Esti Blanco-Elorrieta, investigadora en la Universidad de Harvard, en el laboratorio de Neuropsicología Cognitiva.

Esti Blanco-Elorrieta, investigadora en la Universidad de Harvard, en el laboratorio de Neuropsicología Cognitiva. Cedida

Ciencia Entrevista a Esti Blanco-Elorrieta

La filóloga vasca que triunfa en la Universidad de Harvard estudiando el trastorno de Bruce Willis

"Quitar de los colegios segundos idiomas es un error" / "Alguien dedicado a la ciencia con un doctorado no puede ganar menos que un profesor" / "El sistema universitario y la investigación española están lastradas por la endogamia".

2 octubre, 2022 01:36

"La persona que más lejos ha llegado —literalmente— estudiando Filología Vasca". Esa es la broma que suelen hacer sus amigos a la científica Esti Blanco-Elorrieta, que, para que el lector entienda, actualmente, trabaja como investigadora postdoctoral en la Universidad de Harvard (Cambridge, Estados Unidos), en su laboratorio de Neuropsicología Cognitiva.

Ha sido un poco la casualidad lo que ha llevado a esta bilbaína hasta la mismísima Universidad que alumbró a personajes como el empresario Bill Gates; el ex secretario de Estados de los Estados Unidos, Henry Kissinger, o el mismísimo expresidente Barack Obama. El trabajo duro, por supuesto, acompaña a toda esta historia, pero la anécdota es que la trayectoria de esta joven quedó marcada por un anuncio en el periódico con el que se topó su madre.

La nota de prensa hablaba sobre los nueve centros de Excelencia en Investigación que acaba de inaugurar el Gobierno Vasco. Uno de ellos era el Basque Cencer on Cognition, Brain and Language, el sitio donde terminaría cursando su máster de neurociencia del lenguaje. "Después del máster, apliqué a posiciones de asistente de investigación y me fui dos años al campus de la Universidad de Nueva York en Abu Dabi. Luego me vine a hacer el doctorado a Estados Unidos, en Nueva York, y luego me vine a Harvard".

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Con tres sencillas frases, Blanco-Elorrieta acaba de resumir largos años de trabajo e investigación, que esconden hitos como varios premios académicos y la distinción de entrar, en 2019, en la lista Forbes 30 under 30 como una de las científicas más prometedoras del momento.

Modestias aparte, la joven reconoce al otro lado de la pantalla que entrar en la lista es un gran reconocimiento, pero que, a nivel de su carrera, todo ha seguido igual. Investigación combinada con un sinfín de oportunidades que ofrece Harvard. Confiesa que esa Universidad es capaz de suplir cualquier necesidad de conocimiento que uno tenga. Porque a Esti Blanco-Elorrieta también le interesan campos como el feminismo, el género o la política, aunque, de momento, se queda investigando unos añitos más sobre neurociencia del lenguaje.

¿Qué es exactamente la neurociencia del lenguaje?

La idea es intentar entender la manera en la que nuestro cerebro procesa el lenguaje, cómo funciona la corteza cerebral, la forma en la que se relacionan las neuronas para que podamos, por ejemplo, entender lo que alguien nos está diciendo o juntar palabras para construir oraciones. Lo que se busca es descubrir cuáles son las bases neurológicas o biológicas de la capacidad de comunicación que tenemos los humanos.

Se ha especializado en neurobiología del bilingüismo. ¿Por qué?

Si uno sólo investiga a personas monolingües que hablen inglés, por ejemplo, puede errar en derivar conclusiones que cree que son universales del lenguaje, pero, en realidad, sólo pueden ser o particulares de las personas monolingües o particulares de la manera en la que ciertas características lingüísticas se manifiestan en inglés.

Para que alguien pueda dar con las bases del lenguaje a nivel general, abstracto o universal tiene que cubrir tantas experiencias lingüísticas como sea posible. Por esa razón, yo investigo sobre todo bilingüismo y lenguaje de signos, además de experiencias monolingües, para intentar encontrar cuáles son los principios fundamentales del lenguaje.

Y, ahora, ¿cuál es su línea de investigación?

