El Capricho de Gaudí en Comillas (Cantabria)

El Capricho de Gaudí en Comillas (Cantabria)

Sociedad

7 ciudades para viajar y disfrutar de la arquitectura modernista, sin salir de España

El modernismo nació como un estilo revolucionario hace décadas. Ahora, su influencia sigue viva y se puede ver reflejada en un interesante recorrido de norte a sur por algunas de las ciudades modernistas de España, en las que cada edificio y los detalles de sus fachadas cuentan una historia. 

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España es uno de los países que más influenciados se ha visto por el modernismo. Este movimiento nació en nuetro país antes de la Primera Guerra Mundial, entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, y su filosofía está centrada en la innovación y en el uso de materiales y arquitecturas que no se habían visto hasta entonces. De hecho, en su época, este estilo era considerado por muchos extravagante y poco funcional. Ahora, este movimiento sofisticado que invita a dejar volar la fantasía se puede ver representado en edificaciones que recorren algunas de las ciudades de nuestro país. 

Cuando pensamos en el papel del modernismo en la arquitectura es inevitable acordarnos rápidamente de Barcelona y de sus fachadas emblemáticas, muchas de ellas fruto del trabajo de Antoni Gaudí, arquitecto español y máximo representante de este movimiento en nuestro país. Entre sus obras más relevantes encontramos la Sagrada Familia, uno de los monumentos más visitados de España, que destaca por los cientos de detalles que la componen, Casa Batlló, inspirada en las escamas de un animal mitológico, y el Park Güell, considerado el proyecto urbanístico más célebre de Gaudí.

La imponente escalera del Parador de Limpias es un claro ejemplo modernista.

La imponente escalera del Parador de Limpias es un claro ejemplo modernista.

Los rasgos característicos propios este estilo revolucionario, como el uso de la geometría, los colores vibrantes y las fachadas repletas de mosaicos, vidrieras y esculturas, han viajado también a otros puntos de la península más allá de la capital catalana. Hoy en día, este movimiento sigue reflejándose en la arquitectura orgánica e inspirada en la naturaleza de numerosos edificios en distintas ciudades de España. En ellos predominan las formas curvas, así como los motivos florales y elementos vegetales en fachadas y estructuras

Sin irnos más lejos, en España podemos encontrar muchos lugares que presumen de atractivos modernistas. Ciudades de una belleza inesperada que te invitarán a mirar hacia arriba, a detenerte en sus fachadas y recrearte en esos detalles, creados hace más de cien años, que daban buena cuenta de esplendor y ostentación. He aquí un recorrido para descubrir lo mejor de este estilo, de norte a sur. Del encanto del Cantábrico al exotismo de ciudades que miran a la península con la distancia que el Mediterráneo impone. Una ruta fascinante que precisa, cómo no, de buenos alojamientos cercanos en los que hacer parada técnica. Es el caso de algunos establecimientos de Paradores, que brindan la excusa perfecta para un paréntesis de descanso y relajación, entre tanta joya modernista, y para rendir pleitesía a la mejor gastronomía de la zona.

Casino Militar de Melilla, situado en el Ensanche Modernista de la ciudad.

Casino Militar de Melilla, situado en el Ensanche Modernista de la ciudad.

Melilla, la segunda ciudad con más presencia modernista

Cuando se habla de este singular estilo, Barcelona se dibuja siempre en nuestro imaginario. Pero hay un lugar, mucho más al sur, que seguro va a sorprenderte por su fuerte presencia modernista. Hablamos de Melilla, la segunda ciudad más importante de España en número de edificios de estas características (y la primera de África). 

Grandes cristaleras, trabajada rejería de formas onduladas, majestuosas puertas y suntuosas balconadas con motivos florales decoran muchos edificios de caprichosas fachadas, que se ubican en el llamado Triángulo de Oro. Una zona que condensa multitud de construcciones de marcada sensualidad geométrica, que son obra de Enrique Nieto, discípulo de Gaudí. 

Recorre sus calles y déjate sorprender por la Casa de los Cristales, la Casa Tortosa, El Palacio de la Asamblea, la Casa Melul, la Cámara de Comercio o el edificio de El Acueducto, por citar algunos ejemplos, porque son incontables. Una ciudad que a pesar de resultar una gran desconocida sorprende a primera vista y es una de las más bonitas de España.

Vistas desde la habitación en el Parador de Melilla.

Vistas desde la habitación en el Parador de Melilla.

