Una finca cultivada con girasol en Castilla y León

Una finca cultivada con girasol en Castilla y León ICAL

El campo

La agricultura de Castilla y León aprovecha el filón del nuevo oro líquido, el aceite de girasol

La flexibilización del cultivo de barbecho, unido al aumento del precio y a la limitación del agua para los cultivos de regadío, podrían hacer que los agricultores de la Comunidad se animasen al cultivo de la vistosa flor amarilla

30 marzo, 2022 07:00

En la actualidad, Castilla y León es la comunidad autónoma con mayor superficie de siembra de girasol en España. La campaña 2020, cuya climatología favoreció el cultivo, cerró con casi 270.000 hectáreas. Se trata de un cultivo muy importante en nuestra región, especialmente en las áreas de secano en rotación con el cereal.

En España la superficie sembrada de girasol se acerca a las 700.000 hectáreas, mientras que en el conjunto del continente europeo se siembran 18,8 millones. El 72% de la superficie mundial de campos de esta gran flor amarilla está en Europa. Tras Rumanía y Bulgaria, España es el tercer país en superficie de siembra.

Pero una cosa son las hectáreas sembradas, y otra la producción. En este sentido, la climatología acompaña más a los Países del Este, y pese a que allí se planta menos superficie, Ucrania y Rusia son dos de los principales productores de aceite de semilla de girasol del planeta, ya que los veranos allí no son tan duros y la pluviometría es más favorable.

Pese a ser unos productores importantes, España necesita importar de Ucrania cerca del 65% del aceite de girasol que consume, unas 500.000 toneladas al año. Con la situación actual no podemos importarlo de allí y tampoco de Rusia, así que la alternativa debería estar clara: aumentar la producción.

En este sentido, Lorenzo Rivera, coordinador regional de COAG, ve posible que los agricultores castellanos y leoneses se animen a aprovechar la oportunidad que el girasol les puede proporcionar este año.

No obstante, la agricultura actual ya no es esa práctica milenaria ni ancestral. En pleno siglo XXI, se encuentra regulada y legislada.

En aras de garantizar el suministro de alimentos en el mercado comunitario, el pleno del Parlamento Europeo aprobó el pasado 24 de marzo la flexibilización del uso de terrenos de barbecho para cultivos, de tal modo que el 5% de las tierras de labor que antes los agricultores tenían que dejar en barbecho por obligación, ahora se pueden cultivar. En opinión de Rivera, "buena parte de estas tierras de cultivo se podrían utilizar para la siembra de semilla de girasol".

Pero también influyen otros muchos componentes para que los agricultores se decidan por un cultivo u otro.

Otro de ellos es el precio. "A causa del conflicto bélico se están disparando los precios de las materias primas, y de unos quinientos o seiscientos euros que podía estar la tonelada de semillas de girasol en años anteriores, actualmente se están ofreciendo precios de contratos muy atractivos a 800 euros la tonelada". Esto de nuevo, puede suponer un incentivo para los agricultores.

A este punto se le añade la limitación del agua. Para las zonas de regadío, los labradores tienen garantizados unos 2.000 o 2.500 metros cúbicos por temporada. Esto es menos de la mitad de lo que necesita el cultivo de cereal o maíz, por ejemplo, "por tanto, los agricultores seguramente se vayan al girasol, que, con esos metros cúbicos por hectárea, tendrían más facilidades para sacarlo adelante".

Por tanto, entre unos factores y otros Lorenzo Rivera afirma que "se podría llegar al millón de hectáreas sembradas de girasoles en España".

¿Cuál es la alternativa?

No obstante, esta cifra de un millón de hectáreas de girasol sembrado, no cubriría todas las necesidades de aceite para España. "Tendremos que recurrir a Rumanía y Bulgaria, que son los otros dos grandes productores de semillas de girasol".

Pero para Lorenzo Rivera la clave está en el aceite de colza. En este sentido, afirma que "sería un buen momento para introducir ya el aceite de colza, tan demonizado hasta ahora, al que hay que hacer una campaña de imagen y un lavado de cara en serio". Y añade que "es un aceite buenísimo, lo que ocurrió con la colza, podría haber ocurrido con el aceite de girasol perfectamente, pero sucedió con la colza".

La mayor parte del aceite de colza que se produce en España se exporta a Portugal, Francia, Italia y Alemania, que son grandes consumidores. "En nuestro país la producción es alta y tiene que salir todo fuera porque aquí no hay consumo, aunque se utiliza más de lo que pensamos, por ejemplo se mete en todas las conservas de pescado que compramos, por tanto, lo consumimos sin saberlo".

¿Aún hay tiempo para reaccionar?

Llegado el mes de febrero se inicia una nueva campaña de siembra del cultivo de girasol en el sur de España, mientras que, en las zonas norte y centro, tenemos que esperar hasta abril y mayo. "Tras las heladas que se anuncian para la próxima semana, lo más seguro es que en Castilla y León se comience con la siembra del girasol después de Semana Santa", afirma Rivera. 

El girasol se siembra generalmente en condiciones ambientales más extremas que otros cultivos oleaginosos. Así por ejemplo, en el sur y centro de España todo va a depender de la lluvia caída en el invierno y primavera, ya que no llueve durante los meses de verano, de manera que si hay suficiente reserva en el suelo cuando se inicie la floración y maduración, será un año con rendimientos muy buenos.

España, y concretamente Castilla y León, tiene unas condiciones excelentes para producir semillas de girasol y es por ello por lo que las empresas han apostado fuertemente en desarrollar esta actividad en su territorio.