Hablando por derecho y dejando las cosas muy claras, así se manifestó hace unas horas Santiago Abascal para poner en su sitio  el éxito de VOX en las elecciones, mandando un aviso a quienes se resisten a  asumir que la situación ha cambiado y que políticamente ellos ya no son lo que fueron: “más Gallardos, menos rufianes, eso es lo que hace falta en el gobierno”.

Sí, desde luego que menos rufianes, pero también menos cómicos. Porque no está la situación para bromas ni elucubraciones, como esa insinuación lunática de que Mañueco podría gobernar en minoría o en alianza  con Igea (hablar de Ciudadanos suena a chiste), Soria Ya, UPL y Por Ávila, primero porque no suma y segundo porque solo responde al vacío mental de quienes se la sueñan.  El único clavo ardiente del PP es  VOX, clavo que no admite paños calientes para agarrarlo. Y es que Abascal, obrando como corresponde,  no esconderá su programa debajo de la mesa: lo pondrá encima y no precisamente de adorno ni para entrar en un mercadeo de ideas por cargos, uno de los males, quizás el peor, de las  últimas alianzas de gobierno,  ya de la nacional, con Pedro Sánchez entregado a los chantajes más viles,  ya de la Junta, con Igea de estrella estrellada al  pasar de doce procuradores a uno. Que no haya dimitido también marca un hito.

El coro de los grillos que cantan a la luna de inmediato ha comenzado con la cantinela de “los pactos intolerables”. Antes de seguir con ella, deberían de reparar en su propio caso o, hablando en plata, en su desahogo. No dijeron ni mu cuando Pedro Sanchez aceptó y sigue aceptando  carros y carretas con tal de auparse a la presidencia. Y en este sentido, las concesiones (y sus silencios)  no cesan, que ahí está el responsable de Instituciones Penitenciarias, hombre de confianza del ministro del Interior, de colegeo con Kubati a través de whatsapp entre cobardes y desvergonzados.

Los pactos sanchistas sí que  son anti naturales. ¿Por qué? Entre los socialistas de toda la vida y esa gente jamás, hasta ahora, mediaron acuerdos y, muchísimos menos, connivencias. Al contrario, Kubati y los suyos asesinaron a socialistas como el senador Enrique Casas, secretario de organización del PSE; Vicente Gajate, policía municipal de Rentería, militante de base; Fernando Múgica, dirigente histórico, Fernando Buesa, portavoz en el parlamento vasco; Isaías Carrasco, concejal en el ayuntamiento de Mondragón … Kubati u Otegui y los suyos nunca votaron PSOE, los socialistas jamás los votaron a ellos. Pocos pactos en la historia tan anti naturales como los que sostienen a Sánchez en la presidencia del gobierno. Tudanca los ha pagado en su candidatura.

Sin embargo, teniendo en cuenta que muchos de los votantes de VOX en elecciones anteriores lo fueron del PP, ¿qué tiene de extraño que entre ambos partidos fructifique el entendimiento? El PP ha perdido en Béjar, mi ciudad del alma, bastante más de mil votos, desastre que se veía venir, porque se trata de una organización maltratada por quienes más motivos tenían para cuidarla (que ni siquiera se pusieron al teléfono cuando alguien quiso mediar).  En su inmensísima mayoría esos votantes se han pasado a VOX, posiblemente para quedarse, hartos de decepciones. Ante esta realidad, que no es exclusiva de Béjar (al contrario: está muy extendida), en base a qué  “exigirles” a unos y otros que renuncien a entenderse. Pocos pactos tan naturales serían como éste. ¿Por qué renunciar a firmarlo?

¿Por qué no le gusta a Igea? Hombre, sólo faltaba que se tuviera en cuenta la opinión del profeta a la viceversa  del doce a uno.

¿Por qué molesta al sanchismo? He ahí una buena razón para poner manos a la obra.

¿Por qué incomoda a Casado, el reformista?  Pues eso prueba su necesidad.

Castilla y León necesita un gobierno sólido, con margen para racionalizar la respuesta a las exigencias de Soria Ya, a mi juicio justificadísimas, UPL, cuyos tres procuradores ponen de relieve un problema gravísimo (la desafección creciente al proyecto compartido de Castilla y León), y Por Ávila, fruto de un escisión en el PP y quizás presagio de otras. Y a la vista está que el acuerdo PP/VOX es la única posibilidad.  Así lo han dictado  las urnas: esa es la voluntad mayoritaria de castellanos y leoneses expresada democráticamente. La de “más gallardos y menos rufianes”.

La victoria derrotada del PP no da para más. Juan José Lucas se presentó a tres elecciones y obtuvo otras tantas mayorías absolutas (43, 45 y 48 procuradores); y lo mismo consiguió Juan Vicente Herrera en las de 2003, 2007 y 2011, mientras en la de 2015, con todo en contra, le bastó con la abstención de Ciudadanos. De ahí, por el despeñadero, a treinta y un procuradores. Por Abascal empecé y por Abascal concluyo:   “VOX tiene el derecho y la obligación de entrar en el gobierno”.

P.S: quienes me hayan hecho el honor de leerme saben que en el primer artículo de esta serie electoral que hoy concluye adelanté treinta y dos procuradores para el PP, equivocándome en uno, los veintiocho del PSOE y los trece de VOX. Y también consta en esos artículos que veía venir los magníficos resultados de Soria Ya y UPL, el mantenimiento de Por Ávila y los batacazos de Ciudadanos y Podemos. No soy adivino ni dispongo de una bola mágica, pero sí carezco  del descaro de Tezanos y nunca presté el menor crédito a esas encuestas complacientes que “científicamente” pronosticaban una mayoría primero casi absoluta y después amplia del PP. Sencillamente, estoy en la calle y me pateo senderos, montes, valles, llanuras, pueblos, aldeas y lugares: andurriales, por cierto, en los que jamás he coincidido con los sabios de las comisiones contra el azote de la despoblación, será que no ha estado de Dios.