Rosa Menchón, profesora y creadora de contenido.

Rosa Menchón, profesora y creadora de contenido.

Sociedad

Una profesora pone en jaque el modelo escolar en España: "Fue creado para preparar a los niños para trabajar en las fábricas"

Rosa Menchón cuestiona el horario escolar español, heredado de la Revolución Industrial, y compara su impacto con modelos de Finlandia y Dinamarca.

Más información: Una analista financiera revela el truco que le dio su abuela para ahorrar dinero: "No usa tarjetas, no tiene deudas y ahorra el 40%"

Publicada

En pleno 2025, el debate sobre el modelo educativo en España vuelve a estar sobre la mesa.

Una de las voces que más está resonando en redes sociales es la de Rosa Menchón, conocida como '@RousPT' en TikTok, quien cuestiona con firmeza el horario y la estructura del sistema escolar.

Sus palabras han generado un intenso debate porque apuntan directamente a los orígenes del modelo y a su vigencia actual: "¿Por qué en pleno 2025 seguimos con un horario escolar que se realizó en la revolución industrial?".

Para Menchón, la raíz del problema está en la propia estructura horaria: "Es un horario que se creó para preparar a los niños para trabajar en las fábricas: entrar pronto, sentarse horas y acabar cuando sonara la campana".

Una rutina que, en sus palabras, reproduce un esquema del pasado: "Igualito a la cadena de montaje, pero es que hoy en día seguimos igual como si nada hubiera pasado en 100 años".

La comparación con las condiciones de una fábrica no es casual. Menchón subraya que la estructura de la jornada escolar responde a una lógica del siglo XIX que ya no tiene sentido en la sociedad actual.

La campana, los turnos rígidos y la acumulación de horas sentados refuerzan un esquema que no necesariamente potencia el aprendizaje ni el bienestar del alumnado.

El espejo internacional: Finlandia y Dinamarca

El discurso de Menchón no se limita a criticar, sino que también muestra ejemplos de modelos alternativos que funcionan con éxito.

Uno de los más citados es el de Finlandia, país que encabeza los rankings educativos internacionales.

Allí, según explica, "el horario escolar empieza a las 9 y acaba antes de las 2, y cada 45 minutos hay un recreo de 15 minutos".

Lejos de suponer una merma en los resultados, este enfoque se traduce en mejores indicadores.

"Tampoco tienen deberes eternos y aún así están en el top mundial de lecturas, ciencia y matemáticas según PISA, y con menos estrés y mejor bienestar para el alumnado", destaca.

Este planteamiento contrasta con la realidad española, en la que la carga de tareas escolares y las largas jornadas continúan siendo habituales.

Dinamarca ofrece otro ejemplo valioso. Allí, varios centros han optado por retrasar la entrada de los estudiantes para adaptarse a las necesidades de descanso de los adolescentes.

"Muchos centros educativos han retrasado la hora de entrada de los alumnos para que los adolescentes duerman las horas que recomienda la OMS, que son entre 8 y 10 horas", señala.

Un modelo que, ajustándose a los ritmos biológicos, ha sido muy eficaz: "¿Y cuál ha sido el resultado? Menos absentismo, más energía y mejor rendimiento académico, y todo sin acortar nada del temario".

Los beneficios son claros: los jóvenes descansados aprenden más rápido y con mayor motivación. Como explica Menchón: "Estamos viendo que en otros países menos horas y más descansos dan lugar a mejores resultados".

España: más horas, menos descanso

Mientras tanto, en España se mantiene un sistema en el que los estudiantes pasan largas horas seguidas en el aula, con pocos descansos y un temario denso que no siempre se asimila en las mejores condiciones.

Menchón lo describe con claridad: "Y aquí les tenemos millones de horas sentados sin ningún descanso activo, asignatura tras asignatura, que cuando los pobres llegan ya a la tercera hora es normal que necesiten desconectar".

Este modelo no solo afecta al rendimiento académico, sino también a la motivación y al bienestar emocional de los alumnos.

La profesora señala que no se trata de una falta de interés por aprender, sino de las condiciones en que se produce ese aprendizaje.

"No creo que el problema sea que los niños no quieran aprender, sino que los estamos obligando un poco a aprender medio dormidos, sin motivación, y creo que es normal que desconecten", concluye.

Las reflexiones de Rosa Menchón ponen en cuestión un sistema que parece haberse quedado estancado en el tiempo.

Esto plantea la pregunta de si la sociedad y las instituciones educativas están dispuestas a replantear un modelo que, aunque funcionó en otro contexto histórico, hoy podría estar limitando el verdadero potencial del alumnado.