Carmen, en su novena sesión de quimioterapia en el Hospital Universitario de La Paz. (Archivo)

Carmen, en su novena sesión de quimioterapia en el Hospital Universitario de La Paz. (Archivo) Silvia P. Cabeza

Salud

El tabú del dolor en el cáncer: así se tratan los tumores que causan más daño a los pacientes

El 40% de las personas con la enfermedad en estadio temprano y el 80% con metástasis ven su proceso acompañado por el dolor.

9 mayo, 2024 03:41

Cuando el médico le comunica a su paciente un diagnóstico de cáncer, comienza un largo camino que recorrerán juntos y que puede estar lleno de pruebas, tratamientos y, en algunos casos, de dolor. En un proceso así, este último aspecto puede complicar y desmejorar mucho la calidad de vida del paciente. Puede tener varios orígenes: estar provocado por la propia enfermedad, ser un efecto secundario del tratamiento para combatirla o ser consecuencia de alguna prueba médica que se le realice al paciente. 

En el primer caso, al crecer la masa tumoral puede presionar la parte del cuerpo afectada y causar esta molestia. También puede ocurrir que la propia patología afecte a los receptores nerviosos y provoque dolor, explica Juan Antonio Virizuela, jefe de servicio del Hospital Quirón Sagrado Corazón de Sevilla y miembro de la Fundación ECO. En el segundo caso, puede ser desde una consecuencia provocada por la cirugía (si la hay) hasta otros problemas provocados por la quimioterapia como la neuropatía periférica, la mucositis (lesiones en los tejidos de la boca) o la gastritis. 

Rafael Álvarez, oncólogo médico y coordinador de oncología del hospital HM Ciocc de Sanchinarro, cuenta que no todos los pacientes cursan la enfermedad con dolor. Esto depende mucho del tipo de tumor y del estadio en el que se encuentre. Por ejemplo, los que tienen más tendencia a la diseminación ósea provocarán más dolor que los que no. En estadios tempranos, el porcentaje de pacientes con dolor puede rondar el 40% y en una fase metastásica puede llegar hasta el 80%, apunta Álvarez.

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Si se clasifica por el tipo de cáncer, entre los más dolorosos se pueden encontrar los que afectan a los huesos (osteosarcoma y mieloma), los tumores de aparato digestivo alto (como el de páncreas), el de cabeza y cuello, entre otros, ejemplifican los expertos. Lo que está claro, asegura el oncólogo del hospital HM, es que el manejo del dolor es “básico” en oncología. Aunque es un síntoma “completamente subjetivo” es importante poder objetivarlo y plantear estrategias para poder tratarlo, continúa.

El tratamiento más común para hacerle frente es el uso de analgésicos, que pueden ir desde los más sencillos hasta el uso de opioides, según las necesidades del paciente, dice Virizuela, de la Fundación ECO. También se le pueden recomendar otras terapias complementarias como la acupuntura o la terapia cognitivo conductual en casos en los que no sea suficiente solo con la medicación, añade el experto del Hospital Quirón Sagrado Corazón de Sevilla.

Ambos expertos coinciden en que la individualización y la personalización son esenciales para poder afrontar este problema durante el transcurso de la enfermedad. “El tratamiento del dolor debe ser como un guante que se adapte a cada mano”, apunta Virizuela. También es fundamental que el paciente sea comunicativo con el equipo médico y les hable claramente de su dolor, cómo es, dónde lo siente y durante cuánto tiempo. Esta información, explica el especialista de la Fundación ECO, sirve para “etiquetar el dolor” y decidir la mejor forma de actuar.

Igual que hay casos en los que el dolor lo provocan los tratamientos para combatir el cáncer, en otros son estos mismos fármacos los que lo quitan al ir reduciendo el tumor, expone Álvarez. Por otro lado, también hay pacientes en los que, por desgracia, este tipo de molestias no desaparecen cuando remite la enfermedad. Este tipo de situaciones, dice el oncólogo del hospital HM de Sanchinarro, son de un manejo mucho más difícil. Necesitan, además de fármacos, ayuda psicológica porque puede acabar afectando a la salud mental del paciente, incluso causar depresión. También suelen necesitar fármacos coadyuvantes, una serie de sustancias que potencian el efecto de los analgésicos y hacen que funcionen mejor. 

El oncólogo del hospital HM de Sanchinarro comenta que hechos como esta cronificación del dolor en ciertos casos es también una muestra de que se ha conseguido curar a muchas personas. Estos pacientes entran dentro de la atención a largos supervivientes y ya se están creando unidades para estudiar las peculiaridades de este tipo de casos, ilustra Álvarez.

La neuropatía periférica es una de las consecuencias que puede provocar la quimioterapia. Es de difícil manejo y responde mal a los analgésicos. Se trata de un conjunto de síntomas causados por daños a los nervios que controlan las sensaciones y los movimientos de nuestros brazos, piernas, manos y pies. Álvarez explica que, actualmente, se tiene muy en cuenta su aparición y se le pregunta siempre a los pacientes en consulta para detectarla cuanto antes. Incluso, cuando aparece, se intenta retirar la medicación para evitar que avance e intentar que provoque el menor daño posible, añade.

Para que estos pacientes puedan lidiar con el dolor, ambos expertos recomiendan una serie de pautas como tomar los analgésicos siempre a la hora indicada y no esperar a sentirlo para medicarse. También es importante mantener una buena rutina de sueño, un buen descanso y una buena alimentación, según Virizuela.

Para el oncólogo de la Fundación ECO la gente tiene que saber que un proceso oncológico puede producir dolor, pero no hay que darlo por sentado e incluirlo antes de que aparezca. Álvarez hace hincapié en la importancia de que el paciente lo comunique: “Si no lo dicen, no se podrá remediar”. El oncólogo del hospital HM Sanchinarro afirma que los enfermos de cáncer asumen que lo normal es tener dolores, pero “no tiene porqué serlo y no tienen que pasarlo”.