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Otra manera de vivir la Semana Santa: las procesiones más peculiares de España

Son popularmente conocidas las procesiones de Sevilla, Valladolid, Granada o Málaga; pero hay otras, algo menos conocidas y muy peculiares que merecen ser conocidas por su carácter raro, curioso, bizarro y original.

3 abril, 2023 20:51

La Semana Santa en España es uno de los eventos religiosos más importantes de todo el año y es por eso que a estas procesiones acuden grandes masas de gente, tanto locales como turistas que son motivados por la fuerte tradición del lugar. Cada región, ciudad o pueblo conservan la mejor forma de sus tradiciones, desde lo culinario hasta lo religioso, el tiempo de celebración y la forma de festejar la resurrección de Jesucristo. Son popularmente conocidas las procesiones de Sevilla, Valladolid, Granada o Málaga; pero hay otras, algo menos conocidas y muy peculiares que merecen ser conocidas por su carácter raro, curioso, bizarro y original.

El santo leonés de San Genarín es una pasión para todos los leoneses. En León se vive la Semana Santa de una forma muy pasional, rozando la pasión de los fieles sevillanos. Hay procesiones a todas horas y de todo tipo. En 1929 falleció Genarín arrollado por el primer camión de basura motorizado de la ciudad mientras orinaba, en Jueves Santo. Este personaje bohemio, borrachín y mujeriego se ha convertido en un mito en León hasta formarse una cofradía en su honor: Hermandad de Nuestro Padre Genaro. Desde entonces, cada jueves santo los leoneses procesionan por las tabernas del Barrio Húmedo de la ciudad, el mismo que el santo frecuentó en la fatídica noche de su fallecimiento. Las botellas de orujo y el queso son las grandes protagonistas de este día.

Las Turbas en Cuenca son otra de las celebraciones de Semana Santa más peculiares en España. Miles de personas con clarinetes y tambores tocando sin cesar, cada uno a su manera hasta que, de repente, se hace el silencio. Se celebra en la madrugada del viernes santo y ya ha sido declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. El fuerte estruendo que se forma con los instrumentos representa la burla a la que fue sometido Jesús de camino al calvario y con el silencio llega la Virgen de la Soledad. La cofradía de las turbas se llama Camino del Calvario.

En Verges, Girona, se celebra la Danza de la Muerte. Cada Jueves Santo, después de la representación de la vida de Cristo, arranca la procesión de la Pasión, en la que cinco personas disfrazadas de esqueletos bailan una popular danza que destaca por su sencillez. Cada esqueleto va equipado con una guadaña, un reloj sin manecillas, una pancarta y dos placas de ceniza, simbolizando así el paso del tiempo y la muerte.

La tradición de los “Empalaos” en la comarca de la Vera en Cáceres se puede tildar de gore y primitivo. Un conjunto de hombres portan sobre los hombros desnudos un timón de arados de madera simulando una cruz. Cada penitente, desnudo de cintura para arriba, es rodeado con sogas para amarrar el madero. En la cabeza, cubierta con un velo, portan una corona de espinas.

En Navaluenga, un pueblo de la provincia castellana de Ávila, se leen poemas mientras se celebra la procesión de Jueves Santo. El pueblo, que ronda los 2.200 habitantes se divide en dos cuadrillas, que luchan para coronarse como los mejores declamadores, intentando cantar más alto y mejor que sus contrincantes. Se cantan alrededor de 14 romances de 300 versos dedicados a la pasión y la muerte de Jesucristo, entre los que se encuentran algunos escritos por Lope de Vega y José de Valdivieso.

La influencia portuguesa se puede apreciar en Olivenza, Badajoz. Esta ciudad tiene un origen portugués y se dice que sus habitantes son hijos de España, pero nietos de Portugal. Dos de las cofradías de la ciudad conservan la identidad y los ritos portugueses, por eso es el lugar perfecto para conocer el significado que tienen diferentes términos durante el Jueves y el Viernes Santo. Entre estas expresiones que son rasgo identitario de la ciudad destacan: la “Padeirinha”, mujer que representa a Verónica con su canto, el “Arrojão”, simbolizando las vestiduras de Cristo, los “Passos”, altares de calle que representan diferentes estaciones de la Pasión, o la “Hopa”, el atuendo típico que utilizan los fieles en las procesiones. Olivenza es el destino perfecto para contemplar la tradición, la simbología y la biculturalidad.

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