El proyecto en el que estoy trabajando es superbonito. Trata con personas afásicas, personas que les ha dado un derrame cerebral y, en consecuencia, han perdido algunas capacidades de lenguaje o la capacidad de comunicarse completamente.

Cuando a uno le da un derrame, hay un período crítico como de 14 semanas más o menos. En ese tiempo, el lenguaje que se recupere será lo que mantendremos a partir de ese momento. Lo que no recuperemos en ese tiempo, básicamente, se pierde para siempre. No es categórico, pero generalmente es así. Entonces, hay mucha presión temporal para recuperar cuanto sea posible en ese periodo, y, en el caso de los bilingües, que tienen que recuperar el doble de cosas, la presión es todavía más.

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Hoy en día no existe ningún tratamiento en particular para las personas bilingües y mi objetivo es crear programas de rehabilitación informados por la neurociencia y por el perfil lingüístico de la persona para poder recuperar la mayor capacidad lingüística posible después de un tipo de accidente de este tipo.

¿Cómo fue recibir la noticia de que era una de las 30 jóvenes más prometedoras del mundo según la revista Forbes?

Lo curioso es que la manera en la que funciona es que alguien te tiene que nominar y yo todavía no sé quién me nominó a mí.

No me lo esperaba para nada. Me habían dado muchos premios en Academia, pero esto es alguien de fuera, que no tiene ningún interés en particular ni en neurociencia ni en bilingüismo, que piensa que lo que estoy haciendo es lo suficientemente interesante e importante como para valorarlo de esta manera.

Además, entras dentro de la burbuja de Forbes, que hacen un montón de eventos a los que van los que están en esas listas. Y no son todos científicos, sino que la gente está ahí por motivos muy variados, por ejemplo haber creado start-ups con las que han ganado muchísimo dinero. Entonces, a nivel profesional fue algo muy reafirmante para seguir con lo que estoy haciendo, pero a nivel personal ha sido un choque de realidades brutal. ¡Los científicos no ganamos tanto dinero! Ya sólo el despliegue de la fiesta que dan cuando entras en las listas es impresionante.

Claro, cada uno va con las particularidades de su campo. Respecto al suyo, he visto charlas y artículos en los que ahonda sobre el bilingüismo y sus falsos mitos, como por ejemplo que las personas bilingües son más lentas o procesan peor información. Pero esto no es así para nada, ¿no?

Correcto. En realidad, la explicación es muy simple, lo que pasa es que la gente no suele pensar en términos cuantitativos. Imagina que para que un niño empiece a hablar necesita haber escuchado cada palabra 100 veces o haber escuchado ese idioma durante mil horas. Si una persona es bilingüe, de todo lo que escucha, va a tener el 50% del tiempo en español y el 50% en euskera o en inglés o lo que sea. Lógicamente, va a tardar el doble de tiempo en recibir la misma cantidad de horas. No es que la persona bilingüe sea más lenta.

Lo que sí se ha visto es que ser bilingüe puede tener beneficios. Incluso hay estudios que apuntan que retrasa síntomas del deterioro cognitivo. ¿Es así?

Esa hipótesis se llama la hipótesis de la ventaja de los bilingües y sigue siendo muy debatida. Esto se centra sobre todo en la niñez y en la tercera edad porque, para que tú puedas ver una ventaja, tu capacidad cognitiva no puede estar en máximos, porque no habría lugar para que te puedas hacer mejor. Sin embargo, cuando eres un niño o cuando tus capacidades cognitivas están en declive en la tercera edad, ahí sí que hay lugar para que una ventaja.

Lo que se ha propuesto es que los niños aprenden a discernir mejor en su entorno cuáles son los estímulos relevantes y los no relevantes. Y, como tú has dicho, en las personas mayores puede retrasar la aparición de enfermedades neurodegenerativas.

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En realidad no es tanto esto, en el sentido de que si tu cerebro tiene alzhéimer hay partes de la corteza cerebral que están empezando a deteriorarse y el ser bilingüe no va a cambiar eso. Lo que va a cambiar son los síntomas que vas a manifestar teniendo en cuenta que tu cerebro lleva este declive.

