Pablo Aguado sale a hombros por la Puerta del Príncipe

Pablo Aguado sale a hombros por la Puerta del Príncipe Toromedia

Toros FERIA DE SAN ISIDRO

El efecto Pablo Aguado en Madrid: “Después de la Puerta del Príncipe vendimos 2.000 entradas”

El rotundo triunfo del sevillano dispara el interés por esta tarde. “En tres años de Plaza 1 no había pasado nada parecido”, explica Rafael García Garrido.

18 mayo, 2019 04:20

No se habla de otra cosa en las tertulias taurinas desde el viernes pasado: las cuatro orejas de Pablo Aguado han revolucionado el toreo. Hacía mucho que no se veía torear con esa naturalidad, tan despacio, en los tiempos de toreros convertidos en remolinos estrujando embestidas. Aguado tuvo naturalidad en la época de los globetrotter de luces, un hallazgo para la mayoría, que quedó hipnotizada con las formas clásicas. Siempre hay un matador domando leones, sacando de la chistera muletazos imposibles. Torear templadito es otra dimensión: le birló la tarde a Roca Rey.

Supongo que al torero se le hace demasiado corta la noche del triunfo. Acabemos ya con el tópico de las largas noches de celebración porque las horas pasan rapidísimo cuando se bebe sin preocupaciones. Una Puerta del Príncipe así despeja el camino. No sólo para el torero. Mientras Pablo Aguado regaba con manzanilla a las bitches, tiraba billetes de 100 con compás, susurraba promesas sostenidas por las cuatro orejas, lloraba en el coche de caballos, bailaba sevillanas con swag, esa madrugada efímera, se disparaba la venta de entradas para la corrida de este sábado en Las Ventas al reclamo del toreo por el palo bueno. “Mira, durante la noche, se vendieron 2.000 entradas más”, explica Rafael García Garrido, socio de Simón Casas en Plaza 1.

“La venta va a un ritmo espectacular. Tampoco esperamos el ‘no hay billetes’. Joder, además hoy [viernes] y mañana [sábado] está el tiempo regular, que no ayuda mucho. Se supone que el día de la corrida siempre se venden 1.500 o 2.000 entradas”, echa cálculos el responsable de la agencia de viajes Nautalia. “Desde que hemos llegados nosotros a Las Ventas no había pasado nada igual”, confiesa. El goteo de venta de entradas durante la semana va a convertir la fecha en uno de los atractivos de San Isidro. El cartel tenía interés antes del suceso de Sevilla, pero sólo para los aficionados. Luis David Adame y Ginés Marín, con la corrida de Montalvo, lo completan. “Estaba en la segunda línea. No era de los seis ‘no hay billetes’ previstos”.

Este San Isidro es el del bombo, aunque haya quedado diluido en las 34 tardes. El reparto de casualidades apenas tiene importancia en el grueso del abono pero configura el mes de toros. Sin las figuras, el resultado es una feria de la oportunidad, con combinaciones de toreros jóvenes y veteranos, desconocidos para el gran público. Algún pobre diablo puede salir lanzado como la nueva figura que resuelva algunos de los problemas del sector, por bosquejar el paraíso. Sucesos como el de Sevilla provocan avalanchas en las taquillas: la gente quiere conocer al torero que derrite cronistas. ¿Ese era el objetivo? “Claro, se cumple claramente en este caso. Tiene que acompañar la suerte, desde luego. Si ayer [jueves], en vez de ser una tarde inhóspita, corta una oreja Juan Ortega o pasa algo diferente, pues hay otra sensación. Igual que el cartel del sábado, estaba montado para que pasase algo”.

Entradas flojas: ¿sorpresa?

¿No es un poco dramático ver una entrada como la del jueves en San Isidro? “La verdad es que sí. Nos ha sorprendido a nosotros también. Puedo atribuirlo a que hay muchos días con entradas potentes y la gente elige. Lo que creemos nosotros que es lo mejor, no lo es para el público. Es la realidad. Es el problema de no tener tantos carteles estrella. Tampoco se pensaba que se fuese a vender todo el 15 de mayo y se hizo. Desde el día de Joselito, no había pasado”, analiza García Garrido.

En la empresa son optimistas, porque “hemos vendido 8.000 entradas más este año [de 40.000 a 48.000] en el primer día de venta”. Pero la gente se queja del pack albaserrada, una estrategia comercial que aprovecha el tirón de Roca Rey con Adolfo Martín para celebrar el centenario del encaste en Madrid. “Hay dos corridas bloqueadas. El martes 20 salen a la venta por separado. El pack es molesto pero ha funcionado extraordinariamente bien. Son formas de promocionar y vender el producto de otra forma. La corrida de Escolar del día 28 va a tener una entrada de tres cuartos”.

Rafael García Garrido entiende las molestias pero que lo entiendan a él también. “Había que hacer un ciclo de albaserrada con sentido. Que tengan gente los tres días. Hay que experimentar con las cosas, hacer atractivo un producto. No es especulativo, cuidado, es la mejor forma de homenajear a albaserrada. No podíamos permitir que se viera alguna tarde sin gente”.

¿Más dinero? ¿Alguna sustitución?

La clave para Plaza 1 está en la duración de la feria, algo sobre lo que han insistido mucho en este tiempo. “Si para los aficionados es un problema ir a la plaza 34 tardes seguidas. La vida ha cambiado mucho”, barrunta. “El público sólo responde a tardes muy concretas”.

Ya me habría gustado que Antonio Vázquez se hubiera plantado después de la tarde histórica de Sevilla frente a Simón Casas: ‘mi torero no torea si no se le sube el dinero’. Que se hubieran cogido de las solapas. “No, eso no ha pasado. Primero, no sería justo. Y segundo, que lo firmado está firmado. Hay que tener visión para firmar las cosas antes de que pasen”. ¿Y se ha hablado de sustituir, por ejemplo, a Ferrera, en caso de que no toreé? “Sería una falta de respeto. No, no. Contamos con Ferrera”.

Al menos, mientras Errejón especula con mutilar la lidia si sale elegido en Madrid, con las obras de la plaza en suspenso y un cambio de ciclo sin definir, los triunfos siguen provocando peregrinaciones. Arrebatos, aunque sean online. “Sirven. La gente no es tonta. Quiere ver algo novedoso. Si lo que ha pasado en Sevilla no funcionara, nos tendríamos que preocupar. La corrida es muy bonita. Los tres toreros combinan muy bien. Te digo que vamos a estar cerca del lleno”, sonríe detrás del teléfono García Garrido.