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El único acusado de la paliza a un joven en Nigrán (Pontevedra) niega los hechos

Sin embargo, uno de los trabajadores del local donde comenzó la trifulca, ocurrida en el verano de 2020, ha identificado al procesado
Imagen del acusado durante el juicio.
pedro davila / EP
Imagen del acusado durante el juicio.
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Este jueves ha dado comienzo el juicio por la brutal paliza ocurrida en el verano de 2020 en Nigrán (Pontevedra) con un único acusado, un trabajador de un local de hostelería del municipio que coincidió con la víctima la noche de los hechos. Hoy, en la primera vista, celebrada en la sección quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo, ha negado ser el culpable de la agresión.

Tal y como traslada Europa Press, el hombre ha explicado que se encontraban en el interior del Pazo de Urziaz, donde se estaba produciendo una fiesta, cuando la víctima se vio involucrado en una pelea y agredió a uno de sus amigos. Cuando el procesado se enteró de esto fue en la búsqueda del joven en compañía de otras personas para "pedirle explicaciones".

Según su relato de los hechos, se encontró con él en el exterior del recinto, en una zona de bosque, donde estaban los dos solos. Allí, el denunciante habría intentado pegarle, pero él lo esquivó y le dio un empujón que lo tiró al suelo. De acuerdo con el procesado, el incidente no fue a más y ambos se fueron de vuelta al Pazo, pero por caminos distintos.

También ha negado pegarle patadas o puñetazos y ha insistido en que no sabe dónde se encontraban las otras personas (la víctima denunció que la agresión fue grupal), aunque sí admitió que conocía a alguna de ellas.

Identificado por un portero del pazo

Con todo, la declaración del acusado ha sido contradicha por uno de los testigos que ha acudido hoy al juicio, uno de los trabajadores del Pazo de Urzaiz. Este hombre ha afirmado que vio al acusado golpeando a la víctima; según ha relatado, escuchó ruidos en las inmediaciones y al acercarse vio a "unos cuatro" jóvenes golpeando a alguien.

El portero les dijo "¿Tenéis que ser cuatro para pegarle a una persona?", tras lo que todos salieron corriendo del lugar. El trabajador ha asegurado que sí recuerda la ropa y la cara de uno de los agresores, que coincide con el único acusado. Después de que las personas dejaran de agredir a la víctima, el portero explica que llamó a la ambulancia e intentó tranquilizarlo diciéndole que estaba a salvo.

El resto de empleados del Pazo que acudieron este jueves a declarar han indicado que no vieron la agresión, solo la escucharon y trataron de ayudar al joven una vez había acabado.

Declaración de la víctima

También ha declarado este jueves en calidad de testigo de los hechos el joven agredido, que reconoció haber golpeado dentro del local a un par de jóvenes aquella noche y que había salido del recinto para irse a casa. En ese momento, según su versión, fue perseguido por varias personas que le gritaban frases como 'Te vamos a matar' o 'Hijo de puta'.

En un momento dado, siempre según su relato, decidió meterse hacia una zona de bosque para tratar de esconderse, pero fue visto y alcanzado por estas tres personas, reconociendo a dos de tres. Recibió un primer golpe en la cabeza que lo tiró al suelo y tras este, ha dicho que le dieron un segundo golpe en la cara que lo dejó inconsciente. Pese a todo, no identificó concretamente qué persona lo agredió, aunque deduce que fue uno de los tres jóvenes que lo perseguían y que la última vez que los vio estaban a un metro de él.

Como consecuencia de la paliza, el chico sufrió múltiples fracturas y hematomas por toda la cara, precisó de varias intervenciones quirúrgicas y reconstrucciones. Asimismo, sufrió un trastorno de estrés postraumático grave, con conductas de evitación y aislamiento social, y continúa en tratamiento psiquiátrico. También tiene secuelas físicas: varias cicatrices, afectación maxilar y pérdida de parte de la visión de un ojo, y otros perjuicios.

La Fiscalía pide ocho años de prisión

La Fiscalía acusa al procesado de un delito agravado de lesiones, y pide que sea condenado a ocho años de cárcel, y que no pueda comunicarse ni acercarse a menos de 200 metros de la víctima durante 10 años.

En concepto de responsabilidad civil, reclama que indemnice al perjudicado en 105.000 euros por las secuelas, en 17.099,21 euros por las lesiones, y en 1.700 euros por las intervenciones quirúrgicas a las que tuvo que ser sometido. A mayores, deberá indemnizarle por otros gastos médicos y farmacéuticos.

La Fiscalía pide también que el acusado indemnice al Sergas por la atención sanitaria prestada a la víctima, en más de 8.300 euros.

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