Dicho esto, todas estas teorías son bastante debatidas, sobre todo las que tienen que ver con niños, porque no hay una hipótesis específica o clara del mecanismo cognitivo que derivaría en esta ventaja. En la tercera edad parece que está más claro, pero no es tanto por el hecho de ser bilingüe en sí, sino por el hecho de que el ser bilingüe hace que utilices más tus capacidades cognitivas, de la misma manera que si sigues haciendo matemáticas en la tercera edad.

Y qué influye en que unas personas tengan más capacidades para los idiomas que otras. ¿La infancia y el aprendizaje? ¿Hay alguna explicación cerebral?

Es una combinación de las dos. Hay una predisposición natural de la gente a ser mejor o peor en los idiomas, lo mismo que en matemáticas en música o en cualquier otra disciplina. Ahora, cuanto más pequeño aprendes, más fácil es que desarrolles al 100% la capacidad.

Además, en el caso de los idiomas, cuando hablas más de uno, sobre todo si son de familias lingüísticas diferentes, esto ayudará si luego quieres aprender un tercer idioma, porque tu cerebro ya no sólo tiene una plantilla sobre la que intentar colocar ese nuevo idioma, sino que tiene dos, dos maneras de construir oraciones, de declinar verbos, etc.

Desde este punto de vista, usted entiende que sería un error quitar de los colegios segundos idiomas.

Completamente es un error. Sobre todo porque, como dice el dicho en castellano, el saber no ocupa lugar. Estudiar dos idiomas no te va a quitar en el cerebro espacio de aprender otras cosas. Es más, es un plus y suma en varias dimensiones. Desde el punto de vista puramente lingüístico, el hecho de hablar dos idiomas hace que sea más fácil estudiar un tercero. Desde el punto de vista social, te va a abrir las puertas a otra de cultura, a otra literatura, etc.

El empuje por el monolingüismo es una idea política, no tiene ninguna base en la neurociencia ni en el desarrollo cognitivo ni en la ciencia. Aunque ya había habido intentos antes, el empuje absoluto por el monolingüismo empezó con la Revolución francesa. Ellos fueron los primeros que, cuando quisieron hacer su proyecto de Francia como república, prohibieron todas las lenguas regionales (en ese momento solo el 10% de población francesa hablaba francés). Cuando se extendió esa idea de la nación-estado en los siglos XVIII y XIX, España también empujó el monolingüismo español, pero por una idea nacionalista, de la idea del monolingüe como ejemplo puro de un elemento nacional. La relación entre idioma, nacionalidad y nación se convirtió en algo unilateral, que se consumó con la prohibición absoluta de las lenguas regionales durante el franquismo, pero favorecer el monolingüismo solo responde a una motivación política sin ninguna base en la ciencia.

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Históricamente, todos los países habían tenido muchas comunidades lingüísticas y nunca había habido ningún problema. El problema ha venido cuando se ha creado ese nexo entre identidad y lenguaje. Han entrado intereses políticos que buscan suprimir de alguna manera el conocimiento de otras lenguas que no sean la hegemónica de la nación-estado, con la idea de que, suprimiendo la lengua, suprimen esas otras identidades. Fíjate que muchas de las personas que esgrimen argumentos sobre los supuestos problemas del bilingüismo cuando atañe a lenguas regionales, luego quieren que sus hijos hablen perfecto inglés. El problema no es el idioma, el problema es la identidad.

Con usted tenemos el ejemplo de que hablar idiomas no supone ningún problema. Al contrario. ¿Cuántos idiomas habla?

Bien, euskera, castellano, inglés y alemán. Regular, entiendo francés y portugués.

Si no me equivoco, también un poquito de árabe.

Árabe muy , muy elemental. No me atrevería a decir que hablo árabe.

Seguro que es mucho más de lo que hablan algunos. ¿Hay algún truco de verdad para aprender idiomas?

Bueno, el mayor consejo es aprenderlo cuanto antes e intentar aprenderlo en un contexto de sumersión en ese idioma. Cuando tú aprendes un idioma nativo, lo haces dentro de un contexto y de esa manera se crean redes mucho más profundas y ricas en estímulos. Por ejemplo, cuando aprendes a hablar, de pequeña, no te dicen la definición de 'miedo', sino que un día que estás en la cama asustada y con la manta hasta la cabeza viene tu madre o tu padre y te dice: '¿tienes miedo, hija'? Entonces aprendes el término léxico y lo asocias a una emoción, a un recuerdo, etc., que se activa cada vez que buscas la palabra 'miedo'. El segundo idioma, si lo aprendes estando en clase con una lista de palabras que dice 'miedo'= 'fear' esa representación léxica va a ser extremadamente empobrecida y será mucho más difícil de recordar, porque no viene con ningún peso emocional ni sensorial ni de recuerdos. Es una palabra asociada a una definición nada más.

