Nos adentramos a un mayo con temperaturas de junio. El caldo de cultivo del calendario natural del foguerer. Ese que hace año y medio nos fue sajado de manera irreflexiva, y que esperemos que la Federación que salga elegida vuelva a restituir.

Es por ello por lo que cualquier actividad, cualquier iniciativa auspiciada por alguna comisión -no hablemos de las mascletàs que se vienen disparando de manera intermitente- se encuentra respaldada por un numeroso público, que en estas fechas estaría paladeando las vísperas del gran acto previo a nuestras fiestas; la elección de la bellea del foc.

Lo cierto es que, a esta espera de varias semanas hasta encarrilar la auténtica vespra de les Fogueres 2023, se ha introducido un elemento inesperado que, como señalaba la pasada semana, ha roto por completo el escenario. Un ámbito que ha permitido mil y una elucubraciones -y lo que te rondaré morena-, aunque en estos últimos días ha quedado encajonado en la indefinición.

¿Habrá una segunda lista en las elecciones de agosto?, ¿Nos quedaremos en una sola?. ¿Se propondrá una tercera a modo de jaque mate? A estas preguntas se unen otras, a mi modo de ver más irrelevantes, como es conocer la identidad del próximo edil de Fiestas, para lo cual tendremos que esperar hasta casi mitad del próximo junio.

Y señalo lo de irrelevante, ya que sea quien sea, estoy convencido que el elegido y nombrado recuperará la línea mantenida en responsables municipales previos a la llegada del recientemente dimitido. Es decir, proporcionar libertad y al mismo tiempo soporte al conjunto de entidades festeras de la ciudad.

En todo caso, al mundo foguerer le encantan estos dimes y diretes, que se han convertido de manera inesperada en la munición de unas semanas de preludio festero, sin por lo general profundizar en lo más importante; que casi sin darnos cuenta hemos traspasado el Rubicón de un nuevo periodo para nuestras celebraciones.

Cuando todo parecía atado y bien atado llega incluso la incertidumbre, pero, también, la posibilidad de alternativas. La de poder intuir un margen de libertad e incluso de debate. La de que no todo está escrito. Si uno efectúa una mirada retrospectiva al pasado foguerer, por lo general en estos ámbitos los resultados han sido siempre enriquecedores. No ha de ser, en esta ocasión, una excepción.

Mientras tanto, el alcalde Barcala ha nombrado en este periodo de interinidad que finalizará con el relevo municipal del próximo 17 de junio, con las hogueras en la calle, a Mari Carmen Sánchez como responsable municipal de Fiestas. Lo será apenas mes y medio, en vez de la legislatura completa que anheló en junio de 2019.

Y en este breve plazo tendrá que asumir temas espinosos como el proceso dilatadísimo en el tiempo de consolidación de permisos de plantà, o la canalización de las jugosas subvenciones ofrecidas para esta edición. También otros delicados como la composición de los diferentes jurados, e incluso alguno que hemos olvidado… ¿Cuándo se presentará el cartel anunciador de estas hogueras, hasta ahora nunca tan retrasado en el tiempo?

Elementos indispensables para unas fiestas que se acercan. Que el festero vive ahora casi de manera latente. Y que, en el fondo, no hace más que agarrarse a un clavo ardiendo, ante la ausencia de esos actos carismáticos que ahora estaríamos saboreando con pasión. Ya queda menos para la Festa. Mientras tanto ¡Viva el salseo!