Migrantes llegan en vuelo de deportación desde EE.UU.
Una familia mexicana autodeportada de los EE. UU. recibe duro castigo al cruzar la frontera: “Volvimos peor”
A la familia le fueron retenidos todos sus ahorros y su vehículo por autoridades mexicanas.
Más información: La nueva estrategia del ICE que busca aumentar de manera masiva las detenciones de inmigrantes en EE. UU.
La historia de una familia mexicana que decidió regresar voluntariamente a su país desde Estados Unidos ha generado indignación y tristeza tras darse a conocer los abusos y pérdidas que sufrieron al cruzar la frontera. Sonia Coria y Carlos León, originarios de Michoacán, vivían en Arizona con sus hijos desde hacía casi dos décadas. Lo que comenzó como una decisión forzada por temor a la deportación, terminó en una experiencia devastadora que les costó todos sus ahorros y posesiones.
De Uruapan a Glendale: la búsqueda de seguridad
Según informó Reuters, Sonia y Carlos huyeron de Uruapan, Michoacán, tras ser amenazados por grupos criminales. Cruzaron legalmente a Estados Unidos y solicitaron asilo para protegerse. Se establecieron en Glendale, Arizona, donde vivieron por casi 18 años trabajando y criando a sus hijos.
A pesar de haber construido una vida estable, el endurecimiento de las políticas migratorias y el temor constante a una deportación los llevó a tomar una difícil decisión: regresar por voluntad propia a México.
Aunque no fueron forzados por las autoridades estadounidenses, el entorno de incertidumbre migratoria les generó una presión constante. Confiaban en que su regreso sería una oportunidad para reconstruir desde cero en su tierra natal, pero no esperaban que la travesía se convirtiera en una experiencia aún más dolorosa.
De regreso a México: la pérdida total en la frontera
Al cruzar la frontera, en Dennis DeConcini en Nogales, con su camioneta Ford F‑150 y sus pertenencias, incluidos 5,000 dólares en ahorros, Sonia y Carlos fueron interceptados por funcionarios mexicanos. Las autoridades confiscaron su vehículo y el dinero bajo el argumento de una “importación irregular”.
Según reportó The Economic Times, poco después se les notificó una multa aduanera de casi 18,000 dólares, una cantidad imposible de cubrir para una familia recién llegada y sin recursos.
En declaraciones recogidas por Reuters, Sonia expresó: “Perdimos todo… salimos con nada y regresamos peor”. A pesar de su retorno voluntario, las sanciones económicas y la falta de orientación sobre los procedimientos de ingreso dejaron a la familia en una situación crítica.
Actualmente, y a pesar de lo vivido, la familia ha comenzado a rehacer su vida, readaptándose a la situación actual.
Cada vez más migrantes consideran la autodeportación como una salida ante el temor a políticas migratorias agresivas o procesos legales inciertos. Sin embargo, como demuestra el caso de Sonia Coria y Carlos León, regresar voluntariamente no siempre garantiza seguridad ni estabilidad. Sin el acompañamiento adecuado, muchos enfrentan sanciones, pérdidas económicas y la misma incertidumbre de la que huyeron.