Kraft, el magnate judío de Oreo y gran donante de Columbia, retirará sus fondos en defensa de Israel
Tiene un patrimonio de 11.100 millones, es propietario de un importante equipo de la NFL y le obsequió un anillo de SuperBowl a Putin.
27 abril, 2024 02:24En octubre de 2022, importantes celebridades como el rapero Kanye West y el jugador de baloncesto Kyle Irving desataron la polémica al emitir declaraciones 'antisemitas'. El multimillonario estadounidense, Robert Kraft, de origen judío, reconoció en el ambiente una hostilidad hacia su pueblo. El 30 de ese mes, en respuesta, la Fundación para Combatir el Antisemitismo, creada por él, patrocinó un anuncio que motivaba a la gente a denunciar el odio. La influencia y las redes de contacto de Kraft, permitieron que el anuncio se transmitiera durante los juegos de la NFL y la NBA, así como por importantes influencers en redes sociales.
A principios de este año, Kraft anunció la inversión de otros 25 millones de dólares, doblegando así su oferta inicial. El motivo sería lo publicado por la 'Anti-Defimation League' (Liga Antidifamación) sobre un alza en los delitos de odio antisemitas en medio de la guerra en Gaza. Su compromiso con la causa comenzó en su nacimiento y desde ahí ha avanzado incansablemente.
Más de treinta años antes, en 1989, Kraft, junto a su esposa y su suegro financiaron una cátedra entre la Universidad Brandeis y el Holy Cross College. La idea del convenio era formar especializaciones en religión comparada. El proyecto, que fue obra del ingenio y los recursos del magnate, se convirtió en una de las primeras cátedras interreligiosas en la historia de Estados Unidos.
Poco después de eso, lanzó el 'Fondo Pasaporte a Israel' junto al Centro para el Progreso Judío del Gran Boston (CJP). El objetivo era ayudar a los padres a enviar a sus hijos adolescentes a Israel. Sus ayudas a ciertas instituciones, sin embargo, se han visto interrumpidas. En un comunicado, el propietario del equipo de fútbol americano New England Patriots, señaló que dejará de apoyar a la Universidad de Columbia, de la que es exalumno, debido a las manifestaciones recientes en defensa de Palestina.
La Universidad de Columbia se ha convertido en el epicentro de las protestas. Decenas de tiendas de campaña se han instalado en las afueras como método de presión. Policías han irrumpido en las instalaciones para detener los desordenes e incluso arrestar a algunos estudiantes. Mientras tanto, muchos alumnos judíos han dejado de asistir a clases por temor a sufrir represalias. Otros, ya han sido víctimas de violencia.
De vender periódicos a la fortuna
Robert Kraft nació en 1941 en Brookline, Massachusetts. Fue criado en una familia judía ortodoxa moderna. Comenzó sus estudios en Brooklin High School, para después continuarlos en la Universidad de Columbia, donde fue presidente de su clase y jugó al fútbol. Estudioso, con buenas calificaciones y dotes de liderazgo, consiguió una beca de posgrado en la Escuela de Negocios de Harvard.
Su padre, Harry Kraft, fabricante de vestidos en el barrio chino de Boston y líder laico en la Congregación Kehillath Israel en Brookline, siempre quiso que su hijo fuese un rabino. De ahí que no haya podido participar en la mayoría de los deportes en su paso por la secundaria, a raíz de sus estudios de hebreo después de la escuela y la observancia a la que asistía cada sábado. Robert, sin embargo, se vio atraído desde el primer momento por los negocios. Su ambición no la calmó ni siquiera sus creencias.
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De niño vendió periódicos en las afueras del Braves Field de la ciudad de Boston. En 1962 su vida dio un giro inesperado cuando se encontró con una mujer, Myria, en una pequeña tienda de alimentos. Un año después, en 1963, se casó con ella y estuvieron juntos durante 48 años. Ella, también defensora de la causa judía, ha sido su principal aliada en cada uno de sus proyectos e inversiones. Hoy, el magnate judío es, según la revista Forbes, la 170º persona más rica del mundo con un patrimonio neto de 11.00 millones.
Aliados y opositores en Columbia
"Me entristece profundamente el odio virulento que continúa creciendo en el campus y en todo nuestro país", dice parte del comunicado que compartió Kraft en sus redes sociales. Sobre el recinto en donde pasó su juventud, señala: "Ya no confío en que Columbia pueda proteger a sus estudiantes y personal y no me siento cómodo apoyando a la universidad hasta que se tomen medidas correctivas".
Tras estas palabras, las alarmas se encendieron en el establecimiento. Uno de los más notables exalumnos y mayores inversionistas ha anunciado dar por acabada su colaboración monetaria. Pese a lo anterior, parte de lo escrito transluce una dosis de optimismo. "Tengo la esperanza de que Columbia y sus dirigentes hagan frente a este odio poniendo fin a estas protestas de inmediato y trabajen para recuperar el respeto y la confianza de muchos de nosotros que hemos perdido fe en la institución".
También se refirió a una de sus más importantes ideas. En 2000, Kraft donó 11,5 millones de dólares para construir el Columbia/Hillei. Lo hizo con la misma piedra blanca utilizada en Jerusalén. "Es mi esperanza que en este momento difícil, el Centro Kraft sirva como una fuente de seguridad para todos los estudiantes y profesores judíos en el campus que quieran reunirse pacíficamente para practicar sus religiones, estar juntos y ser bienvenidos", dice el final del comunicado.
