Dos cultivos de laboratorio con bacterias.

Dos cultivos de laboratorio con bacterias.

Ciencia

Un gen que convierte a las bacterias en superresistentes se propaga por todo el mundo: "Son casi incurables"

Los microorganismos que portan este gen también tienen el poder de transmitirlo a otros y puede aumentar la lista de superresistentes.

Más información: Más de 7.000 personas mueren cada año por infecciones adquiridas en los hospitales: "No hay una respuesta clara"

I. Sánchez Europa Press
Publicada
Actualizada

Un gen llamado npmA2, con capacidad para dotar a bacterias peligrosas de una resistencia total a antibióticos que son vitales cuando no hay alternativa, se está propagando por todo el mundo, según ha alertado un equipo internacional de científicos liderado por la Universidad Complutense de Madrid.

"El npmA2 es como un fantasma: casi nadie sabía de su existencia y, sin hacer ruido, ha empezado a aparecer en distintas partes del mundo y en bacterias que ya son difíciles de controlar", ha explicado el doctor Bruno González-Zorn, catedrático del departamento de Sanidad Animal de la Universidad Complutense de Madrid y director del estudio.

Según los resultados, publicados este miércoles en Nature Communications, este gen casi desconocido se está expandiendo por hospitales y granjas, generando "superbacterias" imposibles de tratar. "Es una emergencia mundial", ha señalado el catedrático.

En concreto, los investigadores lo han detectado en cepas de seis países, (Estados Unidos, China, Reino Unido, Francia, Alemania, Australia) y en muestras humanas, animales y ambientales, lo que confirma su propagación mundial.

Junto a la Universidad Complutense de Madrid, han participado en este estudio científico del Welcome Sanger Institute de Cambridge (Reino Unido), el Instituto Pasteur de París (Francia) y centros de investigación de los Países Bajos y Australia.

Para el trabajo, los expertos han analizado casi dos millones de muestras bacterianas, con lo que han confirmado que este gen actúa como un "pasaporte genético" que viaja en un fragmento móvil, que ejerce de caballo de Troya, y se incrusta en distintas bacterias que de por sí ya conllevan un riesgo.

Como ejemplos, los profesionales han detectado el gen en la bacteria Clostridioides difficile causante de graves infecciones intestinales, o en Enterococcus faecium, responsable de contagios hospitalarios con una tasa de mortalidad de un 30% en España.

El hallazgo es especialmente preocupante porque estas bacterias ya muestran resistencias a otros fármacos. "El gen npmA2 convierte a estas infecciones en prácticamente incurables", ha aseverado Carlos Serna, coautor del estudio.

No solo muestran resistencia, el equipo de la UCM ha visto que los microorganismos que portan este gen, también tienen el poder de transmitirlo a otros, por lo que los expertos temen que cada vez sean más las bacterias superresistentes gracias a npmA2.

La función de este gen es hacer de barrera entre el objetivo y el antibiótico. "Cuando llega el fármaco dispuesto a unirse a su diana para matar a la bacteria, esta ya está ocupada por el mecanismo de resistencia", explica Gónzález-Zorn.

Los autores han subrayado que la investigación de nuevas estrategias para combatir las infecciones y la vigilancia del uso de antibióticos son ahora más urgentes que nunca. "Si no actuamos ya, nos abocamos a una era donde una simple infección vuelva a ser mortal", ha advertido González-Zorn.

Ahora que se ha descubierto su propagación y cómo funciona el gen, el catedrático insta a tomar medidas para evitar el desastre. La estrategia pasa por controlar el uso de antibióticos y aumentar las medidas preventivas, hace hincapié el catedrático de la UCM y líder del proyecto.

Para eso, es muy importante que la población se conciencie de la importancia de mantener una buena higiene de manos y de la vacunación. Esto tampoco debe olvidarse en los hospitales, uno de los mayores focos de transmisión de patógenos.

Si las personas están correctamente inmunizadas, aunque sea contra infecciones distintas a las que provoca C. difficile, necesitarán un uso de antibióticos mucho menor y, de esta forma, se les dan menos oportunidades a las bacterias para que desarrollen esa resistencia.