Imagen de la proa del Titanic.

Imagen de la proa del Titanic. OceanGate

Ciencia

El Titanic está siendo devorado y podría desaparecer por completo en sólo unos años

La bacteria 'Halomonas titanicae' está oxidando los restos del transatlántico británico, con los que puede acabar en 2030, según los científicos.

27 junio, 2023 13:19

La muerte de las cinco personas a bordo del Titan ha provocado que hasta los más atrevidos se vayan a plantear si merece la pena visitar el lugar del naufragio del Titanic en el Atlántico Norte. Una decisión que parece tener fecha límite, ya que los científicos que descubrieron la bacteria que está causando la descomposición de los restos del transatlántico británico sugieren que en 2030 podrían desaparecer por completo. Así lo señalaba el youtuber Alan Estrada en uno de los videos que hizo para su canal en una expedición a bordo del Titan.

En realidad, la bacteria se aisló a partir de muestras tomadas en 1991 a unos 2.000 metros de profundidad en unas estructuras parecidas a estalactitas que se encuentran en el casco del Titanic por investigadores de la Universidad de Dalhousie (Canadá), situada cerca de donde descansan los restos del mayor barco de pasajeros del mundo del pasado siglo.

Tras este hallazgo, el catedrático de Microbiología de la Universidad de Sevilla Antonio Ventosa y su grupo de investigación consiguieron caracterizarla hasta determinar que se trataba de una nueva especie, a la que designaron como Halomonas titanicae.

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"Efectivamente allí había Halomonas, un conjunto de especies capaces de vivir en condiciones de alta salinidad, pero cuando nos pusimos a identificarla nos dimos cuenta de que se trataba de una especie nueva que nadie había encontrado hasta ahora", explicaba Ventosa. "Le pusimos el nombre de titanicae en honor al curioso sitio donde se había encontrado".

La compañía OceanGate, responsable de la fallida expedición del Titan, compartía el pasado mes de mayo en su cuenta de Twitter un artículo en el que explicaba cómo estaba afectando la presencia de esta bacteria al casco del Titanic.

Resistente a condiciones extremas

Más allá de su vínculo con el Titanic, lo cierto es que esta bacteria es considerada especialmente dura por las extremas condiciones ambientales en las que fue hallada. El pecio —es decir, los restos del transatlántico— se encontraban a casi 3.800 metros de profundidad en el océano Atlántico, con las condiciones de salinidad, presión y falta de luz que esto supone.

Estas condiciones convierten a la bacteria en un organismo capaz de sobrevivir en un contexto del que ningún ser vivo podría salir con vida. De hecho, este tipo de formas de vida son utilizadas por los científicos como modelo de lo que podría existir en otros planetas o satélites del sistema solar.

Y es que hasta la fecha se desconoce cómo participan en la formación del óxido, lo cual preocupa a los científicos. Bacterias como la Halomonas titanicae constituyen una seria amenaza para las plataformas petroleras y otras estructuras de hierro que se encuentran en las profundidades. Sin embargo, estos organismos ahora se han convertido en el objeto de investigación científica por otro motivo: averiguar cómo logran prosperar en condiciones con concentraciones altas y variables de salinidad.

En este sentido, Estrada mostraba en su vídeo, donde comparte la experiencia de realizar la expedición al Titanic a bordo del sumergible de OceanGate, cómo la bacteria estaba destruyendo los restos del naufragio. "Las formaciones, que parecen óxido, se alimentan del hierro y van consumiendo el barco poco a poco. Ahora forman la nueva piel del Titanic", señala Estrada mientras enseña las imágenes de su expedición.

"Aunque el deterioro es importante, el Titanic seguirá aquí por mucho tiempo", tranquiliza el youtuber. Sin embargo, lo que más preocupa a los expertos precisamente es que la descomposición de los restos se está produciendo a un ritmo demasiado rápido. Esta bacteria, eso sí, jugará un papel importante en el futuro de los desechos, al acelerar la descomposición de los desechos metálicos —además de los restos del Titanic— en el fondo oceánico, tal y como destaca el biólogo Giuseppe Zaccai en un artículo publicado en Science in School.