'La inevitabilidad de la boca', 2019-2024. Instalación de Carlos Monleón en Condeduque. Foto: © Paula Caballero

'La inevitabilidad de la boca', 2019-2024. Instalación de Carlos Monleón en Condeduque. Foto: © Paula Caballero

Arte

Un grupo de artistas convoca a los espíritus en el reverso de la ciudad

El Centro Condeduque congrega la exposición 'Las verbenas desiertas' a nueve creadores españoles que se mueven en el campo de lo fantasmal.

15 mayo, 2024 01:27

En el Museo del Romanticismo puede verse, en estos días, una exposición mínima sobre El espiritismo en el siglo XIX protagonizada por dos pinturas de Manuel García “Hispaleto” en las que vemos a damas, caballeros y criados entregados a la terrorífica y sin embargo embriagadora comunicación con el más allá.

Las verbenas desiertas. Apariciones y desapariciones en el arte contemporáneo

Centro de Cultura Contemporánea Condeduque. Madrid. Comisarios: Manuela Pedrón Nicolau y Jaime González Cela. Hasta el 21 de julio

Las presencias sobrenaturales han sido un motivo de indudable atractivo para artistas de todos los tiempos y no ha desaparecido en absoluto del arte actual. No escasean hoy los creadores apuntados a diversas formas de pensamiento mágico, algunos con convencimiento y otros como vía para explorar ideas y formas de expresión alternativas. 

Para interesarse por asuntos como los que aborda esta exposición ocurrente –cualidad a celebrar, entre tantas colectivas plúmbeas– no hace falta ser “creyente”, pues a menudo se trata de usar imágenes, narrativas o procedimientos con intención metafórica para referirse a procesos históricos, realidades sociales o a la propia actividad artística.

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Son legión los artistas que han jugado con esas “apariciones y desapariciones” a las que alude el subtítulo de la muestra; piensen en Christian Boltanski, Rosângela Rennó, Apichatpong Weerasethakul, Susan Philipsz, Gregor SchneiderEl espectro tiene muchas caras: su inmaterialidad le permite atravesar el espacio y el tiempo y se presta a ser convocado de mil maneras, como manifestó el año pasado el programa de conferencias y talleres “Fantasmagorías contemporáneas”, en Alcalá 31.

Manuela Pedrón Nicolau y Jaime González Cela nos invitan a tomar contacto, demasiado brevemente, con ese ámbito de posibilidades. Su propósito es ampliar el imaginario fantasmal, congregando a artistas todos españoles aunque con distintos intereses que, con excepción de Paco Chanivet, no tienen una clara inclinación ocultista pero sí presentan obras que se adaptan bien al argumento de la muestra.

Vista de la exposición 'Las verbenas desiertas' en la sala de bóvedas de Condeduque. Foto: © Paula Caballero

Vista de la exposición 'Las verbenas desiertas' en la sala de bóvedas de Condeduque. Foto: © Paula Caballero

Si bien su título procede de un poema de Alberti dedicado a Maruja Mallo, los comisarios no invocan a esta artista para conjurar el pasado sino, de manera caprichosa, al arquitecto Luis Moya, con su Sueño arquitectónico para la exaltación nacional. El carácter patriotero, militarista y muy católico de los alzados del proyecto es desbaratado por un chocante dibujo de filiación surrealista en el que los esqueletos toman por asalto el monumento.

En la sala de bóvedas –adecuado emplazamiento– “como reverso de la ciudad” se suceden estancias que pretenden, medio en broma –estamos en una verbena–, suscitar escalofríos. Los campos de lo fantasmal en los que se agrupan las obras son tres.

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La fantasmagoría, que fue en su lejano origen un espectáculo para dar susto, es reelaborada por Chanivet en un planetario mecánico con cuerpos no celestes sino carnales, por Carlos Monleón en cuerpos reducidos a patrones de reconocimiento que emiten malévolos suspiros, chasquidos y risas, y por Clara Moreno Cela en un humorístico y cañí backroom –lugares digitales misteriosísimos– ubicado en Seseña.

La hauntología, o carácter espectral de las ideologías, se activa a través de obras que transforman y reviven creaciones culturales del pasado: la luz del Guernica de Picasso en Fernando Sánchez Castillo, asociada a la electricidad como lenguaje de ultratumba; la Beata Albertoni de Bernini en Ana Laura Aláez, que pone música a la propagación interepocal de la energía sexual; y el poema La amabilidad de los payasos de Kenneth Patchen, que Pere Llobera traduce a un “pesebrismo desquiciado”.

Paco Chanivet: 'Fuerza mecánica a ciegas', 2019. Foto: © Paula Caballero

Paco Chanivet: 'Fuerza mecánica a ciegas', 2019. Foto: © Paula Caballero

Finalmente, el animismo es reivindicado por dos talentos en alza: Elsa Paricio deja que el cosmos se autorretrate a través del agua del mar y de la evaporación y Clara Montoya concede eternidad lumínica al cauce del río neozelandés que tiene reconocido estatus legal de persona.

¿Es el artista un médium? A la postre, la exposición no es un delirante, o verbenero, cortejo de presencias sino una miscelánea de razonadas representaciones.