Donald Trump bebiendo una Coca-Cola 'light'.

Donald Trump bebiendo una Coca-Cola 'light'.

Nutrición

El sinsentido de la nueva fórmula de la Coca-Cola de Trump: cambia un azúcar por otro pero es igual de malo

El Gobierno de Estados Unidos se ha propuesto eliminar el jarabe de maíz con alto contenido en fructosa, al que culpa de los altos datos de obesidad en el país.

Más información: Alta mortalidad, derroche de agua y contaminación: el oscuro balance de los refrescos azucarados

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Con el regreso de Donald Trump al despacho oval de la Casa Blanca a finales del pasado mes de enero también volvió su famoso botón de la Coca-Cola light. En su primer mandato sorprendió al mundo con la instalación de este dispositivo.

El presidente de los Estados Unidos sólo tenía que pulsar un botón para que al poco tiempo apareciese un mayordomo en la puerta con un vaso de su refresco favorito bien frío. En su segundo mandato, Trump ha ido más lejos: ha cambiado su fórmula.

O eso dice él. Este miércoles publicó en Truth, su red social, había "estado hablando con Coca-Cola sobre el uso de azúcar de caña REAL en la Coca-Cola en Estados Unidos, y han aceptado hacerlo". Como siempre, sus palabras han generado un gran impacto.

La Coca-Cola que se vende en Estados Unidos está endulzada con jarabe de maíz con alto contenido en fructosa, al igual que otros productos procesados. Robert F. Kennedy Jr., secretario de salud de Estados Unidos, ha declarado la guerra a esta sustancia.

Pero, ¿por qué? Este jarabe se produce "convirtiendo la glucosa en fructosa y muchos expertos en salud señalan que contribuye a la incidencia de obesidad y diabetes", explica este artículo de The Guardian.

"La fructosa es un edulcorante utilizado como una alternativa más barata y duradera que el azúcar", continúa el diario británico. En cualquier caso, el debate sobre si este jarabe es malo para la salud o peor que el azúcar sigue abierto.

El primero en protestar ha sido el presidente y CEO de la Asociación de Refinerías de Maíz, John Bode, que ha recordado que sustituir el jarabe de maíz por azúcar destruirá trabajos estadounidenses y obligará a comprar azúcar al extranjero.

Y más tarde se ha animado la propia Coca-Cola, que en un comunicado ha defendido al jarabe de maíz, queriendo dejar claro que no han vendido en ningún momento bebidas con "sustancias dañinas".

El jarabe de maíz con alto contenido en fructosa "es seguro", asegura Coca-Cola. "Tiene casi el mismo número de calorías por ración que el azúcar de mesa y se metaboliza de una manera similar en tu cuerpo".

Jarabe de maíz o azúcar

El portal de salud estadounidense Healthline coincide con Coca-Cola: "La única gran diferencia es que el jarabe es líquido y el azúcar es sólido y granulado". Más adelante confirman que esta diferencia "no afecta a nivel nutricional ni a sus propiedades para la salud".

Admiten que hay un tipo de jarabe de maíz con un alto contenido en glucosa que sí puede ser peor que el azúcar, que es el que tiene un 90% de fructosa. Pero este tipo de jarabe es muy raro en la industria y se suele usar en ínfimas cantidades porque es muy dulce.

Vamos, que la Coca-Cola con azúcar o con este jarabe son igualmente desaconsejables porque tienen el mismo efecto. Al beberlas, nuestro organismo absorbe sus azúcares en la sangre a toda prisa y se eleva rápidamente nuestra insulina.

Esto tiene dos consecuencias principales. La primera es un mayor riesgo de desarrollar resistencia a la insulina, es decir, una diabetes tipo 2; y la segunda, que nuestro cuerpo vuelve a pedir azúcar al poco tiempo.

Los refrescos azucarados "son responsables de la epidemia global de obesidad y del incremento espectacular de la diabetes y las caries", explicaba el epidemiólogo Miguel Ángel Martínez-González en su libro Salud a ciencia cierta.

La Coca-Cola que se vende en otros países, como España, está elaborada con azúcar que procede de dos fuentes, según la página web de la compañía: "el azúcar de caña y el azúcar de remolacha".

Es decir, la Coca-Cola que beberán los estadounidenses se parecerá más a la que tomamos aquí. De hecho, la Coca-Cola de México también se elabora con azúcar de caña y se envasa en botellas de vidrio, y gusta mucho en Estados Unidos.

"Una parte de ella se importa a Estados Unidos, donde se vende de manera no oficial como 'Coca-Cola mexicana' como un producto premium frente a la estadounidense", señala en este artículo The Guardian.

"Este va a ser un movimiento muy bueno para Coca-Cola, lo vais a ver. ¡Es simplemente mejor!", termina el mensaje de Donald Trump en Truth. Pero, ¿afecta este cambio en la receta al refresco favorito del presidente?

Pues no, porque Donald Trump bebe Coca-Cola light que está endulzada con un edulcorante artificial conocido como aspartamo y que sustituye al jarabe de maíz en su país y al azúcar en el nuestro. Es la razón por la que la light no tiene calorías.

Ahora bien, no debemos pensar que, eliminadas las calorías y los azúcares, la Coca-Cola light es un producto saludable. Tal y como explica la nutricionista Paloma Quintana en esta publicación de sus redes sociales, la Coca-Cola light plantea tres problemas.

El primero es que desregula la percepción del sabor dulce y los alimentos saludables como la fruta y la verdura terminan por no sabernos a nada. También sostiene que altera la microbiota e inflama el organismo y, por último, que genera "adicción".