El alcalde Luis Barcala en un momento del pleno de octubre.

El alcalde Luis Barcala en un momento del pleno de octubre.

Alicante ciudad

Luis Barcala pretende que los buenos datos de empleo creado en la ciudad sean su gran aval de legislatura en Alicante

La Comisión de Hacienda será mañana y está previsto que el pleno de Presupuestos sea el 29 de diciembre, por primera vez desde el mandato pasado "en plazo".

Más información: El aumento del empleo en Alicante no solo se basa en el turismo: Barcala apela a reformar el tejido productivo

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Alicante ciudad se ha consolidado como el gran motor laboral de la provincia al concentrar el 43% de los empleos creados en el último año, según un informe del Institut Valencià d’Estadística (IVE). Este dato es clave al final de la legislatura en el Ayuntamiento de Alicante, que se inicia después de las Navidades. De hecho, este hecho será uno de los grandes asuntos en el pleno de los Presupuestos que se celebrará previsiblemente el 29 de diciembre, tras la Comisión de Hacienda que se celebra mañana.

Por primera vez durante este mandato, el equipo de Gobierno de Luis Barcala (PP) aprobará las cuentas para el año que viene, en plazo, antes de que acabe el ejercicio. Es una situación clave para un gobierno municipal en minoría que necesita de Vox para aprobar las cuentas. Algo que muy probablemente no sucederá en 2026, cuando se acerquen las elecciones municipales de mayo de 2027. Por lo que seguramente serán cuentas prorrogadas. Sin embargo, es importante cerrar las cuentas de 2026 para encauzar los proyectos de final de mandato.

Como ya informó el Ayuntamiento, ese 43% se traduce en que, de los 11.302 nuevos puestos generados en el conjunto de la provincia, 4.946 han nacido en la capital, es decir, algo más de cuatro de cada diez empleos adicionales. El dato, utilizado por el consistorio como prueba de la “capitalidad económica” de la ciudad, dibuja un mapa provincial en el que el dinamismo laboral se concentra sobre todo en el entorno urbano de Alicante, mientras muchas otras localidades avanzan a un ritmo más lento.

El gobierno municipal ha hecho de esta cifra uno de sus principales estandartes a la hora de defender su gestión económica y laboral. Según los datos difundidos, la ciudad no solo lidera la creación de empleo en términos absolutos, sino que además ha logrado reducir el paro en alrededor de 3.000 personas en los dos últimos años, encadenando varios ejercicios de mejora paulatina del mercado de trabajo. Esta combinación de aumento de la ocupación y descenso del desempleo se interpreta en el Ayuntamiento como la confirmación de que las políticas de atracción de inversión, apoyo al emprendimiento y reactivación de sectores estratégicos están teniendo efecto en el conjunto del término municipal.

Sin embargo, el contexto invita a una lectura algo más matizada. La propia dinámica estacional de la economía alicantina ayuda a explicar parte de la mejora reciente. Solo en julio de 2025 se formalizaron 13.781 contratos en la ciudad, 1.937 más que el mes anterior, impulsados por la campaña turística de verano y el tirón de la hostelería, el comercio y las actividades ligadas a los servicios personales. El turismo y el sector servicios siguen siendo el gran pulmón del empleo local, lo que aporta vitalidad pero también cierta fragilidad, al depender en buena medida de factores como la temporada alta, el flujo de visitantes o el comportamiento del consumo interno.

La ficha municipal de Alicante elaborada por el IVE ayuda a entender mejor esta realidad. Con 358.608 habitantes a 1 de enero de 2024, la capital se consolida como un gran núcleo urbano densamente poblado, con más de 1.700 habitantes por kilómetro cuadrado y una estructura demográfica relativamente equilibrada, aunque con una población envejecida en línea con la media autonómica. Ese tamaño y esa concentración de población explican en buena medida por qué la ciudad es capaz de atraer y generar una parte tan significativa del nuevo empleo provincial: aglutina la mayor parte de los servicios avanzados, de la oferta educativa, sanitaria y administrativa, así como una red empresarial muy amplia.

En el tejido productivo, la fotografía es clara: 25.467 empresas activas (sin contar el sector primario), de las que más de 22.000 se encuadran en los servicios, sitúan a Alicante como una economía marcadamente terciaria. Dentro de ese bloque destacan el comercio, el transporte y la hostelería, junto a las actividades profesionales, técnicas, inmobiliarias y los servicios vinculados a la educación, la sanidad y el bienestar social. Esta estructura, muy orientada a los servicios y al consumo, favorece una generación intensa de empleo en fases expansivas, pero está más expuesta a los vaivenes de la demanda y a la temporalidad, algo que ya se ha visto en anteriores crisis.

A pesar del dato de empleo, las cifras de paro recuerdan que el reto sigue siendo considerable. Aunque el volumen de desempleados ha descendido respecto a años anteriores, el Ayuntamiento reconoce que la cifra de personas inscritas en las listas del paro continúa siendo elevada y que una parte importante de ellas se concentra en colectivos con mayores dificultades de inserción: mujeres, personas mayores de 45 años y parados de larga duración. El reto no es solo crear puestos de trabajo, sino consolidarlos, elevar su calidad y repartir mejor las oportunidades entre barrios y segmentos de población, evitando que la recuperación se quede en los sectores más dinámicos y en los perfiles más cualificados.

El hecho de que la capital concentre el 43% del empleo creado en la provincia abre además el debate sobre los desequilibrios territoriales internos. Para Alicante, el dato refuerza su papel de locomotora provincial y respalda su narrativa de “ciudad que tira del resto del territorio”. Para muchas localidades del interior y de menor tamaño, en cambio, ese porcentaje evidencia que les cuesta más atraer inversión, fijar población joven y ofrecer alternativas laborales estables, lo que puede agravar procesos de despoblación o estancamiento económico si no se corrige con políticas específicas de reequilibrio y diversificación.