Nos llega la triste noticia del fallecimiento en Valladolid, donde siempre residió, del que fuera senador socialista de la provincia durante seis legislaturas seguidas, Juan Antonio Arévalo Santiago.

Yo le conocí en la Cámara Alta en mi andadura como senador también por Salamanca en 1982 y sintonicé con él en su pasión por la fiesta de los toros, todavía no llamada Tauromaquia, y juntos de afiliación y afición hicimos todo lo que pudimos en su favor.

Recuerdo que, en aquella legislatura, la segunda, era presidente de la Comisión de Interior y como tal convocó unas sesiones en el Senado para el estudio de los problemas de la Fiesta.

Por la Comisión en la que yo participaba como portavoz socialista, pasaron toreros, yo recuerdo al Niño de la Capea. Empresarios, Manolo Chopera entre otros y apoderados y aficionados. Todos expusieron sus pareceres y posteriormente se redactaron unas conclusiones para elevarlas al Gobierno, entonces presidido por Felipe González y con Corcuera de Ministro del Interior.

Todo ello sirvió para redactar, posteriormente, la primera ley Taurina de nuestra historia la de 1991 y el correspondiente reglamento.

Arévalo, además de apasionado de los toros era un inflexible defensor de su pureza y autenticidad. No consideraba verdadera fiesta si el toro no era auténtico con sus defensas intactas y su trapío idóneo. Por eso, desconfiaba, y no sin razón, de los llamados veedores que además de elegir los toros los podían manipular, haciendo recaer la responsabilidad en el ganadero, no siempre culpable.

En este tema debatimos mucho, y por lo que estamos viendo seguiríamos haciéndolo con el famoso "afeitado", tan generalizado en nuestras plazas a pesar de su flagrante ilegalidad.

En fin, los que amamos la pureza de la Fiesta siempre recordaremos a Arévalo como ejemplo de integridad y honestidad. Su lucha no fue, o no debe ser, en vano pues como dice un axioma: "al final todo acaba bien y si no acaba bien, es que no ha llegado el final".

Con esa esperanza deseemos que el exsenador Juan Antonio Arévalo Santiago descanse en paz.