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Evitar la CID

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CID: Coagulación Intravascular Diseminada. Es una especie de guerra civil entre los factores procoagulantes y fibrinolíticos de nuestra sangre. El horror más temido por cualquier hematólogo en el ámbito de la coagulación. Y es que la biología funciona correctamente cuando se mantiene en equilibrio y, en la CID, la coagulación se convierte en una balanza descontrolada, incapaz de mantener ese equilibrio.

La coagulación es un sistema dinámico de productos plasmáticos dedicado a reparar los daños espontáneos o provocados de nuestros vasos sanguíneos. Para evitar una actividad excesiva de factores procoagulantes se estimula la actividad de productos que lisan los coágulos, como una especie de lija para el exceso de cola. Si predominan unos sobre otros se producirán trombos o hemorragias y, en algunas situaciones, este desequilibrio puede ser tan relevante que la producción excesiva de unos conlleve la hiperproducción de los otros, llevando al organismo a una suerte de múltiples focos trombóticos y hemorrágicos.

Creo que me hice liberal cuando entendí este proceso.

No es fácil controlar una CID, la mortalidad es muy alta y la ciencia tiene una muy difícil tarea para conseguir validar los tratamientos con la metodología propia de la Medicina Basada en la Evidencia (sobre la que se trabaja para cualquier actuación de la medicina científica actualmente), aunque ello también es debido a su por suerte baja frecuencia y al mejor tratamiento de los procesos desencadenantes. Pero no es fácil mantener la sangre fría, la del médico, y asumir que un paciente con un proceso hemorrágico en curso puede necesitar anticoagulantes, o que a un paciente con problemas trombóticos haya que poner plasma. Pero el equilibrio de la coagulación es lo único que le salvará.

Por todo esto, es por lo que me parece la aplicación del 155 con mesura y templanza fundamental. Porque los golpistas tendrán que pagar por sus delitos, por supuesto, como al paciente con CID tendremos que tratarle su cáncer si eso fue lo que le ocasionó su problema, incluso hacer el tratamiento del cáncer en paralelo al de la CID, pero de nada servirá tratar el cáncer si su coagulación no llega a ser controlada.

Por supuesto que hay que cambiar el rumbo independentista de las instituciones pero eso no se logrará si la calle se llena de independentistas agresivos intimidando o estimulando la reacción agresiva de los no independentistas. Hay que cambiar la educación, en Cataluña y en toda España. Hay que cambiar la Universidad, en Cataluña y en toda España. Hay que cambiar muchas cosas pero, lo más importante ahora, después de que muchos catalanes hayan sentido sus ilusiones frustradas y otros sus esperanzas abiertas, lo más prioritario, es evitar sus enfrentamientos y, para ello, cuantas menos heridas se amplíen mejor y unas elecciones son ahora el mejor bálsamo.

No funciona bien una balanza con taras fraudulentas, ni si colgamos de un brazo un peso excesivo. ¿Y si pesa más el brazo independentista? Preguntan algunos. Parar, templar, mandar. A veces necesitamos cambiar todo el plasma del paciente para salvarle la vida, pero solemos tomar primero otras medidas, sobre todo porque no siempre consigue el control deseado.