Un grupo de personas comprando en un mercado en Madrid.

Un grupo de personas comprando en un mercado en Madrid.

Reportajes

Descontentos e indignados en el súper por el IPC al 10,2%: "No recuerdo algo así. Los sueldos no suben"

El IPC adelantado de junio supera los dos dígitos y alcanza el 10,2% interanual, un dato que no se tenía desde 1985.

30 junio, 2022 03:49

“La pregunta es absurda, pues claro que sí han subido los precios”, responde tajante Elvira a las puertas del supermercado. Pide perdón por haber sido tan sincera, pero su indignación está a niveles que hacen casi rebosar el vaso de la paciencia. “Ha subido todo, sobre todo el tema de los transportes, por lo de la luz, pero también la alimentación”, comenta.

No es ella la única que está indignada. Ángeles, Tatiana, Adela, Jacobo y María Teresa también lo están. Más los tantos que no dicen su nombre a este periódico — “Perdón, es que llevo prisa, pero sí que han subido los precios lo sabe todo el mundo”—. Tatiana llega a exponer que está “todo al doble de precio que antes”. “Estoy completamente indignada”.

La inflación ya ha entrado en doble dígito. Este mes de junio el IPC se sitúa en 10,2% en el adelantado por el aumento del precio de los combustibles y la alimentación. Así lo ha anunciado el Instituto Nacional de Estadística (INE). Estamos hablando de un dato que no se veía desde 1985. Es decir, los menores de 40 años no son conscientes de aquello y los más mayores no recuerdan nada igual.

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El problema de la inflación es que afecta a todos. Sobre todo a aquellos que menos tienen. Son ellos los que soportan el peso del aumento del precio mientras ven cómo sus sueldos y sus pensiones no aumentan en proporción a lo que lo hace la cesta de la compra.

María Teresa ronda los 70 años y no recuerda nada igual. “Ha subido todo de una manera bestial”, dice. Le apenan las familias, “que no van a poder llegar a final de mes para darle de comer a los niños por culpa de los ladrones —no especifica—”. María Teresa no sabe dónde terminará la situación. “Yo si no tengo qué dar de comer a mis hijos mato. No sé quién lo podrá arreglar, pero desde luego este Gobierno no. Yo no recuerdo haber vivido una cosa igual anteriormente”.

Como ya hemos dicho, hace muchos años que la inflación no se encontraba tan disparada. Además, la preocupación viene dada porque se han encadenado dos meses consecutivos de ascensos en su tasa interanual después de que en abril se moderara. Si en marzo pasó del 8%, en mayo volvió a subir hasta el 8,7% y en junio ha superado los temidos dos dígitos: 10,2%.

Ángeles lleva notando el aumento de los precios mucho más tiempo. Protesta cuando el reportero le pide una foto. “Apúntalo y dilo, que el mecanismo hay que cambiarlo. Yo te respondo a las preguntas que tú quieras y te doy mi nombre, pero fotos no”. Pues allá que vamos con las preguntas. ¿Desde cuándo está notando el incremento exagerado de los precios? “Desde Navidad”, apunta la señora, que ronda los 70 años, con excelsa simpatía. ¿Por qué? “No creo yo que haya sido todo por la guerra”, esgrime antes de apuntar que lo que está más al alza son los alimentos de primera necesidad.

Si Ángeles se va del supermercado recordándonos que la gente no se quiere fotografiar para el reportaje, Adela accede muy a su pesar: “Venga, que si no, no te van a pagar por el artículo”. —De corazón, muchas gracias, señora—. Sobre los precios, apunta que todo comenzó a subir después de la pandemia y “ahora ha vuelto a subir”.

Adela posa durante la entrevista para EL ESPAÑOL.

Adela posa durante la entrevista para EL ESPAÑOL.

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“Nos dicen que es por la guerra. Yo no sé muy bien por qué es. Esto no viene de algo reciente, lleva tiempo así”, contesta la mujer. Ha visto que han subido los precios de la fruta y la verdura. “Los básicos han sido los que más han subido sin duda alguna”.

Jacobo no se muerde la lengua. A sus 68 años se queja amargamente. “Sube todo menos las pensiones. Eso no lo van a actualizar conforme al IPC”.

Él, al igual que Tatiana, piensa que hay productos que se han encarecido hasta un 50%. “El Gobierno tiene la culpa —dice— porque no pone una barrera a lo que está pasando. Yo esto antes no lo había vivido, porque la crisis de 2008 explotó con el mercado inmobiliario, pero esto…”.

Eso de que se culpe a la guerra, él no lo termina de entender. “No sé, será que no hay huertas suficientes en España para alimentarnos. Lo que más han subido son los vegetales y eso no procede todo de Ucrania. Vamos, digo yo. Hay productos que sí, y que están relacionados, pero otros…”.

Jacobo no sabe hasta cuándo va a aguantar la gente. “Todo tiene un límite, yo no sé si van a soportarlo mucho más”, exclama. Y es que él entiende que los culpables son “los intermediarios, que no paran de robarle a los pobres agricultores. En origen no han subido los precios”. El señor zanja: “Se están aprovechando”.

Jacobo denuncia que los intermediarios se aprovechan de la coyuntura.

Jacobo denuncia que los intermediarios se aprovechan de la coyuntura.

Población en riesgo de pobreza

Según la FAO, los precios de los alimentos han subido en todo el mundo más de 22%, y España no es ajena a este fenómeno. La falta de suministro de granos o aceites vegetales por Ucrania (cuyos puertos está bloqueados por Rusia) está conduciendo a una subida de precios sin precedentes.

[Por qué el escudo anticrisis del Gobierno no ha servido para contener la inflación]

El escudo anticrisis preparado por el Gobierno de España, sin embargo, está siendo inefectivo por el momento. Los motivos son varios: la invasión de Rusia a Ucrania y el aumento del coste del trigo y el maíz; el crecimiento de los combustibles —la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) ya ha avisado de que el crudo aún no ha alcanzado su máximo—; y el precio del gas, cuyo tope aún es difícil de saber si funcionará como medida.

Unido a los datos de la inflación, el Instituto Nacional de Estadística también ha hecho públicos los recogidos en la Encuesta de Condiciones de Vida. El mismo aporta que el 27,8% de los ciudadanos españoles están en riesgo de exclusión social o pobreza. El porcentaje está ocho décimas por encima de lo que marcaba el año pasado.