Los idus eran fechas de buen augurio en el calendario romano marcando la aparición de la luna llena; concretamente, el idus de marzo era el 15 de ese mes. Son conocidos históricamente por lo que sucedió en el año 44 quedando marcado como el día de la infamia en el que se culminó la cospiración para acabar con Julio César, quien fue apuñalado, entre otros, por Marco Bruto y que le fue profetizada, según Plutarco, al Emperador con la ya conocida "cuídate de los idus de marzo" (cava idus martias).
 
Pedro es, o ha sido, el presidente que más animadversión ha generado dentro y fuera de su partido, el que más "cadáveres" ha ido dejando por el camino y el que, con menos poder, ha sido más canalla con los propios y extraños, cursando su política de forma tortuosa en la mentira, denominada por el farsario "coletas" como "cabalar contradicciones", para vestir la farsa y la incoherencia de cierta pulcritud, para ahora estar viviendo su idus de marzo particular.
 
Es evidente que con la pandemia igual que afloraron los más puros sentimientos humanos, asomaron las más ruines, repugnantes y vomitivas acciones, de forma que se produjeron las más inexplicables actuaciones, como que se permitiese que muriésemos por la falta de respiradores y se hubiesen ofertado empresas para fabricarlos gratis, asumiendo los costes, y aún ni siquiera se les ha contestado a la oferta para, junto a esto, las "putillas" y "chaperines" que pululan entre los partidos y en torno al poder, en su repugnante actuar, se lucrasen descarada y descarnadamente con la muerte y la salud de sus conciudadanos.   
 
En ese espectro se mueve el denominado "caso Koldo-Ábalos" que afecta a un sinfín de departamentos, esferas y elementos de poder y que, si realmente nuestros políticos, de uno y otro signo, luchasen por el fortalecimiento de la democracia, utilizarían para, primero perseguir al corrupto, se encuentre donde se encuentre; en segundo lugar, para reforzar todos los modelos, sistemas y procesos que persigan y eliminen la corrupción, es decir, reconstruir los controles políticos, jurídicos y parlamentarios que refuercen la honradez y acose al corrupto; y, en tercer lugar, reconocer que la corrupción es una lacra sistémica que requiere de unos modelos legales en los que la responsabilidad política esté regulada sin posibilidad de uso partidario más allá de lo estrictamente necesario.
 
Hemos vivido, estamos viviendo, un gobierno que se engríe y considera quintaesencia de la democracia, pero ha eliminado la legislación anticorrupción que se había construido hasta el presente y se está poniendo en manos de los corruptos y delincuentes para desarrollar una legislación que admita, permita y blanquee a los corruptos.
 
Tenemos una oposición que, tras haber padecido la corrupción, desarrolló una legislación de persecución de la corrupción que no ha sabido trasladar al ciudadano para, ahora, simplemente utilizar el "ventilador", en lugar de recordar que ellos sí persiguieron la ponzoña, ofertar y presentar proyectos de ley anticorrupción, legislaciones novedosas de desarrollo de las comisiones de investigación parlamentaria, el fortalecimiento de los controles legales dentro y fuera de los partidos y tender la mano al resto de fuerzas políticas para generar comisiones de investigación reguladas de forma más trasparente y que fueran desarrolladas sin sesgo político por profesionales independientes no sometidos a la influencia de los colores políticos, pudiendo desarrollar un trabajo serio, solvente y responsable en el que se puedan verificar las responsabilidades políticas y aportar información y datos a la investigación judicial con la que no debe de competir, pero sí colaborar, si se produce la necesidad.
 
Obligarse y obligar a los partidos a la aplicación de modelos de prevención de riesgos penales, políticos y sociales contra la corrupción interna, exigiendo la transparencia en los nombramientos, la eliminación de las "castas" internas, la persecución de las "putillas y chaprines" pululantes y un control exhaustivo de la honradez de los conmilitones, reconociendo que es inevitable que el corrupto se incruste en la formación, pero que es la propia formación, y sus dirigentes, los que actúan en contra de estos, incluso antes de ser denunciados públicamente o siendo ellos los que los denuncian.
 
Ábalos fue visto tras la cortina metiendo votos en la urna a favor de Pedro en las elecciones internas de su partido, ello debió de ser más que suficiente para que la formación lo eliminase de la misma y, en cambio, llegó a ser Ministro y uno de los más altos dirigentes del partido, eso es lo que se tiene que evitar, y en lugar de premiar la farfuya, premiar el buen hacer y el ejemplo.