Enrique Ponce durante la tercera corrida de la feria de Santiago.

Enrique Ponce durante la tercera corrida de la feria de Santiago. Pedro Puente Hoyos EFE

Toros FERIA DE SANTIAGO

La época de Enrique Ponce

Tercera de feria El maestro de Chiva cuaja un extraordinario faenón a 'Bendecidito', dentro de una interesante corrida de Moreno y Miranda, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre y que desorejó a pesar de pinchar.

26 julio, 2016 23:58

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A 'Bendecidito' le tocó el Euromillón: salió de toriles y enfrente esperaba Enrique Ponce, una época dentro de la tauromaquia. Veintiséis años entendiendo a los toros. Qué buenas hechuras traía el de Miranda y Moreno, arremangado el pitón blanco y engatillada una chispa la punta negra. Las pisadas levantaban el polvo de Santander, esa mezcla de playa y toros, como si una brillante, suave y sutil diligencia alcanzara a Ponce el Inabarcable. "Sube, que nos vamos". Y se fueron. A ver quién los alcanza. Enrique Ponce bordó el toreo con 'Bendecidito', despejando de caspa y tópico la sobada expresión.

No se le picó con dureza. Un capotazo del subalterno fue cristalino. 'Bendecidito' tuvo siempre la intención de alcanzar los vuelos, humillando con recorrido. Ahí lo materializó. Se diluyeron las rachas de viento que molestaron hasta entonces, Ponce cogió la muleta y brindó a la segunda. Insólito eso también. Buscaba en una barrera de sombra vacía. Casi se lo pierde Carmen, la hija de Severiano Ballesteros.

Los doblones se deslizaron hasta la segunda raya llenando todo el ruedo, vaciando el recuerdo de la misa celebrada por la mañana en homenaje a Víctor Barrio. El toreo bascula, la vida sigue. Los que se libraron torean por los que no. Incorporado, un natural recorrió el camino. Arrancó la banda. Sonaba "La misión", la atmósfera era de acontecimiento, y un fenomenal cambio de mano abrochó una tanda de derechazos relajados, imperceptible el toque, girando el torero: todo cintura. Ya no se escuchaba tan cursi el pasodoble. Otro pase de pecho alcanzó el hombro contrario pisando el otro tercio, desplazados ambos en ese ímpetu de embestidas y muletazos, una vorágine de altísima calidad. Qué lujo de remates y desplantes.

Al natural, el toro se lo pensaba más. Iba, eso sí, con la misma calidad, abriéndose. Ponce siguió a lo suyo: apostado en el clasicismo, un solitario viso entre tanta espaldina. Las poncinas fueron completas, arrebujado el toro en la muleta, enrollada la embestida en un circular genuflexo, limpio, con la muleta en calma.

Algunas protestas pedían el indulto. Ponce quiso dar una tanda más con la izquierda. Agarrado el toro, no lo consintió: si se arranca, gana la vida; si el matador elige la derecha, estaríamos hablando de otra cosa. Una trincherilla lo cuadró. Y como Ponce es Ponce, lo pinchó. A la segunda agarró otro pinchazo hondo y efectivo que se llevó el rabo. 'Bendecidito' se ganó la vuelta al ruedo en el arrastre. Cuando pase el tiempo se hablará de cómo estuvo Ponce en Santander con el toro de Miranda y Moreno.

Roca Rey durante la tercera de feria de Santiago.

Roca Rey durante la tercera de feria de Santiago. Pedro Puente Hoyos EFE

El primero de la tarde completó un lote de calidad. Aquí se hipotecó todo por el viento, que obligó a buscar refugio bajo las tablas. Ponce limpió los muletazos, trazó la línea recta con el compás y toreó muy despacio. Nada comparado con lo que estaba por llegar. El abaniqueo parecía querer echar a la ventisca que se arremolinaba agarrada en los flecos.

Roca Rey tuvo mucha peor suerte. Sus dos toros se pararon en la muleta y no dijeron nada, muy deslucido el sexto, algo mejor el tercero. Hubo variedad en el capote con quites por altaneras y caleserinas, parando a uno de sus toros por tafalleras. También unas chicuelinas al paso. El peruano no tocó pelo después de mucho tiempo. En unos días tendrá otra oportunidad en la feria.

No fue la tarde de Juan del Álamo, incapaz de acoplarse a los dos toros de más transmisión de la tarde. Ni con el segundo bis, al que el banderillero Roldán sacó del caballo lanzando el capote con una patada con la torería en funciones, que galopó franco y con ritmo, ni con el importante cuarto, más basto. Alargó mucho las faenas, sonaron tres avisos, y se dio una vuelta al ruedo.

MIRANDA Y MORENO/ Enrique Ponce, Juan del Álamo y Roca Rey

Plaza de toros de Cuatro Caminos. Martes, 26 de julio de 2016. Tercera de feria. Tres cuartos de plaza. Toros de Miranda y Moreno, 1º bueno, con transmisión el 2º bis y el 5º, se paró el 3º, extraordinario el 4º premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre y muy deslucido el 6º.

Enrique Ponce, de grana y oro. Estocada algo desprendida (oreja). En el cuarto, pinchazo y pinchazo hondo arriba (dos orejas).

Juan del Álamo, de gris pizarra y oro. Estocada tendida. Aviso (petición y saludos). En el quinto, pinchazo caído y estocada entera arriba. Dos avisos (vuelta al ruedo).

Roca Rey, de sangre de toro y oro. Media estocada en el sitio agarrada. Un descabello (saludos). En el sexto, dos pinchazos. Tres descabellos. Aviso (ovación de despedida).