En argot taurino “el toro es toro hasta el rabo” siempre tienes que ser precavido y esperar que haya algo más que un toro. En política no siempre es así, el 14 de febrero Mañueco sabía qué toro le había tocado en suerte y, lo malo, es que sabía que era un toro de los más peligrosos que hay, el toro resabiado, el que se sabe los trucos, las artimañas del engaño por haberlas aprendido, y para más INRI  un toro sin cuernos astillados, ya venía con ellos bien astifinos.

Y ¡ale!

¡Ya está!

¡Ya tenemos gobierno de la Comunidad!

Los números el 13-f eran ayer y seguirán siendo hasta el final de la legislatura los mismo y sí efectivamente todos sabían que no permitían otra faena.

A esa conclusión llegué el “14-f nada más hacer un análisis de los resultados Dije que: a Mañueco no le quedaba más remedio que aceptar un gobierno bipartito, y es lo que le convenía porque en caso de repetición electoral igual no era Casado el que le tuviese que elegir como candidato” Iba de sobrado, visto lo visto, algo me olía mal en el liderazgo del PP pero no que llegase desde la  dirección desde la que ha llegado la crisis del PP”.

Lo que sí es claro y cristalino es lo que ha salido del proceso electoral del 13f es legal, es legítimo, es democrático muy a pesar de muchos, y  han dado como resultado la correlación de fuerzas que tenemos; hasta el último momento, la combinación daba lugar a que el PP gobernase en solitario y en minoría con la abstención del PSOE. Sí ese partido que va dando lecciones de integridad apoyándose en filoetarras y separatistas en el gobierno central, el poder al servicio de Sánchez, con el permiso de esos. Otra combinación plausible es que el PP asumiese que no le quedaba más remedio que llegar a un acuerdo de gobernabilidad con Vox, mucho ha tardado Mañueco en darse cuenta que no le quedaba más remedio que dejar salir a VOX vivito y coleando por la puerta de toriles, era más que evidente que iba de sobrado.

Ahora ya, lo que hay, es lo que hay y, la oposición, en vez asumir la legitimidad del acuerdo y empezar a hacer control y crítica legítima se dedican a despotricar, desprestigiar, minusvalorar y maldecir por esos largos y oscuros pasillos de las Cortes de CyL la desdicha de la llegada de “la ultraderecha” dicen, al gobierno de esta comunidad.

No señores no, lo que ha llegado a las cortes de CyL son los votos de los ciudadanos y asúmanlo porque es decisión suprema y de obligado respeto para todos los representantes.

A ver si aprendemos que, si descalifican a un partido político en su generalidad están descalificando a aquellos que no pueden contestar, sus votantes y, ésta es una aptitud, hasta cierto punto, muy muy cobarde.

En una democracia donde todo está más o menos tasado, donde los procesos, sobre todo, en lo que atañen al trabajo legislativo son muy formulistas y a la vez estrictos, no caben en y, sobre ellos, dudas; siempre he dicho que la oposición tiene dos herramientas para que, por medio de la palabra, la letra y el parlamentarismo sus criterios, sus pensamientos e ideología política se plasme en una Ley a saber: durante el debate en el proceso legislativo y en el sitio adecuado el Parlamento y, luego, el control legal por medio de los distintos Tribunales capacitados para doblar una Ley si es ilegítima en algunos de sus aspectos o en su totalidad.

Lo que no es legítimamente democrático es hacer corrillos o rodear parlamentos en los momentos en los que están en funcionamiento.

Hoy ningún partido ha dado la talla, ninguno y, mucho menos aquellos que niegan la cortesía parlamentaria del preceptivo saludo, como fue, en este caso, el que debían y deben al Presidente de las Cortes de Castilla y León. Me parece de un infantilismo tal, que dudo mucho de su capacidad para ejercer la política.

En fin, es lo que tenemos, de un tiempo a esta parte, pareciese que, cuanto más títulos académicos y se supone más conocimiento coronan las cabezas de sus señorías, más creo que tratan a la política como un elemento de sociabilidad, un juego de rol, de casino y es que cuanto más tiempo pasa más creo que los portavoces de la democracia, en definitiva de los ciudadanos, no han aprendido aun lo que ésta es. Acaso creen que eso es un juego.

¡Mal vamos así, muy mal!