Montenegro, país balcánico.

Montenegro, país balcánico. Cedida

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Un recorrido por las ciudades turísticas más emblemáticas de Montenegro, un país balcánico: Centinje, Kotor y Budva

Cetinje, Kotor y Budva son tres destinos que condensan el alma montenegrina: historia, naturaleza, patrimonio, espiritualidad y mar.

Más información: La bahía de Kotor, junto con sus pueblos de alrededores, es uno de los destinos más bonitos de la Costa de Montenegro.

F. J. R.
Publicada

Montenegro, país balcánico de paisajes espectaculares y rica historia, ofrece al viajero una tríada de ciudades imprescindibles: Cetinje, Kotor y Budva. Cada una encierra un carácter único que revela los contrastes culturales, arquitectónicos y naturales de esta nación bañada por el mar Adriático y resguardada por los Alpes Dináricos.

Cetinje, antigua capital real de Montenegro, se encuentra enclavada entre la bahía de Kotor y el lago Skadar —el mayor de los Balcanes—. Fue durante siglos el epicentro cultural, religioso y político del país. Hoy es sede de la residencia oficial del presidente de Montenegro y conserva un aire solemne y patrimonial.

Entre sus principales atractivos se encuentra el Monasterio de Cetinje, guardián de importantes reliquias sagradas como la mano de San Juan Bautista, un fragmento de la cruz de Cristo y el cráneo de San Pedro de Cetinje. La colección de iconos y frescos ortodoxos que alberga está considerada una de las más valiosas del país.

Otra visita esencial es el Palacio Biljarda, construido en 1838 como residencia del poeta, filósofo y príncipe-obispo Petar II Petrović-Njegoš. Este edificio de piedra, rodeado por un muro fortificado con torres en las esquinas, evoca la imagen de una pequeña fortaleza: una necesidad defensiva en una época marcada por los conflictos.

A escasos cinco kilómetros se encuentra la Cueva de Lipa, una de las más grandes del país, ideal para quienes buscan una experiencia natural diferente. Y en lo alto del Monte Lovćen, el mausoleo de Petar II ofrece una de las vistas panorámicas más impresionantes de Montenegro: un mirador de 360º entre cumbres y mar.

Kotor, ciudad amurallada de origen medieval, vivió su mayor esplendor entre los siglos XIV y XVIII bajo dominio veneciano. De aquella época datan muchos de sus tesoros arquitectónicos, como la Catedral de San Trifón, construida en 1166, que ha sobrevivido a terremotos y transformaciones, y sigue siendo el alma espiritual del lugar.

La Ciudad Vieja de Kotor, en Montenegro.

La Ciudad Vieja de Kotor, en Montenegro. Cedida

La ciudad está rodeada por fortificaciones que trepan por las laderas de la montaña, y sus callejuelas empedradas conservan el sabor de tiempos pasados. Gracias a su patrimonio, Kotor ha sido incluida en la lista de Ciudades Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Uno de sus elementos más curiosos es la omnipresencia de gatos, tanto que existe un Museo del Gato, reflejo de la fascinación local por estos animales.

La bahía de Kotor, considerada por algunos el fiordo más meridional de Europa —y por otros una ría—, se adentra unos 30 kilómetros tierra adentro formando un paisaje de postal entre montañas y mar.

La Bahía de Kotor, en Montenegro.

La Bahía de Kotor, en Montenegro. Cedida

Budva, con 2.500 años de historia, es una de las ciudades más antiguas de la costa adriática. Hoy, su Riviera es el epicentro del turismo montenegrino, combinando patrimonio histórico con modernas ofertas de ocio, playas y vida nocturna.

El casco histórico de Budva, completamente peatonal, es un laberinto de piedra, tejados anaranjados y plazas escondidas. Cruzar sus murallas es como entrar en una ciudad dentro de otra, donde el tiempo parece haberse detenido.

La playa de Mogren, a escasos pasos del casco antiguo, es una de las más populares. Son dos calas unidas por un túnel excavado en el acantilado que ofrecen un entorno natural espectacular: arena dorada, aguas cristalinas, acantilados y vegetación exuberante. También destacan otras playas como Slovenska o las más apartadas calas escondidas a lo largo de la costa.

Budva, en Montenegro.

Budva, en Montenegro. Cedida

En definitiva, Cetinje, Kotor y Budva son tres destinos que condensan el alma montenegrina: historia, naturaleza, patrimonio, espiritualidad y mar. Un recorrido que combina perfectamente la contemplación cultural con la belleza escénica, ideal para el viajero que busca mucho más que una simple escapada.

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