El fuerte descenso de autónomos en Salamanca durante el último año tiene muchas estampas en la ciudad. Son numerosas las calles donde se suceden los locales comerciales cerrados, sobre todo en el centro de la ciudad y barrios del primer cinturón como Garrido, Labradores y San Bernardo. Pero hay una que destaca en pleno corazón de la capital charra.

En el soportal de la Plaza Mayor junto al Mercado Central, en apenas cincuenta metros de longitud, la mitad de la decena de negocios tiene actualmente sus puertas cerradas al público. Una imagen de abandono que estos días navideños aminora la presencia de las turroneras de La Alberca.

Carteles de ‘Se vende’ y hojas de periódicos viejos tapando los cristales de los escaparates se suceden en esta fachada, antaño viva de comerciantes y hoy día con negocios hosteleros y panaderías supervivientes. Una muestra de la evolución del tejido productivo en el centro de Salamanca, lastrado por el régimen fiscal de la Seguridad Social.

Y es que actualmente lo que sucede con las cotizaciones en nuestro colectivo es que el propietario de un kiosco de prensa en cualquier pueblo de España tiene la misma obligación de cotización sobre las bases mínimas que el notario o farmacéutico de una gran ciudad.