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El Gobierno despreció la ayuda de las empresas y se podían haber salvado más vidas

Pedro Sánchez (i) con el presidente del BBVA, Carlos Torres y el ministro de Seguridad Social e Inclusión, José María Escrivá tras la conferencia España puede. Recuperación, Transformación, Resiliencia.

Pedro Sánchez (i) con el presidente del BBVA, Carlos Torres y el ministro de Seguridad Social e Inclusión, José María Escrivá tras la conferencia "España puede. Recuperación, Transformación, Resiliencia".

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Ya han pasado 6 meses y hay hechos que no han salido a la luz, y creo son importantes, para entender como se podían haber evitado muertes, con una mejor provisión de material sanitario al inicio de la pandemia: la ayuda desinteresada de las grandes empresas, que fue menospreciada por el Gobierno. Pero ¿ser protagonistas importantes en la lucha contra la pandemia los “buitres” del IBEX 35… y las empresas que “explotan a sus trabajadores”?

Me explico. Después de declarada la pandemia, empresas que se dedican a la compra de material sanitario, comunican que pueden tramitar pedidos. Entre el 12 y el 24 de marzo, grandes empresas de España ofrecen su ayuda altruistamente para la comprar de material, comercian habitualmente con China, conocen los trámites, los proveedores de confianza, y hay canales abiertos. BBVA y Santander crean un fondo. Se incorporan El Corte Ingles, Inditex, Iberdrola, Telefónica… Y el gobierno hace como que no se entera, no lo menciona y los medios “oficiales” callan.

Como el gobierno sigue a las suyas, el 24 de marzo las empresas crean una Alianza para traer material desde China. El 27 Iberia crea un corredor sanitario España-China para facilitar el transporte directo. Y más empresas van aportando más material: ¡Y todo de manera altruista! Mientras la sociedad se hace solidaria, el gobierno con orejeras solo busca que se cumplan sus objetivos políticos.

El gobierno decide que es él quien ha de buscar material sanitario, como si en España nunca se hubiera comprado, solo ellos… el Estado. El resto no existe.

Cierran el portal de transparencia para que no se conozcan sus chanchullos. Y cuando se abre el 3-7, es tal el caos que hay en la gestión de 5.922 adjudicaciones, con una partida de mil millones de euros, que María José Santiago, presidenta del organismo que vigila los contratos públicos, renuncia al cargo por sorpresa.

¿Es que nadie se ha puesto a investigar sobre esas contrataciones, empresas sospechosas de usar paraísos fiscales, otras ya marcadas por su poca opacidad, que se dedicaban a otra área, materiales defectuosos por ignorancia del mercado? ¿Y denunciar que este gobierno es responsable del desastre sanitario, dado que había alternativas para una acción unitaria con más actores de nuestra sociedad?

No solo eso, sino que las empresas y las CCAA se indignan, viven desesperadas ante las trabas de gestión que impone el gobierno, que confisca y los proveedores se abstienen o lo desvían a otros países, o que ponen limitaciones en precios lo que genera escasez al no venderse.

¿Qué intenta este gobierno? ¿Llevarnos a un estado intervencionista y están empezando a probar por sanidad? ¿No ven el resultado de todos sus chanchullos? ¿No será esto un experimento socialdemócrata cercano al ideal comunista? Juzguen ustedes, lo dice de Borrel: “[Esta amenaza sanitaria] pondrá de relieve el papel del Estado, que aparece no sólo como el prestamista de última instancia; ahora el Estado es el empleador de última instancia, el consumidor de última instancia, el propietario”.