El doctor José Alberto San Román

El doctor José Alberto San Román

Valladolid

San Román, uno de los mejores médicos de España: "Las instituciones no tienen interés en la investigación"

El cardiólogo del Hospital Clínico Universitario de Valladolid, reconocido por Forbes como uno de los más destacados doctores del país, defiende que las administraciones públicas solo miran "el corto plazo"

17 enero, 2022 05:30

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El pasado 5 de enero la revista Forbes hacía publica la lista con los 100 mejores médicos de España. Una clasificación que ha cogido especial relevancia a raíz de la pandemia de la Covid-19, pues la sanidad se ha colocado en un punto muy valorado por la sociedad. En ella se han colado tres especialistas de Castilla y León. Se trata de Marcelo F. Jiménez, del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca, Dolores Caballero, del Clínico Universitario salmantino y José Alberto San Román, del Hospital Clínico Universitario de Valladolid. 

Precisamente, el doctor José Alberto San Román, del Hospital Clínico Universitario y director del ICICOR (Instituto de Ciencias del Corazón) ha atendido a este periódico y denuncia que las instituciones públicas "no tienen interés por la investigación", pues están centradas en "el corto plazo" a pesar de que "está demostrado" que donde hay investigación, "hay mejor asistencia sanitaria". "Sin embargo, en el instituto de Salud Carlos III hay una estructura de la que formamos parte que es el CIBERCV que sí que muestra inquietud por la investigación", asevera el doctor.

En primer lugar me gustaría preguntarle por el reconocimiento de la lista Forbes, ¿qué ha significado para usted?

Un reconocimiento siempre es algo que se agradece. Uno tiene la sensación de que su esfuerzo es reconocido por parte de la sociedad. No es solo un reconocimiento a mi labor personal si no sobre todo a la labor de mi equipo, un grupo de personas que han hecho que yo como representante del servicio de cardiología del Clínico esté donde estoy. También es un reconocimiento a la educación que he recibido tanto de mis padres como de la universidad donde estudié, la vía MIR que elegí en su momento y finalmente un reconocimiento hacia mis pacientes, que son la razón de ser de mi trabajo.

Usted es una persona muy comprometida con la investigación, ¿por dónde gira su campo?

Todas las líneas de investigación que llevamos en nuestro centro son líneas que están basadas en el problema clínico que nos encontramos con los pacientes cuando estamos pasando visita o viéndoles en una consulta. Yo veo a un paciente, se me plantean una serie de dudas que no están solucionadas y a partir de ese problema clínico que yo tengo, me planteo como puedo encontrar respuestas válidas no solo para ese paciente si no para cualquier otro.

Con ese enfoque nos centramos en patologías que bien son muy frecuentes o en patologías que aún siendo poco habituales son muy graves y tienen una alta mortalidad. Por ejemplo, una de nuestras líneas de investigación se centra en la estenosis aórtica degenerativa, es decir, la obstrucción de una válvula que es algo muy frecuente. Una vez identificado ese problema, planteamos distintas preguntas. Desde muy básicas hasta preguntas como cúal es el mejor tratamiento, qué pastillas podrían servir o si el tratamiento quirúrgico es mejor que el intervencionista. En definitiva, nos hacemos una serie de cuestiones que intentamos responder con distintos enfoques.

¿Se sienten respaldados por las instituciones públicas en cuanto a inversión para la investigación?

La respuesta es no. Las instituciones públicas no tienen interés por la investigación. La sanidad pública no acaba de entender que tiene una herramienta potentísima para la investigación que son sus hospitales públicos como en el que trabajo yo. El apoyo que notamos de las instituciones públicas en este sentido es muy escaso.

Las instituciones buscan el corto plazo y la investigación es un camino largo que requiere tiempo, los resultados no se ven en un año o dos, se ven al cabo de más tiempo. Es por eso que a los políticos les cuesta ver ese largo plazo. No acaban de entender que es una forma de estimular y motivar a los profesionales y luego además está demostrado que donde hay investigación hay mejor asistencia sanitaria. Por otro lado, en el instituto de Salud Carlos III hay una estructura de la que formamos parte que es el CIBERCV que si que muestra inquietud por la investigación.

Usted es director del ICICOR, ¿qué avances han conseguido en los últimos años en el instituto?

Hemos hecho muchas cosas interesantes. Me centraría ahora principalmente en la tecnología 3D, en la impresión 3D y en la simulación 3D. Tenemos un laboratorio específicamente dedicado a ello que hemos formado hace un par de años y cuyo objetivo es replicar las estructuras cardíacas de pacientes con enfermedad cardíaca a los que tenemos tratar. Por ejemplo, nos encontramos un paciente al cual tenemos que poner una válvula aórtica, entonces replicamos su estructura para simular la situación real, el momento del tratamiento y así poder saber exactamente que dispositivo ponerle y prever las posibles dificultades o complicaciones que pueden darse antes de que se produzcan.

Precisamente iba a preguntarle por la evolución de la cardiología con las nuevas tecnologías...

La cardiología se ha hecho cada vez más especializada. Antes el cardiólogo era el médico especialista del corazón que veía a pacientes, les ponía pastillas y si no iban bien las cosas les mandaba al cirujano. Cada vez se pueden realizar más intervenciones mediante técnicas no quirúrgicas que antes requerían cirugía. Por ejemplo, el implante de una válvula sin necesidad de cirugía. Estamos utilizando la innovación tecnología para encontrar una solución para nuestros pacientes. Esto que es muy positivo tiene también la otra cara de la moneda y es que probablemente también estamos perdiendo la visión general del paciente. Tenemos que tener cuidado de que a la vez que se desarrollan están nuevas técnicas no perdamos de vista la cardiología clínica, es decir, al paciente, que al final es el centro de todo.

Otro aspecto que ha evolucionado muchísimo y que en los próximos años va a ser tremendo es todo lo que tiene ver con las asistencias ventriculares, que podríamos denominar de forma coloquial como los corazones artificiales. Pacientes que antes llegaban al hospital y fallecían porque no podíamos hacer nada por ellos ahora les podemos colocar un corazón artificial que sustituya al suyo durante unos días hasta que mejore o decidamos que podemos hacer con él. La evolución en este campo ha sido impresionante, impensable hace cinco o diez años.

Por último, usted también es profesor asociado en la UVa y está muy comprometido con la divulgación científica, ¿por qué?

Estoy comprometido con la divulgación en tres sentidos. Por un lado, desde el punto de vista científico técnico, es decir, con la enseñanza en la universidad con los estudiantes y con la enseñanza a los residentes en el hospital. Luego también con la divulgación científica en foros muy específicos de cardiología, en los cuales actúo con cierta frecuencia. Y también estoy muy involucrado con la divulgación al público, a la sociedad. A veces los médicos nos olvidamos de que explicar lo que hacemos a la sociedad es fundamental para que se sientan involucrados en algo que al final pagan ellos. Nos debemos al paciente y a la sociedad. La gente tiene derecho a saber lo que se hace con su dinero.