Jordi Fernández en una charla durante un partido

Jordi Fernández en una charla durante un partido Getty Images

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El entrenador español que triunfa en la meca del básquet

EL ESPAÑOL vive en exclusiva la coronación de Jordi Fernández como mejor entrenador de la D-League americana. 

18 marzo, 2016 01:00

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Como si fuera una estrella de cine el comisionado de la NBA devora gambas, cierra negocios y firma autógrafos a pie de pista del Westchester County Center sin quitarle ojo. Jordi Fernández estrena condición de entrenador del mes en la D-League, la filial de la mejor liga de baloncesto del mundo, al frente del Canton Charge, equipo de desarrollo de Cleveland, Ohio, donde este joven catalán está haciendo historia.

Será el primer español en dirigir un equipo en la NBA. Ya fue el primero en sentarse en un banquillo, nada menos que el de los Cavaliers de LeBron y Shaquille. Adam Silver cree que es “importante que no sólo los mejores jugadores del mundo estén en nuestra competición, también los entrenadores”.

Tras volver a la cancha de White Plains en la que logró su primera victoria en esta liga, muy cerca de la gran manzana, el joven técnico catalán, de 33 años, se mueve como pez en el agua por la banda escuchando los consejos de una leyenda como Mike Batiste (10 años en Panathinaikos, con 3 Euroligas junto a Obradovic) y del Olímpico Nate Reinking, clásico del baloncesto británico (Londres’2012). Ambos ex jugadores y ayudantes en uno de los equipos de moda en la Development League.

Primer no americano en ser entrenador del mes

Nunca en la historia de la competición un entrenador no americano había logrado la distinción de mejor del mes. Para el español “las nominaciones individuales no son muy importantes. Me las tomo más como un reconocimiento al equipo. En los últimos 21 partidos los chicos han mejorado mucho y estamos rindiendo y compitiendo bien. Me quedo con eso”.

Pelea ante la dificultad añadida de armar un equipo en una liga-escaparate en la que los jugadores priorizan sus minutos de exposición al bien colectivo. Por eso poder presumir de la segunda mejor defensa de la competición es un aval para este técnico que ya acumula 7 temporadas de experiencia en la meca del baloncesto.

“Al principio tuvimos mucho movimiento. Hace una semana perdimos un jugador porque se fue a la NBA lo que te trastoca a nivel de grupo, pero es positivo para el jugador y para la liga. Esto funciona así. Tienes que aprender a marchas forzadas. Hay situaciones nuevas cada día. Tantas variables que cada año es una nueva experiencia. Este ha sido muy distinto. Lo he vivido como si fuera novato otra vez, aunque ya tuviera experiencia de otras temporadas”, comenta Fernández.

Españoles por el mundo

Su historia bien podría abrir uno de los capítulos de españoles por el mundo. Trabajaba en España para la Universidad tras su graduación cuando la pasión por el deporte de la canasta le hizo emigrar. “No buscaba especialmente entrenar en la NBA ni nada parecido. Simplemente tuve una opción en Holanda y me apuntaba a todas las oportunidades que podía para seguir creciendo. Vine para entrenar en un campus y ahí empezó todo”, dice.

Comenzó a colaborar con una empresa profesional en entrenamientos especializados para jugadores que pulió a españoles como Rudy Fernández o Serge Ibaka, además de multitud de americanos. Mike Brown se cruzaría en su camino y desde entonces ha trabajado con los cinco últimos técnicos en los Cavaliers pasando por todos los puestos posibles de su organigrama técnico. “Como lo he hecho todo en un cuerpo técnico ahora tengo una visión muy específica de cada función lo que me ayuda a pedirle a mis colaboradores exactamente lo que necesito y a que todos estemos trabajando en una misma línea”.

Batiste: "Me deja más cansado que cuando juzgaba para Zeljko" 

Leyenda viva del baloncesto europeo, Mike Batiste tiene más cartel en Grecia que en su propio país. El que fuera el pívot más determinante de Europa durante una década consume su segunda temporada junto a Jordi Fernández. "No se está quieto. No para. Es una de las personas más activas que conozco. Siempre está inventando cosas. Es excitante trabajar con él, a veces llego a casa más cansado que cuando jugaba para Zeljko” recuerda con una enorme sonrisa.

