Una enóloga de 42 años rotunda sobre un vino que marcará una época: “Fuerza atlántica en estado natural”

Olga Verde (42 años) es Ingeniera Técnica Agrícola, Enóloga y MBA. Su carrera en el vino la inició en 2007, compaginando vendimias en los hemisferios norte y sur (Madrid, Chile, Nueva Zelanda). Y, a principios de año, aterrizó en la bodega Lagar de Fornelos.

Ubicada en la localidad de O Rosal (Pontevedra), y perteneciente al grupo La Rioja Alta, se sitúa en la DO Rías Baixas. Y acaba de ver nacer uno de sus primeros ‘hijos’. Se trata de Lagar de Cervera, un albariño limpio y brillante, de color amarillo verdoso.

“Pureza atlántica en estado natural”, afirma convencida. “El Valle del Salnés muestra su esencia en esta añada marcada por la frescura, la identidad y la expresión salina”.

Lagar de Cervera.

Y añade: “Combinado con nuestro albariño de O Rosal presenta una identidad varietal profundamente ligada al territorio”.

En nariz se muestra puro y fragante, con notas de fruta blanca, como manzana y pera, flores y cítricos, propias de un albariño. Mientras que en boca es intenso, fresco y equilibrado, con notas salinas que acompañan un final largo y persistente.

Vendimia y elaboración

Detrás de este vino hay un invierno cálido y húmedo que provocó una brotación temprana a mediados de marzo. A su favor, jugó una primavera lluviosa e inestable, que se tradujo en un desarrollo vegetativo equilibrado. Y el verano fue templado, con lluvias intermitentes, lo que permitió una maduración paulatina y completa.

“La vendimia, a pesar de algunas jornadas lluviosas habituales en Rías Baixas, finalizó con una cosecha de excelente calidad”, remarca Olga Verde.

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Dicha vendimia arrancó el 4 de septiembre en la finca Silvosa, en O Rosal, y doce días después, en la finca Viñadeiro, en el Valle del Salnés. Uva que fue trasladada en cajas refrigeradas a la bodega, y examinada por la seleccionadora óptica.

Respecto a la elaboración, “enfriamos la pasta para someterla a un suave prensado en ambiente inerte”, relata la enóloga. Luego se desfangaron los mostos de forma estática y se inició la fermentación a temperatura controlada.

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“Gracias al excelente equilibrio de los mostos, decidimos no realizar la conversión maloláctica para conservar la acidez natural y vibrante de esta añada”, concluye Olga Verde. Su precio es de 16 euros.