¿Puede ser este el fallo por el que España no se caracterice por ser un país políglota? ¿La forma de enseñar el idioma?

Bueno, tengo un apunte. España no es un país políglota en muchas zonas, pero en otras como Cataluña, Valencia, Galicia y País Vasco es extremadamente multilingüe. Pero bueno, tu pregunta es válida porque es verdad que aprender idiomas extranjeros en España es complicado.

Creo que venimos de una tradición y de un país que, por la dictadura, estuvo aislado muchísimos años. Mis padres me cuentan que ellos aprendían francés en el colegio con una persona que nunca había estado en Francia y se limitaba a poner un casete. Así es imposible aprender un idioma. Y esa experiencia creo que es muy común. Incluso en mi época era usual lo de aprender inglés de alguien que no era hablante nativo y pronunciaba las cosas a su manera y luego ir a Londres y darte un golpe de realidad.

Aunque he de decir que creo que esto está cambiando. Ahora se le da más importancia a tener a profesores nativos, por ejemplo, pero queda mucho.

Ejemplos como usted demuestran que las cosas cambian o, por lo menos, que con trabajo y perseverancia se puede llegar donde se quiera. ¿Ha sido difícil llegar hasta allí?

Difícil, no. Más allá de cosas como que me fui a Abu Dabi con 21 años y no creo que todo el mundo esté dispuesto a irse con esa edad a Abu Dabi.

Yo creo que, al final, son ganas y ambición. Y no ambición de ser Elon Musk o dominar el mundo, sino de probarse a uno mismo y de tener ganas de hacer cosas. Tienes que estar dispuesto a moverte y a salir y pelear las cosas.

Por ejemplo, a mí me dieron la beca La Caixa, que es de gran ayuda para que la gente pueda salir al extranjero a estudiar con la idea de que luego la gente vuelva. Es una beca maravillosa, que te abre las puertas para estudiar lo que quieras, pero también tienes que moverte para encontrarla.

Ahora que dice lo de que la gente vuelva. No creo que la palabra sea víctima, pero para explicar mejor el concepto, ¿crees que la gente que os dedicáis a la ciencia en España sois víctimas de la famosa fuga de cerebros?

Totalmente. Vale que en Estados Unidos es donde más dinero se dedica a la ciencia, pero en Alemania o en Inglaterra los salarios son mucho más altos. Creo que el sueldo base de un investigador haciendo un doctorado en España son 16.000 €, que es sólo un pelín más que el salario mínimo. Cuando acaba el doctorado y empieza el postdoc, que es la siguiente fase, en España, cobran 24.000 €. Por poner un ejemplo de otro salario como referencia, un profesor de instituto en Bilbao gana alrededor de 36.000 €, aunque este salario puede variar dependiendo de la comunidad autónoma. Cómo puede ser que una persona que tiene una titulación superior y un doctorado y que se dedica a la ciencia esté ganando 12.000 € menos o un tercio menos que un profesor de instituto. Normal que la gente se vaya si quiere hacer ciencia.

Otro problema para volver a España es que en el sistema universitario y en la investigación se sufre de muchísima endogamia. Se lleva muchísimo que, si tú has hecho la carrera en la Universidad X o el doctorado en la Universidad X debajo de una persona, si se abre plaza, te la den a ti. No porque seas mejor o tengas más méritos, sino porque eres el estudiante de. ¿Cómo vas a crear un sistema de calidad si no premian los méritos? Hay gente de 60 años que una vez publicó un libro, le dieron una plaza hace 30 años y sigue ahí, leyendo los mismos apuntes año tras año tras año. Es que en España ni siquiera necesitas un doctorado para dar clases en la Universidad. ¿Con qué condiciones se va a plantear la gente volver?