Montaje con una imagen de archivo de una persona cuidando ancianos y una imagen de Rosa.

Montaje con una imagen de archivo de una persona cuidando ancianos y una imagen de Rosa. iStock

Sociedad

Rosa, cuidadora de ancianos en España: "En mi país tenía una empresa química, aquí trabajo para una señora de 90 años"

La mujer fue sincera sobre cómo afrontó su proceso migratorio mudándose de Ecuador a España en busca de mejores oportunidades.

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Las claves

Rosa Judith, una mujer ecuatoriana con estudios en química y experiencia empresarial, migró a España hace casi 30 años y actualmente trabaja como cuidadora de una anciana de 90 años.

Muchos inmigrantes cualificados en España deben aceptar trabajos poco relacionados con su formación debido a la dificultad para convalidar sus títulos y la falta de papeles.

El sector de los cuidados, especialmente el de personas mayores, es uno de los principales empleadores de inmigrantes en España, gracias a su alta demanda y baja atracción para la población local.

Rosa destaca los retos de la integración, como el racismo y la inseguridad, pero valora la estabilidad y las oportunidades que ha encontrado en España tras superar muchas dificultades.

Cada año son miles los inmigrantes que llegan a España en busca de unas mejores oportunidades y tratando de labrar un futuro para sus futuras generaciones.

Sin embargo, muchos de ellos, pese a ser profesionales en su país, debido a los procesos de convalidación y al tiempo que toma el reconocimiento de sus títulos, acaban desempeñando otros oficios sin experiencia requerida.

Un caso así es el de Rosa Judith, una mujer ecuatoriana que llegó a España hace casi tres décadas y que, aunque tenía estudios de química en su país, aquí se gana la vida cuidando a personas mayores.

Inmigrantes en España

La inmigración en España ha aumentado de forma constante desde finales del siglo XX, impulsada por factores económicos, sociales y demográficos tanto en los países de origen como en el propio territorio español.

España, al experimentar un notable crecimiento económico y un envejecimiento progresivo de su población, se convirtió en un destino atractivo para quienes buscaban mejores oportunidades y una mayor calidad de vida.

Este flujo migratorio ha contribuido a transformar la composición social y cultural del país, generando nuevas dinámicas de integración y convivencia.

Uno de los sectores que más ha absorbido mano de obra inmigrante es el de los cuidados, especialmente el dedicado a personas mayores.

Dado que se trata de un sector con alta demanda, horarios exigentes y salarios que no siempre atraen a la población local, muchos inmigrantes encuentran en estas tareas una vía accesible para entrar al mercado laboral.

Ese es precisamente el caso de Rosa Judith, una mujer ecuatoriana que llegó hace cerca de 30 años a España y vivió un proceso migratorio complicado tal y como contó a la Asociación Culturas Unidas.

"Vine aquí a trabajar, a conocer nuevas costumbres, nuevas personas y con un poco de temor y miedo porque venía sin papeles a buscarnos la vida", aseguraba la mujer. "Dejé a un niño de 7 años, a mi hijo, y claro eso fue duro".

Estar lejos de su propio hijo fue algo difícil. Sin embargo, con el tiempo encontró solución: "Tuvo que pasar tiempo hasta poder estabilizarnos un poco para poder traerlo. Nos levantábamos muy temprano, a las 4 de la mañana, mi esposo se iba a trabajar por un lado y yo por otro".

Aquí en España trabaja cuidando a una anciana de 90 años a la que califica como "maravillosa" con mucho afecto. "Así somos las latinas, nos encariñamos mucho con las personas, les damos mucho cariño, y llegamos a estar tan metidas, tan pendientes de ellas porque así somos", señalaba.

No obstante, Rosa no siempre se ha dedicado al cuidado de ancianos, antes trabajaba en su propia empresa de productos químicos en su natal Ecuador. "La situación era un poco más complicada, tuvimos que cerrar y buscar otras formas de vida", aseguraba.

Pero con el deseo de prosperar y conseguir mejores oportunidades, la mujer llegó a España...aunque no siempre fue fácil.

"Aquí hay mucho racismo, esa forma de ver: eres extranjera, tú eres latina, como alguna vez me lo dijeron...", afirmaba Rosa. "Fue la primera vez que me puse a llorar, la segunda vez les dije que si me tratan de una manera, les denunciaba. Surgió efecto porque no lo volvió a hacer".

De hecho, Rosa tiene un título y experiencia en química, pero eso aquí no le sirvió por la convalidación, lo que hizo que se dedicase al cuidado de ancianos.

"No he podido trabajar en ello porque no tenía papeles y luego porque tenía que convalidar el título, dejar de trabajar y si dejas de trabajar, no tienes para vivir", indicaba la mujer.

Así, Rosa todavía echa de menos su país, "cuando escucha música de mi país sigo llorando", reconoce. Sin embargo, ve sus próximos años y futuro con tranquilidad y estabilidad en España. Eso sí, no duda en señalar un problema de seguridad.

"La calle en la que vivo se está volviendo cada día más conflictiva", contaba. "En parte es por los extranjeros que muchas veces no vienen a trabajar, hay mucha inseguridad".