amenazado con echar a España de la alianza militar.

"En general, Trump ha exhibido gestos amplios, posturas frontales, mandíbula tensa y sonrisa forzada, buscando invadir, dominar y tener el control. Sánchez, también ha estado muy erguido, con una mirada directa que dice 'aquí estoy yo'", resume Ferreiro.

Lo primero que ha llamado la atención de los analistas de comunicación no verbal es que eran los otros líderes quienes tenían que acercarse a Trump. "Eso ya coloca a Trump por encima en la jerarquía", ha explicado en Instagram la psicóloga Claudia Nicolasa.

El momento de estrechar la mano, dice Ferreiro, activa mucho el cortisol, "se lee como un gesto de amenaza, de que viene el enemigo. Se les nota forzados, nada cómodos y está claro que no se tragan el uno al otro".

De ese primer contacto, el experto en comunicación no verbal José Luis Martín Ovejero destaca el distanciamiento que rápidamente observa. "Nos acercamos a lo que nos gusta y, en este caso, los dos se han distanciado con el cuerpo de forma recíproca", ha dicho en un vídeo para su cuenta de Instagram.

Saludo forzado

Nicolasa, por su parte, ha observado que Sánchez debía estar prevenido de un posible saludo hostil y, por eso, "Sánchez intenta darle la vuelta, tirando del apretón de manos hacia él y colocando su mano por encima".

"La estrategia de Sánchez han sido los gestos contenidos, mantener el contacto visual, ser más psicológico. Sabe que todos le vamos a ver, aguanta y no deja que Trump le mueva de su eje corporal", analiza Lara Ferreiro.

Es entonces cuando Trump lanza un tirón y trata de atraer hacia sí mismo a Sánchez. "Se ha dado cuenta de la estrategia de dominio de Sánchez y trata de humillarlo parodiándola. Pero Sánchez ni se achanta, ni se avergüenza y se quedan ambos sonriendo", dice Nicolasa.

"Son sonrisas de Mona Lisa, falsas, no se mueve un músculo. No quieren estar ahí, pero no les queda otra", aclara Ferreiro. "Ambos están compitiendo en ego. Si en algo se parecen es que los dos se gustan mucho a sí mismos. Están en modo actores".

Pero todavía quedaban dos gestos para intentar equilibrar el dominio. Trump vuelve a la carga dándole unas palmaditas en la mano con la que Sánchez aprieta la suya, algo que también le hizo a la líder italiana, Giorgia Meloni.

Nicolasa lo ve como un gesto "condescendiente" y poco después Sánchez le da otro toquecito a Trump en el codo, antes de soltar el saludo y desaparecer de escena. "Sánchez ha querido equilibrar la balanza, quien toca, manda", dice Martín Ovejero.

"El apretón de manos es la coreografía del poder", explica Lara Ferreiro. "Lo más interesante es lo que no se ve: como la humillación o el narcisismo. Los cuerpos hablan, es una batalla campal". Ahora, ¿quién ha podido ganar en el encuentro?

Para Ferreiro, Trump ha ganado en demostración de fuerza, pero aclara: "Sánchez ha sido más mental y al final los dos expresan autoridad de maneras diferentes. Los espectadores vamos a juzgarlo según nuestras propias ideas políticas".

Lo que está claro, según Ferreiro, es que vamos a ver mucho estos apretones en televisión y redes sociales porque "nos fascina la tensión" y añade que "si hubiera más mujeres líderes de naciones, las cosas serían diferentes".