Tras el paseo, el Parador de Melilla, con su privilegiada situación elevada junto al centro histórico medieval, es la opción más recomendable para descansar y pasar la noche. No sólo por su exótica gastronomía arabigoandaluza, también hay que fijarse en sus bonitos jardines o en su piscina de temporada si se planifica el viaje en los meses de verano. Aunque lo que más llamará tu atención serán las impresionantes vistas a la ciudad, gracias a su ubicación en altura, junto a la fortaleza medieval que se adentra en el Mediterráneo. No encontrarás un mejor mirador.

El modernismo de Ferrol, cautivador y monumental

Aunque sus orígenes nos devuelven a un antiguo pueblo de pescadores, poco a poco fue tornándose en ciudad, gracias a un diseño racional y singular y a las demandas de una burguesía, imbuida en una intensa vida social y cultural, que a principios del siglo XX empezó a reclamar bellos y modernos edificios. Monumentales, decorativos y que cautivaran a primera vista. 

Corrían nuevos tiempos para la sociedad y para un urbanismo romántico, impostado y sofisticado que dio pie a numerosos edificios, obra del arquitecto Rodolfo Ucha Piñero. Construcciones concentradas en el barrio de A Magdalena. Una zona que en 1983 fue declarada Conjunto Histórico Artístico. La Casa Antón, la Casa Rodríguez Trigo, la Casa Pereira, la Casa Brañas, el edificio de La Pescadería (en el mercado da Magdalena), el teatro Jofre, la Casa Romero… Conforman un bello desfile de miradores de cristal, barandillas de hierro y maderas nobles evocando esa fingida elegancia de esencia gaudiana que dibuja el modernismo.

Fachadas modernistas en Ferrol.

Fachadas modernistas en Ferrol.

Para sacar todo el partido a este precioso paisaje urbano, el Parador del Ferrol, ofrece la mejor ubicación, en el mismo barrio de La Magdalena, para pasar la noche y degustar la mejor gastronomía regional. Una elegante casona gallega que invoca al océano desde sus espectaculares vistas, su decoración (con instrumentos de navegación y mapamundis dando vida a sus estancias) y desde su cocina, de clara inspiración marítima. Delicioso su imprescindible pulpo a feira y su marisco. No te marches sin probarlo.

Un paseo por las calles más variopintas de Gijón

Sin poner la vista en el Cantábrico, que resulta hipnótico desde la playa de San Lorenzo, la ciudad de Gijón te invita a adentrarse por sus calles en un variopinto paseo para alzar la mirada y contemplar la expresión modernista de sus edificios. La revolución industrial y el comercio trajo aquí, como en tantos otros lugares, a esa burguesía deseosa de manifestar su riqueza.

Patio central y exterior de la iglesia de la Universidad Laboral de Gijón. Durante mucho tiempo fue el edificio civil más grande de España.

Patio central y exterior de la iglesia de la Universidad Laboral de Gijón. Durante mucho tiempo fue el edificio civil más grande de España.

La calle Corrida, el Paseo de Begoña, la Plaza de San Miguel o la Calle Cabrales son ejemplo y epicentro de algunas de estas construcciones que nos acercan al trabajo de arquitectos como Manuel del Busto, Miguel García de la Cruz, Mariano Marín o José Graner. Descubre el Café Dindurria, la Villa Rosari, el Casino de Asturias, “La Iglesiona” o Basílica del Sagrado Corazón de Jesús, la Universidad Laboral, el Martillo de Capua, el antiguo banco de Gijón, el edificio de la Plaza del Parchís…  Toda una serie de joyas arquitectónicas al alcance del viajero. 

El Parador de Gijón se encuentra en uno de los pulmones más verdes de la ciudad. Un buen lugar para descansar.

El Parador de Gijón se encuentra en uno de los pulmones más verdes de la ciudad. Un buen lugar para descansar.

¿Y cuál es el mejor punto de partida para descubrirlas? Sin duda, el Parador de Gijón. Un molino centenario cercano al centro histórico y, a pesar de ello, todo un remanso de paz, por estar ubicado en el Parque de Isabel La Católica, uno de los espacios verdes más bonitos de la ciudad. El alojamiento, rodeado de jardines y zonas de agua, cuenta con acogedores salones y una tentadora cocina marinera, en su restaurante, que convive con los platos astures más emblemáticos. Fabes con su compango, tortos con picadillo o frixuelos, para sacar todo el sabor de Gijón y disfrutar, aún más si cabe, de ese lado modernista que va a cautivarte de esta ciudad.

La fabada asturiana del Parador de Gijón, perfecta para cargar pilas durante tu ruta modernista.

La fabada asturiana del Parador de Gijón, perfecta para cargar pilas durante tu ruta modernista.

