Opinión

¿Educar o prohibir? La criminalización del trabajo sexual

Prostitutas en la calle.

Prostitutas en la calle. EFE

Analizándolo desde una óptica optimista, desde que se aprobó la ley de “sólo sí es sí” se nos ha dado la oportunidad de empezar de cero a construir un movimiento a favor de la regulación del Trabajo Sexual, a cuya existencia semiclandestina se le ha dado una vuelta de tuerca más.

Igual que pasó con la legalización de la venta regulada de marihuana en asociaciones manteniendo el cultivo ilegal (salvo la confusa plantación de “consumo propio”) pero legalizando la venta (de algo ilegal de cultivar, esto ya da para otro artículo), con el trabajo sexual también se deja el trabajo de la regulación a medias: se prohíbe la propaganda pero no el trabajo o los locales en sí, por lo que se nos condena a una publicidad confusa, sesgada y fraudulenta. Lo que le faltaba a un sector que ya de por sí se desarrolla en semiclandestinidad.

Creo que casi todos somos conscientes de la situación así que pasaré a expresar mis propuestas para regular el sector aceptando una realidad que existió, existe y existirá, detrás de la cual hay miles de personas:

- Aceptación por parte del Estado de la existencia y desarrollo del Trabajo Sexual. Incluso aunque sea algo molesto para ciertas mentes (normalmente hipócritas) la solución para algo que identificas como un problema no es la prohibición sino la regulación, el sentarse a hablar sobre el tema y tomar medidas reales.

- Creación de un apartado de autónomo para el Trabajo Sexual. Cuando son tus órganos reproductores, lo más íntimo de tu cuerpo, lo que estás usando para ganarte la vida debes ser tú, única y exclusivamente, quien decida con quién y cuándo lo usa, y sólo tú quien se lucre con esto. El trabajo colectivo (en pisos, páginas web, agencias, etc.) debe ser organizado mediante cooperativas de trabajo dónde se creen lazos de colaboración sin estar supeditados a los mandatos de ningún jefe o inversor. Tu cuerpo es tu capital.

- Regulación de empresas enfocadas a la prestación de servicios a los Trabajadores y Trabajadoras Sexuales. Desde servicios de transporte hasta pisos de habitaciones.

- Integración de todo el Trabajo Sexual clandestino a la nueva legalidad realizando cursos extensivos de formación para que además de saber administrar nuestro cuerpo seamos capaces también de organizar nuestras facturas, finanzas e impuestos. En caso de necesitarlo incorporar a Gestorías del sector privado al proceso creando convenios estatales de cooperación.

- Campaña contra la estigmatización de los Trabajadores Sexuales y de los usuarios. Normalización del sector como un servicio más. Eliminación progresiva de las categorías “putas/puteros” ya que el Trabajo Sexual es algo que abarca mucho más allá del clásico estereotipo.

- Creación de una plataforma regulada de publicidad en torno al Trabajo Sexual. Acceso controlado en base a verificación biométrica y documental (DNI/NIE/Pasaporte) donde tanto trabajadores como usuarios (respetando la privacidad entre usuarios si así lo desean) estén registrados para un correcto seguimiento de cualquier tipo de problema: enfermedades de transmisión sexual, denuncias en ambos sentidos, etc. además de facilitar un entorno web moderno y actualizado con pasarelas de pago creando métodos más seguros que el pago en metálico, las anulaciones de última hora, fraude, etc.

- Impulso de mejoras en el servicio de todas las especialidades médicas del ámbito del Trabajo Sexual creando nuevos centros y puestos de trabajo. En caso de no poderse abarcar a corto plazo establecer convenios de copago con el sector privado.

Esto sólo son algunas ideas poco desarrolladas de todo lo que podría hacerse en positivo en torno al Trabajo Sexual. Ninguna de estas medidas perjudica la seguridad o economía de los trabajadores y además ayudaría al saneamiento de las cuentas de Hacienda y una reeducación de la población sobre la base de la búsqueda de soluciones en vez de prohibiciones.