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Carta abierta al señor alcalde de Madrid

José Luis Martínez Almeida en una imagen de archivo.

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Excmo. Sr:

Ante todo, felicitarle por su adecuada gestión, por su excelente dialéctica y capacidad de respuesta y, por lo que he podido apreciar, porque aprovechando que estamos todos en casa le ha metido mano al asfalto, a las baldosas de las aceras y a lo que haga falta mejorando la calidad y seguridad de los desplazamientos ciudadanos y creando puestos de trabajo que buena falta van a hacer. Gracias por todo el bien que hace y por todo el que puede hacer.

Ahora voy a contarle una pejiguera. Hoy domingo 31 de mayo, he tenido que salir desde mi domicilio situado en el Centro de Madrid y regresar, esto último poco después de las 7.00 o 7.30, que no miré la hora, coincidiendo con la descarga mas ostentosa y prodigiosa de un tormentón de verano: con estrepitosos truenos, relámpagos y lluvia torrencial.

Me refiero al hecho de cerrar a cal y canto calles precisas para el acceso a, o la salida de mi domicilio, que hoy he encontrado cerradas al tráfico en ambas ocasiones y que, ni cayendo la mundial se les mueve el alma a esos llamados 'maderos' que parecen ser como el mismo nombre indica. He cumplido 79 años hace dos días y tuve que bajarme del taxi y emprender humildemente el regreso con un exiguo paraguas, recogiendo agua y procurando no resbalarme. Y caminar así bajo el aguacero por unos 300 o 400 metros.

Estaban mirando cuando me bajé del taxi, y diría que estaban riéndose. Claro, que se supone que cobran de mis impuestos para protegerme y cuidarme. Pero no se ha dado el caso y no quiero pensar que ha habido malevolencia porque me da pereza, pero podría.

Deberían estar previstas estas contingencias a favor del ciudadano y del vecino del Centro. Y si la ocasión lo requiriese, retirar inmediatamente vallas y cerrazones y franquear el paso al vecino causando el menor perjuicio posible.

No quiero extenderme más, pero podría contar también la odisea de la salida en taxi que dejo para otra ocasión, por ser menos espectacular que la maniobra de entrada.
Señor Alcalde, deseo a usted y a todo su equipo de Gobierno los éxitos adecuados a su bonhomía y a la eficacia. Y que sea atendida mi necesidad.

Y sin otro particular le saludo muy atentamente.