Teruel, ciudad de corazón modernista y estilo andalusí

Teruel tiene alma mudéjar y corazón modernista. Si de los siglos XIII y XIV han quedado edificios de estilo andalusí que horadan el ladrillo para hacer convivir elementos del cristianismo con los heredados de los árabes, de primeros del siglo XX emana una semiótica urbana de ostentación, de enriquecimiento burgués, de modernidad, plasmada en portales, zaguanes, escaleras y en las imponentes fachadas. 

Una forma de construir que tuvo en el arquitecto Pau Monguió Segura al principal artífice de este cambio: Casa Ferran, La Casa del Torico, La Madrileña, Casa Bayo o de los Retales, las escuelas del Arrabal o el antiguo asilo forman parte de su portfolio. Aunque también hay edificios con el sello de José María Manuel Cortina Pérez, como la ermita del Carmen, o de Francisco Azorín Izquierdo, como la Imprenta Perruca. Construcciones concentradas principalmente en torno a la Plaza del Torico y la Calle Nueva que ceden parte de su protagonismo al hierro, trabajado magistralmente por Matías Abad.

La Casa del Torico es uno de los edificios emblemáticos del modernismo turolense.

La Casa del Torico es uno de los edificios emblemáticos del modernismo turolense.

 Tan significativo es este lenguaje arquitectónico en la ciudad, que cada año celebra, desde 2012, la Semana Modernista de Teruel. Conferencias, actos teatrales, visitas guiadas con personajes de la época, exposiciones o talleres de bailes para recrear cómo era la vida cotidiana de la ciudad a principios del siglo pasado. 

Recorre sus calles, saborea aquel esplendor y reserva en el Parador de Teruel, para descansar. Un alojamiento en las afueras de la ciudad, pero a un paso de ella, rodeado de jardines con cedros canadienses y amplias zonas de césped, donde sólo se respira tranquilidad. Deléitate en su agradable terraza a escuchar el sonido de los pájaros, disfruta de la comodidad de sus salones y habitaciones y degusta lo mejor de la cocina tradicional turolense. No podrás resistirte a su sopa de perolico, a las alubias del Pilar a la pastora o a los crespillos de borraja.

Jardines del Parador de Teruel.

Jardines del Parador de Teruel.

La Estación de Madrid en Linares, máxima protagonista del modernismo 

Si alguien puede considerarse el artífice del modernismo en Linares, es Alfonso XII, cuando le concedió el título de ciudad que vino precedido de una revolución industrial que transformó su urbanismo. Calles más anchas y edificios rendidos al ladrillo rojo autóctono que exhiben construcciones como la antigua Estación de Madrid, cuya forma simula un vagón al revés. Sin duda, se trata de uno de los edificios más emblemáticos, ubicado en el Paseo de Linarejos por su eclecticismo, a caballo entre el estilo mudéjar y el modernismo. También merece la pena el Mercado de Abastos, del arquitecto Francisco de Paula, el Pasaje del Comercio o la casa de Los Córdoba, que centra su atractivo en los azulejos y la rejería.

La Estación de Linarejos o Estación de Madrid simula la forma de un vagón invertido. Actualmente alberga el Salón de Plenos del ayuntamiento.

La Estación de Linarejos o Estación de Madrid simula la forma de un vagón invertido. Actualmente alberga el Salón de Plenos del ayuntamiento.

Saciado el apetito modernista, reserva tiempo para el Museo Arqueológico y el Yacimiento de Cástulo, el Pósito y el Museo de Raphael, dedicado al artista linarense. Con los deberes hechos, a sólo 29 minutos, te espera, para cambiar de época, el Parador de Úbeda. Un palacio renacentista, en pleno centro del casco histórico, que atesora un impresionante patio interior que nada tiene que envidiar a los muchos que salpican esta preciosa ciudad declarada, junto a Baeza, Patrimonio de la Humanidad. El alojamiento, por su ubicación, es ideal para visitar la cercana y modernista Linares y para bucear en el Siglo de Oro, que tan bien ambienta Úbeda y Baeza. Y si te queda tiempo, buscar el aire puro de la Sierra de Cazorla. Más no se puede pedir.

Parador de Úbeda (Habitación Junior Suite).

Parador de Úbeda (Habitación Junior Suite).