Lo cierto es que el propietario de los Patriots (NFL) no fue el único en pronunciarse. Exalumnos graduados del programa de Estudios Generales, que también destinan fondos a la universidad, escribieron una carta en la que solicitan lo opuesto. Los autores de la misiva consideran a los protagonistas de la protesta como "valientes" y exigen que se les perdone cualquier sanción o expulsión por participar de ella.
De aficionado a propietario
Sus creencias vienen de sus padres. Su capacidad para hacer negocios de su suegro, Jacob Hiatt. Kraft comenzó su carrera en el sector del papel y el embalaje, en Rand-Whitney Group, empresa de la que adquirió una participación mayoritaria sólo tres años después de sus inicios, en 1968. Todavía es presidente.
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El magnate estadounidense, observando su entorno, detectó un acelerado aumento de las comunicaciones y del transporte internacional. Dos tendencias, que a su parecer, expandirían el comercio global a fines del siglo XX. De ahí nace su idea de fundar, en 1972, International Forest Products, una de las mayores exportadoras de EEUU en la actualidad.
Su mejor momento empresarial, eso sí, llegó a sus 82 años, cuando adquirió The New England Patriots. Kraft, aficionado del club desde niño, reconoció en su momento, que su pasión por el equipo lo llevó a "romper cada una de mis reglas financieras". En 1994, cuando la institución pasa a manos del empresario, no corrían buenos tiempos. 28 años después celebró sus más de 500 partidos como una de las franquicias más exitosas en el mundo entero, con una oferta récord de 172 millones de dólares. Un año atrás, los Patriots, según datos de Forbes, tenían un valor de 7.000 millones de dólares.
El éxito lo llevó a querer más y así es como fue acumulando acciones en otras esferas del deporte, como en la Major League Soccer (MLS) al mando de New England Patriots, y en deportes electrónicos con el Boston Uprising. Ha invertido más de 100 veces en riesgo y capital privado en busca de ampliar su influencia.
Más allá de la causa judía
Ryan O'Callaghan, que jugó en los Patriots entre 2006 y 2009, publicó un libro en el que manifestaba cómo la NFL casi acaba con su vida por ser homosexual. Según dice, llegó a pensar en el suicidio. Lo que también dejó plasmado en su texto es que Kraft lo apoyó desde el primer momento cuando se declaró abiertamente, en 2017. Apenas sabida la noticia, el empresario le propuso un encuentro y le manifestó: "Lo que hiciste requirió mucho coraje. Estoy muy orgulloso de ti. Siempre serás un patriota".
En 2013, su ciudad natal, Boston, sufrió un brutal atentado en medio de su tradicional maratón. Rápidamente, él anunció que igualaría la suma de 100.000 dólares en donaciones para las víctimas a través de la New England Patriots Charitable Foundation. Tanto Robert como su exesposa Myra, han ofrecido cientos de millones de dólares en trabajos filantrópicos que incluyen temas de educación, niñez y vida sana.
Su compromiso con lo social estuvo a punto de llevarlo a la política. Con 27 años fue elegido presidente del Comité Demócrata de la ciudad de Newton, hito que le llevó a pensar en postularse en contra del Phillip J. Philbin. Resolvió no hacerlo. Los motivos de su decisión fueron los problemas que ello habría tenido en su privacidad y en la de su familia. Pero, sobre todo, por lo ocurrido con su amigo H. James Shea Jr., que tras ser representante estatal se suicidió por el agobio que sufría.
El lado B de su carrera
Año 2019. El empresario de mil facetas, pero hasta el momento, ninguna negativa, se vio inmerso en una controversia que pudo costarle caro. Kraft fue acusado de dos delitos menores tras solicitar prostitutas en dos ocasiones en el Orchdis of Asia Day Spa, en Florida. Era una entre las 25 personas que se vieron envueltas en el caso. Sucedió cuando tenía 77 años.
El magnate se declaró inocente de todos los cargos y solicitó un juicio con jurado. Un memorando presentado por sus abogados reveló que se habían colocado cámaras ocultas en las instalaciones con el motivo de una supuesta bomba. Poco después, un juez del condado de Palm Beach resolvió que los fiscales no podían usar los vídeos, al haberse vulnerado ilegalmente la privacidad del acusado. Los cargos fueron retirados y los videos destruidos. Nunca más se habló del tema.
Lo que sí persigue, en cierta medida, a Kraft, es que su defensa estuvo en manos del prestigioso abogado de West Palm Beach, Jack Goldberg, el mismo que lideró la defensa de Jeffrey Epstein, multimillonario acusado de tráfico sexual con niñas menores de edad. Epstein fue condenado y hasta el día de hoy continúan publicándose documentos que lo incriminan a él y a muchos otros personajes de renombre internacional.
Si bien nunca llegó a adentrarse en la política, en 2005, en una visita a San Petersburgo, Kraft obsequió al presidente de Rusia, Vladímir Putin, con su tercer anillo de la Super Bowl, conseguido por el equipo del que es propietario, los New England Patriots. El anillo todavía se exhibe en el Kremlin.