El PP de la Comunidad Valenciana ha puesto el cronómetro a cero con la investidura de Juanfran Pérez Llorca como nuevo presidente de la Generalitat. Ayer mismo en un análisis sobre sus intenciones, tal y como se las expresó a su grupo parlamentario hace una semana y media, dejaba claro que Pérez Llorca está dispuesto a jugárselo todo en este año y medio que resta hasta las elecciones.
En su cuenta del "haber", el nuevo presidente y el equipo que forme, se refleja que el programa político desplegado desde 2023 es el que cuenta con el apoyo de la mayoría de los ciudadanos de la Comunidad. Por eso no se trata de empezar de cero, sino de consolidar los logros obtenidos y añadir todas aquellas cosas que se prometieron en primavera de hace dos años y que todavía no se han culminado.
En su cuenta del "debe", Pérez Llorca tiene que remontar la mala imagen que ha obligado a dimitir a su antecesor, Carlos Mazón. Sobre todo en lo tocante a la comunicación hacia la ciudadanía. Sigo convencido de que no se le puede achacar lo ocurrido en la tarde del 29 de octubre de 2024 al entonces presidente porque ni era miembro del Cecopi que debía mandar la alerta a la población valenciana, ni creo que alerta hubiese salvado vidas. El estado de los barrancos que es competencia exclusiva del Gobierno socialista de Pedro Sánchez y los errores en la comunicación de los datos que se tenían sobre los caudales en cada momento, considero que fueron más definitivos que el hecho de que Mazón estuviese o no en esa reunión.
Pero como al final no me compete a mí juzgar estos hechos (ni a la juez instructora, cuya misión es encaminar la investigación para que un juzgado superior verdaderamente la juzgue), el tiempo dirá quién o quienes fueron los mayores responsables de la pérdida de vidas aquella fatídica tarde. Y lo reitero, cuando se juzgó la Pantanada de Tous, tras cuatro procesos, solo se condenó a un técnico a una multa y unos días de arresto. Ahí tiene el precedente.
Dicho todo lo anterior, es tiempo de mirar al presente y el futuro. Y lo que más me sorprendió del debate de investidura del pasado jueves es que la oposición, tanto Compromís como el PSOE, sin candidato aparente en ninguno de los dos casos, nuevamente se instalasen en el "no" por definición, sin proponer nada, sin posibilidad de construir una alternativa.
Dijo el portavoz socialista, José Muñoz, que su alternativa era clara, su programa electoral del 2023. ¡Pues vaya alternativa! A Muñoz y los suyos habría que recordarles que ante los comicios de ese año no les llegaron a votar ni tres de cada 10 ciudadanos de la Comunidad Valenciana. Se quedaron en el 29,1%. Claro que Compromís no llegó ni al 15%, se quedaron en tres décimas menos. Si su alternativa es por la que los electores les mandaron a su casa les sugiero que se busquen una alternativa nueva. O les ocurrirá lo mismo en año y medio.