Comillas, ciudad laboratorio del modernismo en España

Aunque, como ya hemos mencionado, Barcelona podría considerarse la cuna del modernismo en España, Comillas fue su laboratorio. La localidad, conocida como la Villa de los Arzobispos, es, de hecho, la de mayor patrimonio de Cantabria. Todo comenzó cuando el primer marqués de Comillas y algunos de sus familiares se convirtieron en mecenas de varios artistas catalanes, como Mestres, Cascante, Oliveras, Doménech i Montaner, Joan Martorell o el mismísimo Gaudí. 

De aquel crisol de talentos surgieron edificios como el Palacio de Sobrellano y la Capilla-Panteón, obras de Martorell. La Universidad Pontificia y la Fuente de los tres caños, que simula un candelabro, con la rúbrica de Doménech i Montaner. Aunque, el edificio más espectacular de la ciudad, la Villa Quijano, pertenece al máximo representante del modernismo catalán, a Gaudí, que tuvo aquí su momento de gloria y por eso se la conoce popularmente como el Capricho de Gaudí. 

El Palacio de Sobrellano es obra del arquitecto Doménech i Montaner.

El Palacio de Sobrellano es obra del arquitecto Doménech i Montaner.

Comillas ofrece un maravilloso y sorprendente paseo modernista. Y para descubrirlo, a apenas 18 kilómetros, que se traducen en 23 minutos en coche, se encuentra el Parador de Santillana Gil Blas, en otra localidad de gran valor patrimonial, declarada Monumento Nacional. El alojamiento, que rinde homenaje al pícaro literario creado por Alain-René Lesage en 1715, se encuentra en plena plaza de Santillana del Mar. Se trata de una casona barroca del siglo XVII, pensada para el descanso tras un día de atracón modernista y de turismo por la zona. Siéntate en su preciosa terraza y ríndete al delicioso cocido montañés, no sin antes haber degustado una muestra de los excelentes quesos cántabros. No querrás marcharte.

La caldereta de pescadores es una de las especialidades del Parador de Santillana Gil Blas junto al cocido montañés.

La caldereta de pescadores es una de las especialidades del Parador de Santillana Gil Blas junto al cocido montañés.

Impresionantes elementos arquitectónicos en Limpias

Aunque no puede considerarse modernista, hay un Parador levantado a principios del XX, que no sólo nos traslada a la época de esplendor de este estilo arquitectónico, sino que además nos presenta impresionantes elementos característicos de esta suntuosa iconografía urbana que tan bien entendía la burguesía de entonces. Hablamos del Palacio de Eguilior, levantado a petición del duque de Albox, en 1903, y que fue residencia de verano del rey Alfonso XIII. Un edificio, de fachada historicista, que hoy funciona como Parador de Limpias. Con esta obra, encargada al arquitecto santanderino Emilio de la Torriente, el duque avalaba su posición social, como era costumbre en la época. Un proyecto plagado de elementos de identidad vernácula (piedra vista, grandes chimeneas o alerones de madera) pero recurriendo a elementos modernos que empezaban a marcar tendencia, como el hierro, zinc o el cristal.

Parador de Limpias.

Parador de Limpias.

El alojamiento conserva detalles originales de entonces, como la chimenea o esa disposición en torno a una impresionante escalera, que podría considerarse la joya modernista del Parador y uno de sus espacios más especiales. Realizada en madera noble y enmarcada al frente con una impresionante vidriera, despliega, como eje central en torno al vestíbulo, una elegancia que transfiere a la parte superior.

Las líneas curvas, los materiales nobles y la vidriera aportan majestuosidad a la escalera que preside el hall del Parador de Limpias.

Las líneas curvas, los materiales nobles y la vidriera aportan majestuosidad a la escalera que preside el hall del Parador de Limpias.

Si el interior evoca el esplendor de épocas pasadas, el exterior, con sus cuidados jardines y su arbolado con especies centenarias protegidas, no se queda atrás. Magnolios, laureles, fresnos, castaños de indias… participan de este vergel, decorado con suntuosas fuentes que transmiten calma y ayudan a la desconexión. 

Completa la experiencia con una degustación de quesos cántabros, un delicioso rondón de arroz con bogavante o unas irresistibles anchoas de la cercana Santoña. Satisfecho el paladar, las casas indianas y señoriales de Limpias son el punto de partida ideal para acercarse a visitar los pueblos vecinos o disfrutar de las increíbles playas de Laredo. Porque más allá del modernismo hay mucho más por descubrir.

El exterior del Parador de Limpias ofrece un agradable paseo con especies centenarias protegidas.

El exterior del Parador de Limpias ofrece un agradable paseo con especies centenarias protegidas.

'7 ciudades para viajar y disfrutar de la arquitectura modernista, sin salir de España' es un contenido elaborado por Marcas Ñ en colaboración con Paradores.