Victor Ambros, Nobel de Medicina en 2024, pertenece al 3% de galardonados que son hijos de granjeros.

Victor Ambros, Nobel de Medicina en 2024, pertenece al 3% de galardonados que son hijos de granjeros. Nanaka Adachi Nobel Prize Outreach

Ciencia

La casta de los Premios Nobel: la mayoría son hijos de empresarios y sólo un 3% proceden de padres granjeros

Un estudio ha demostrado que la mitad de los ganadores desde 1901 proceden de familias que están entre el 5% más rico de su país de nacimiento.

Más información: Mary Brunkow, Fred Ramsdell y Shimon Sakaguchi, Nobel de Medicina 2025 por investigar la tolerancia inmune periférica

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Si no procede de alguna de las familias más ricas de su país, es probable que no gane un Nobel. Para demostrar esta hipótesis, qué mejor que un estudio donde analizar el entorno del que provienen aquellos que sí tuvieron el honor de recibir este premio.

Esto fue lo que hizo —junto con Sam Asher, Catriona Farquharson y Eni Iljazi— el investigador del Dartmouth College Paul Novosad, quien se encargó de estudiar los antecedentes familiares de los galardonados.

Excluyeron las categorías de Paz y Literatura porque consideraron que "a veces los comités seleccionan intencionadamente a personas que nacieron pobres", lo cual no sucede entre los que reconocen los logros científicos.

En total, recopilaron los datos de hasta 715 de los 739 premiados en las ramas científicas desde que comenzó a entregarse este galardón, en el año 1901. Identificaron tanto el nivel educativo como los ingresos de sus padres.

Mayoría de padres empresarios

De las madres no lograron encontrar gran información en los registros históricos ya que "muchas de ellas eran amas de casa". En el caso de los padres, la profesión que más se repitió fue la de empresario.

No es casualidad que entre las ocupaciones menos frecuentes aparecen las de dependientes, profesores de educación primaria o agricultores.

Y es que el estudio confirma la hipótesis con la que empieza este artículo: la mitad de los ganadores eran hijos de padres que estaban entre el 5% de los más ricos de su país de origen.

No sólo 'basta' con que los progenitores cuenten con bastantes recursos, sino que también es importante su nivel educativo, pues más del 60% de los galardonados tienen padres que estaban entre el 5% de los mejor educados.

"Las buenas ideas no sólo se les ocurren a las personas de abolengo", comenta a EL ESPAÑOL Lluís Montoliu, investigador en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC), acerca del peso del dinero.

Ahora bien, "si tienes el estómago lleno, un techo y la ocasión de disfrutar de una educación privilegiada, la buena idea que tengas podrás llevarla a término".

A quien no cumpla con estos tres requisitos "le va a costar más". Aunque para Montoliu no se trata de una cuestión de dinero, sino de oportunidades y de educación: "Es poder dedicar tiempo a pensar y tener las herramientas necesarias".

La científica española de la Universidad de California (Berkeley, Estados Unidos) y candidata al Nobel, Eva Nogales, también cree que tiene que ver con el acceso a la educación, sobre todo a las universidades de élite en países como desde el que ella investiga.

EEUU es precisamente donde han nacido la mayoría de los galardonados, con un 35%. Sin embargo, proceden de clases sociales más bajas, "lo que sugiere un mayor acceso a las oportunidades científicas en este país que en el resto del mundo".

En las mujeres sucedía justo lo contrario: las galardonadas (aproximadamente el 4%) proceden de familias más elitistas que los hombres.

Algunas de las barreras para el avance de las científicas se han visto mitigadas por los recursos familiares, aunque las conclusiones pueden no ser significativas por el "pequeño tamaño de la muestra".

La bioquímica húngara Katalin Karikó recibe el Premio Nobel de Medicina en 2023.

La bioquímica húngara Katalin Karikó recibe el Premio Nobel de Medicina en 2023. Szilard Koszticsak EFE

Nogales entiende que la tendencia de que los economistas sean hijos de economistas se repite entre los científicos. Aunque independientemente de la profesión, "las personas con títulos universitarios ponen más énfasis en que sus hijos estudien".

