Una jubilada disfrutando del sol en un parque.

Una jubilada disfrutando del sol en un parque. IA

Sociedad

Leila, viuda y jubilada: “Cuando todos tus amigos mueren, a mi edad, es difícil empezar a hacer nuevos amigos”

A sus 93 años y, aunque ha tenido problemas físicos y económicos, se muestra satisfecha con su vida y por haberse mantenido activa.

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Llegar a una edad avanzada y disfrutar de salud física y financiera no está al alcance de todo el mundo. Leila Lieberman, una anciana estadounidense de 93 años, ha contado su historia poniendo el acento en las dificultades económicas y físicas que ha tenido a medida que ha ido envejeciendo.

Actualmente, esta señora de 93 años comparte piso con un hombre para compartir gastos, tal y como hacen muchos jóvenes durante su etapa de estudiantes o en sus primeros años de carrera laboral.

Lieberman reside actualmente en Manhattan, aunque ha trabajado como asesora en Illinois y Nueva York. Business Insider ha recogido su testimonio, que destaca por la capacidad de adaptación y por haber intentado toda su vida hacer lo que le gusta al margen del dinero que ganase.

La protagonista de la historia narra en la entrevista diferentes profesiones que desempeñó durante su carrera: consejera del estado de Illinois, asesora en una clínica de metadona y como trabajadora en un centro de personas con discapacidad.

"Eran trabajos mal pagados. Solo ganaba 30.000 dólares al año en los años 70 (cerca de 27.400 euros, al cambio actual), pero iba a recibir una gran pensión del Estado y la Seguridad Social", explica la señora.

Prestación de jubilación insuficiente

Sin embargo, no tenía suficiente dinero ahorrado porque su marido no quiso trabajar. Pero optó por jubilarse con 62 años porque "no era consciente de cuánto dinero iba a necesitar".

Ella era consciente de la importancia de moverse y mantenerse activa una vez que se entra en el periodo de jubilación. Por ello, destinó gran parte de sus ahorros a clases de acolchado y, en consecuencia, optó por trabajar en una agencia inmobiliaria dos días a la semana.

Finalmente, se jubiló a los 71 años definitivamente y poseía 130.000 dólares (unos 118.700 euros). "No tengo mucho dinero, pero no me siento infeliz por ello. No puedo hacer mucho ahora que tengo más de 90 años, pero he ido a una gran fiesta en Queens", indica.

Y deja una reflexión: "Estoy muy contenta de tener cosas que hacer, pero no puedo hacer mucho más. Cuando todos tus amigos mueren, a mi edad, es difícil empezar a hacer nuevos amigos”.

Grave enfermedad

Además, se muestra satisfecha por su decisión de compartir piso porque "cuando murió mi marido, el casero nos subió la manutención un 15%, y yo no tenía dinero para pagarlo".

Al mismo tiempo que Lieberman tuvo que lidiar con problemas económicos, también sufrió una grave enfermedad que le hizo temer por su vida.

"Un día estaba trabajando en el hospital y me detectaron un problema en el corazón. Me hicieron un par de pruebas y me comunicaron que tenían que operarme a corazón abierto en 1995", explica.

Finalmente, gracias a la intervención quirúrgica, pudo salir adelante, aunque los problemas de salud se siguen reproduciendo. "También me empezaron a doler las piernas y tenía mucho dolor. Me diagnosticaron neuropatía periférica", concluye la jubilada.