
Una torrija, en una imagen de archivo.
Ni azúcar ni leche, el truco de mi abuela alicantina para que las torrijas queden súper jugosas
Estos manjares nacieron como una receta de aprovechamiento para las clases populares.
Más información: El postre típico de las abuelas alicantinas y fácil de preparar
Todavía quedan unas semanas para la más Santa de todas las semanas y volver a disfrutar de todas sus tradiciones, desde culturales y religiosas hasta tradiciones gastronomicas.
Sin embargo, la Cuaresma ya ha comenzado y los días grandes están a la vuelta de la esquina, lo que hace que muchas personas quieran empezar a ponerse en el ambiente festivo desde ya.
Y es que en Alicante, donde la gastronomía se vive con pasión, no hay excusa para no disfrutar de este manjar en cualquier momento del año.
Si bien algunos prefieren esperar las fechas concretar para degustar los manjares más tradicionales, otro muchos optan por disfrutarlos durante todo el año.
El caso de la mona de pascua es especial, ya que, aunque suele durar unos días después de Semana Santa, no deja de ser un dulce que suele consumirse solo en estas fechas.
Sin embargo, otro postre típico de la Semana Santa como son las torrijas, son conocidas por ser consumidas durante todo el año, aunque aumenta su popularidad en estas fechas.
Estos postres tradicionales son típicos de las abuelas, pues son ellas las que guardan los mejores secretos y trucos en la cocina.
En el caso concreto de las torrijas, las abuelas alicantinas guardan una técnica infalible para conseguir unos manjares irresistibles. Y no tiene que ver con el azúcar o la leche, sino con el pan.
El truco
Cada hogar tiene su versión de las torrijas. Según las abuelas alicantinas, el truco infaible está en la elección del pan. Nada de pan industrial ni brioche: ¡el pan de hogaza tradicional es la clave! Su miga densa y corteza firme permiten que absorba la leche sin deshacerse.
Además, como ya es sabido, el pan debe ser del día anterior, ligeramente endurecido. Hoy en día, hay quien compra pan específico para torrijas, pero las abuelas se llevarían las manos a la cabeza sabiendo eso. Para ella, las torrijas eran un plato de aprovechamiento, como tantas recetas tradicionales de Alicante.
Según la RAE, una torrija es "una rebanada de pan empapada en leche o vino, rebozada en huevo, frita y endulzada con azúcar". Pero en esto, las abuelas saben más que la RAE: el pan es la base de todo.
Así que ya sabes: no esperes a Semana Santa. Coge un buen pan, empápalo como se debe y prepárate para unas torrijas que te harán tocar el cielo.
El origen de las torrijas
Las torrijas han sido objeto de debate en cuanto a su origen. Algunos expertos aseguran que nacieron como una receta de aprovechamiento para las clases populares, pues sus ingredientes principales —pan, leche y huevo— eran fáciles de conseguir y aportaban la energía necesaria.
Otros se remontan hasta la antigua Roma, donde Marco Gavio Apicio, en el siglo I, mencionó una preparación similar: pan empapado en leche, aunque sin huevo y sin la denominación actual.
No fue hasta la Edad Media cuando las torrijas adquirieron su forma definitiva. Se dice que eran un alimento ideal para mujeres que acababan de dar a luz, ya que la combinación de pan, leche y huevo ayudaba en la recuperación. Y, como el azúcar escaseaba, en muchas zonas se endulzaban con vino o miel.
La relación de las torrijas con la Semana Santa tiene que ver con las restricciones de la Cuaresma. Durante esos 40 días, al no poder comer carne, la gente buscaba recetas contundentes y satisfactorias. Las torrijas, sin duda, encajaban a la perfección.