Revive como si estuvieran reapareciendo en tiempo real sus opciones de fichar por el Barcelona, disfrutando cada detalle de una transacción que pudo cambiar la historia de la Euroliga, pero que acabó “beneficiándome. Seguir en Grecia me permitió prolongar mi carrera unos años más. Creo que si hubiera ido a España no habría podido tener los descansos necesarios que me daba Obradovic y me habría tenido que retirar antes”, reconoce antes de responder con un rotundo “no comment” ante la comparativa entre las cualidades del maestro Obradovic y el jefe Fernández. “¿Quieres que Zeljko me mate la próxima vez que nos encontremos?”, bromea junto a Kobe Carl, ahora entrenador ayudante de los Westchester Knicks quién se interesa por algunos de sus excompañeros de Granada.

El sueño de una selección

Los veranos son épocas de descanso y reciclaje, aunque para Jordi Fernández la palabra selección hace que le cambie la cara y los planes. Ha colaborado con varias de ellas, incluida la absoluta en 2014. “Es algo que me encanta”, reconoce. “Yo provengo de la cultura del baloncesto europeo y no quiero perder mis raíces, además creo que puedo aportar la doble visión. El verano pasado no pudo ser porque estaban todos los puestos cubiertos, pero es algo para lo que siempre estoy dispuesto. Ser primer entrenador de una selección sería un sueño aún a costa de quitarte tiempo de descanso o de la familia. Es algo que no se hace por dinero”.

Precisamente esa familia es la que le da “la estabilidad necesaria para no volverme loco con tanto baloncesto. Aquí el día a día es como el de un equipo NBA pero sin tantos recursos. Viajas en autobús o en vuelos comerciales y estás las 24 horas pensando en basket. Gracias al apoyo de mi pareja he podido estar estable y tener otra vida además del baloncesto”, nos cuenta.

Preparado para la NBA

En la temporada con más cambios de entrenadores NBA antes del AllStar y perteneciendo a un grupo -el de técnicos de la D-League- que en su historia ha colocado a 59 representantes en la NBA es consciente de que “esta posibilidad está ahí. Pero no me planteo nada más. Sólo trabajo para el presente. Para seguir ganando partidos con mi equipo y logrando que los jugadores crezcan. Me preocupa mucho que mis jugadores mejoren y vayan a un sitio donde hagan carrera y mejoren económicamente. No sólo NBA”, donde es uno de los entrenadores que más jugadores ha ‘colocado’ en los últimos dos años.

“Yo tengo tres de mis jugadores del año pasado que están en la ACB y este es un trabajo oscuro, pero importante. De los 10 del año pasado, ocho están en Europa al máximo nivel y muchos otros han pasado a la NBA. Esto es lo que a mí me vale”. Por sus manos han pasado jugadores como Samardo Samuels o Surna en una competición en la que en la presente temporada convive con tipos tan dispares como Baron Davis, Walter Tavares o Jabari Brown. Así que, si la oportunidad NBA le llegara, se siente “preparado. En este negocio tienes que estar dispuesto para el cambio. Cualquiera que será mi siguiente paso estaré preparado”.

Jordi Fernández da órdenes a sus jugadores

Jordi Fernández da órdenes a sus jugadores

La retirada de Raül López es otro tema imprescindible para comentar con un badalonés que se precie. “Al final los buenos son los que encuentran la manera de sobrevivir. Era muy eléctrico e innovador. Su juego, distinto para su posición, es lo que le hacía único. Luego se supo adaptar para poder seguir estando al nivel más alto posible pese a las lesiones. Tiene mucho mérito por encontrar la manera de seguir rindiendo. A él nunca le ha frenado nada”, cuenta Fernández sobre uno de los junior de oro.

Mientras que el secreto de la cantera badalonesa está en “respirar y vivir el baloncesto. No sólo salen jugadores, sino entrenadores y personas relacionadas con este mundo y eso es un honor. Lo bonito de esto son las escuelas de baloncesto, los niños jugando… mi sueño sería tener una escuela en Badalona algún día. El baloncesto profesional es duro cuando lo vives como un negocio, pero como educación es lo más bonito que hay”.

Volviendo a crecer

Fue un testigo directo de la decepción del Mundial 2014. Aunque no tuvo relación directa con lo sucedido, sí colaboró con el equipo técnico. Por eso vivió con especial “emoción” lo ocurrido el pasado verano cuando en Francia “un grupo único en la historia del baloncesto español hizo algo muy grande. A la altura de su enorme trayectoria”.

Por eso cree que “hay que disfrutar con ellos hasta el final. Nunca han dejado de hacernos soñar. A veces no es posible ganar todos los partidos, pero lo que han demostrado en su trayectoria y en el último Europeo es tan grande que veo los Juegos con mucha positividad. Nos han dado a todos aire para creer. Para estar conectados en los Juegos e ir con máxima ilusión. Hay que apoyar al grupo porque se merecen toda la confianza”.