Su historia rompe con la norma que establece el trabajo de Novosad por varios motivos. Uno de ellos es que ha sido reconocida con el premio Shaw (considerado una de las 'antesalas' del Nobel), siendo hija de pastora y de camionero.

Por qué hay excepciones

Entre los galardonados con el Nobel también hay excepciones como la de Nogales. La más reciente la protagoniza Victor Ambros, que recibió el de Medicina el pasado año junto con Gary Ruvkun.

Pertenece al 3% de los premiados con padres granjeros. En este grupo también aparecen nombres como el de David Card, Frederick Banting y Alexander Fleming.

El Nobel de Física Daniel Tsui procedía de una familia de agricultores analfabetos en China.

El Nobel de Física Daniel Tsui procedía de una familia de agricultores analfabetos en China.

Daniel Tsui es quizás el mejor ejemplo de que no siempre hace falta pertenecer a la élite económica para acceder a la científica. Sus padres eran agricultores analfabetos en la provincia china de Henan.

Pese a las barreras que tenía desde su nacimiento, logró estudiar en universidades de prestigio y trabajar en la actual Nokia Bell Labs, donde llevó a cabo los descubrimientos que le valieron el Nobel en Física en 1998.

Tres décadas antes, Har Gobind Khorana recibió el de Medicina. Este biólogo molecular procedía de la única familia alfabetizada en Punjab (India).

Desde esta humilde aldea llegó, tras ocupar cargos en la Universidad de Cambridge y en la de la Columbia Británica, al Instituto Tecnológico de Massachusetts, donde se retiró después de más de 30 años dedicados a esta prestigiosa universidad.

Barry Barish, Nobel de Física en 2017, también rompe con la norma: sus padres no fueron a la escuela. "Mi educación cuando era joven fue menos rigurosa que la de mis colegas, que fueron a escuelas privadas", comenta por correo electrónico a este periódico.

Al llegar a la Universidad de California (Berkeley, EEUU) para graduarse y doctorarse en Física 'se puso al día' y "las diferencias socioeconómicas ya no importaban".

Cree que para lograr descubrimientos dignos de un Nobel de Física, Química o Medicina depende en gran medida de una muy buena educación matemática y científica desde edades tempranas.

El problema es que la mayoría de la población, "incluso en países avanzados como EEUU", no ofrece a los jóvenes estudiantes la oportunidad de aprender en estos campos, que es "la mejor preparación para una carrera investigadora de vanguardia".

La ciencia más elitista

Los autores del citado estudio plantean la posibilidad de que "los científicos desaparecidos estén realizando importantes descubrimientos pero simplemente es que no se les reconoce su trabajo".

Creen, no obstante, que esta hipótesis es poco probable, y se debe más a "la culminación de múltiples desigualdades que se han ido dando a lo largo de toda su vida".

En los más de 100 años que se lleva entregando este premio, los investigadores sí que han observado una mejora en el nivel educativo promedio de los padres: si en 1901 la media era de 95 sobre 100, hoy es de 88.

Es decir, el acceso a las oportunidades se ha duplicado, visto desde el punto de vista optimista, como apunta Novosad en una publicación en X. Pero desde el pesimista significa que, a este ritmo, tendrán que pasar 688 años para alcanzar la igualdad de oportunidades, con una media de 50.

Su trabajo no es el único que constata que la ciencia de los grandes descubrimientos cada vez es más elitista.

Según un estudio, publicado en la revista Humanities and Social Sciences Communications el pasado año, el 30 % de todos los descubrimientos desde el año 1600 hasta nuestra época fueron realizados por científicos de las 25 universidades mejor clasificadas.

Su autor, el investigador del Instituto de Análisis Económico (IAE-CSIC) y de la London School of Economics Alexander Krauss, asegura que se debe a que las universidades de élite concentran las infraestructuras costosas.

El "privilegiado acceso" a estos recursos educativos "ofrece a los hijos de las familias ricas una ventaja acumulativa en su desarrollo científico".

Mientras tanto, "en los países de bajos ingresos existe una gran reserva de talento científico sin explotar", concluyen Novosad y sus colegas. "Este acceso más inclusivo podría abrir nuevas vías de innovación, crecimiento y progreso para la humanidad".