Clara Sarramián, agricultora riojana. YouTube/Instagram
Una agricultora confiesa la dura realidad del campo: "En verano las jornadas son de hasta 16 horas de lunes a domingo"
Clara sostiene que los elevados costes de producción y la falta de relevo generacional están azotando las perspectivas del sector agrícola.
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El sector primario afronta una serie de problemas y obstáculos que están impactando de lleno a los empresarios y trabajadores que desempeñan una labor esencial: cultivar para, después, derivar estos alimentos a los comercios, grandes superficies y, en último término, a los consumidores.
Clara Sarramián es una agricultora riojana, quien ha continuado en Logroño el legado agrícola de sus padres y abuelos. Sin embargo, aunque su vocación es firme, existen muchos elementos que complican el devenir de la profesión: los elevados costes de producción, la falta de relevo generacional y una exigencia física y dedicación mayor que en otros oficios.
Esta agricultora, que también es autónoma, relata que las jornadas laborales, sobre todo durante la temporada de verano, son extenuantes, ya que hay más horas de luz. "En verano las jornadas son de hasta 16 horas de lunes a domingo", dice en una entrevista con el creador de contenido Jaime Gumiel.
Costes de producción en alza
Además, confiesa que en la temporada estival duerme lo mínimo, incluso "a trozos" en las horas del día donde apremia más el calor o cuando ya no hay luz. Sin embargo, en invierno, la situación es diferente, "no tiene nada que ver", indica Clara.
Por otra parte, se muestra muy preocupada por el aumento de los costes de producción. Asegura que el sector está vendiendo a pérdidas y que "es prácticamente imposible vivir de ello", sobre todo si tiene que sumar la cuota de autónomos.
El margen de beneficio "es muy ajustado porque el coste de producción es de 35-40 céntimos", por lo que el agricultor apenas consigue beneficio cuando el precio por kilo que perciben por algunos cultivos es inferior a un euro. De hecho, cuenta que cuando vendía sus tomates a Mercarrioja, tenía que fijar un precio realmente bajo, "a unos 80 céntimos o 1 euro como muchísimo".
A esta problemática, se le suma la falta de relevo generacional en un oficio indispensable para que los consumidores puedan acceder a los productos básicos de la cesta de la compra: hortalizas, frutas o patatas, entre otros.
Clara, por un lado, ha utilizado sus redes sociales para intentar "animar a la gente joven a que no le tenga miedo al campo", pero admite que es muy sacrificado y que, si además vas a empezar de cero, manifiesta "que ni se lo planteen". Ella, en cambio, tuvo la oportunidad de continuar con el negocio familiar, por lo que ya contaba con recursos.
En España, según la Comisión Europea, el 41% de los titulares de explotaciones supera los 65 años y apenas el 9% es menor de 41, cifras que reflejan un problema que también se extiende al resto de agricultores de la Unión Europea.