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El corazón de Nuria Luna de Mayumaná

El corazón de Nuria Luna de Mayumaná

El corazón de Nuria Luna de Mayumaná Nora Vázquez

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 Ésta es una historia cotidiana, de tantas personas, una historia de superación y ejemplo, que se ve en la fuerza de voluntad, la lucha incansable y los días con sólo 24 horas en vez de 36 como a muchos nos gustaría que tuviera …


Hace unos años en un Colegio Público de Carabanchel Bajo estudiaba Nuria, una niña con tantas aspiraciones como talento, era una niña que hacía baile, teatro, hasta recuerdo aquella obra que protagonizamos en el Colegio, Blancanieves, recuerdo cuando yo también me metí a aprender danza y en un par de años me salí, pero ella continuó, desde pequeña tenía un sueño, una vida clara, quería convertirse en lo que hoy es y lo que hoy espera, actualmente ha conseguido lo que tantas veces la habían dicho que nunca conseguiría, las típicas frases de “te morirás de hambre”, palabras oídas por las personas que sienten envidia, que realmente no se alegran de los triunfos de los demás, los anhelan… Y eso es un problema. Actúa en Mayumaná, ha recorrido España actuando, lo que más desea, su vocación y dedicación, esfuerzo de años, ha aprendido a cantar, a tocar instrumentos, a bailar, ha dado clases y las da, persigue aquel sueño y cada vez está más y más cerca.


No sólo ha tenido siempre claro lo que quería, otras personas como una misma ha aprendido ciertas cosas y luego las ha dejado, he tenido que buscar más lo que quería, ella no, ella luchó desde el principio por lo mismo, perseverante y un camino lleno de piedras, lo más impactante de Nuria no es su magnífica actuación en Mayumaná, lo es su actuación en la vida. Recuerdo aquel 2007, estábamos en el Instituto, en 2 de la ESO. Cuando un día la luz de Maribel se apagó para siempre, su mamá, su vida y su referencia se había visto cortada, de una manera tan triste que a los demás nos llegó al corazón… ¿Y que hizo ella? Luchar y luchar, siguió sin descanso, saco las mejores notas, no dejó de hacer lo que a Maribel la habría gustado, no dejó de luchar por el sueño que tenía y que su madre sabía, no dejó de apoyar a su padre, no dejó de ser una persona excepcional.


Aprendió muchísimo, muchas personas que se acercaban por interés, muchos falsos amigos y muchas historias que recordamos ahora entre risas, pero que en su momento fueron dolorosas. Siguió estudiando y recuerdo cuando salíamos con una camiseta de Mago de Oz puesta, nuestras pintillas, nuestras tonterías, todos juntos, una especie de pandilla, cada uno más loco que otro… pero hoy nos damos cuenta que la vida pasa y nos separa, los caminos que elegimos nos hacen separarnos, y mirar atrás y observar en qué nos hemos convertido y en qué se han convertido los demás… Lo cierto es que mi amiga Nuria, ya una gran estrella, tiene una vida bastante paralela a la mía, incluso las dos tenemos tatuadas a nuestros ángeles, vemos la vida de una manera muy parecida, profundamente, y nunca nos mandaremos de luchar pero con una gran diferencia… y es que todo eso ella lo sabía desde niña y yo tuve que aprenderlo de ella, de golpe, de sopetón.


Nuria tenía la fuerza que hoy tiene, la de Maribel, yo adquirí la fuerza de Manuela, mi abuela, mas tarde, ella tenía los ojos despiertos con 6 años, yo aún si quiera veía.
Siempre, multiplicado por infinito y llevado hasta el fin de la eternidad, estará una Maribel mirando con ojos mojados a su hija, esa hija que no ha descansado ni un segundo por ser una gran persona y a la vez ser feliz con lo que más adora y eso sólo tiene un camino, el éxito.