A la izquierda Esteve en su faceta como modelo, a la derecha entrenando en el dohyo (ring de sumo).

A la izquierda Esteve en su faceta como modelo, a la derecha entrenando en el dohyo (ring de sumo). Cedida

Reportajes

Esteve Galvañ, primer luchador de sumo en Japón: "Tienen una fuerza brutal, pero entreno 6 horas al día para ser como ellos"

Nacido en 1994 en Aspe, Alicante, lleva fuera de España desde los 19 años y en Japón afronta ya su sexto año. Se fue a vivir allí para poder seguir conociendo a una chica, pero terminó practicando sumo.

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Antes de llegar al país del sol naciente, Esteve (aunque prefiere que le llamen Stephen) pasó por otros lugares. Estuvo viviendo siete años en Francia y ocho meses en Taiwán, pero ahora ya se ha asentado en Japón, más concretamente en Tokio. Lleva viviendo allí seis años.

Fue en Francia donde conoció a una chica de Japón que se tenía que volver porque terminaba su visado. Como quería conocerla mejor, decidió ir a Japón con una visa working holiday durante un año, pero como coincidió con la Covid, le pudieron aumentar el visado.

Fue allí donde descubrió el sumo, tras jugar al fútbol y fracturarse el pie. "No podía moverme ni nada, estaba en cama, en una habitación compartida y entonces había un señor que me dijo que como no podía moverme me pusiese la tele y así aprender japonés y el primer canal que puso estaban haciendo sumo y al principio dije ¿esto qué es?", explica Stephen en conversación con EL ESPAÑOL.

Esteve entrenando con un antiguo luchador de sumo profesional.

Esteve entrenando con un antiguo luchador de sumo profesional. YouTube

Inspirado por una leyenda

Él comenta que al principio "veía a gente regordeta empujándose", pero como no se podía mover uno de los días viendo sumo, hubo uno de los luchadores que le sorprendió porque se veía que era un cuerpo 'gordito', pero muy 'fuerte', con mucho músculo. "La manera en que se movía se notaba que había una técnica detrás, que no era simplemente empujar a alguien".

"Luego aprendiendo me di cuenta de que es el luchador más importante, más grande de Japón, es mongol y es el que más torneos ha ganado". Stephen explica que ese luchador es Hakuhō Shō. Uno de gran magnitud en Japón. Y es que con 22 años ya comenzaba su leyenda.

Es el segundo luchador de Mongolia y el cuarto no japonés en ser promocionado al más alto nivel de los luchadores de sumo, el yokozuna. También es el que más yūshōs ha ganado. Término que hace referencia a la victoria en un torneo de sumo profesional, otorgado al luchador que acumula el mayor número de victorias en uno de los seis honbasho (torneos anuales).

A estos luchadores se les llama rikishi. Desde 2010 es el segundo rikishi con más victorias consecutivas, solo superado por el legendario japonés Futabayama. Por suerte Esteve pudo conocer a Hakuhō Shō en persona y para él "fue impresionante".

Esteve junto a Hakuhō Shō en la izquierda, a la derecha Hakuhō Shō tras derrotar a un rival en el dohyo.

Esteve junto a Hakuhō Shō en la izquierda, a la derecha Hakuhō Shō tras derrotar a un rival en el dohyo. Cedida

Ese interés por el sumo lo llevó a cabo como tantas otras aficiones a lo largo de su vida: "Todo lo que me ha gustado yo siempre lo he probado y esto no era la excepción, yo decía: ¿cómo se sentirá llevar el mawashi?"—el cinturón con aspecto de pañal que llevan los luchadores de sumo.

Inicios en el sumo

No fue fácil poder adentrarse dentro del sumo, puesto que en Japón se aprende la disciplina cuando se es pequeño, pero no cuando se es mayor. "Fui a varios sitios a intentar aprender, pero siempre me decían que era muy mayor para ello".

Tiempo después, descubrió a un hombre que hizo sumo a nivel profesional durante muchos años y que enseñaba sumo. Esteve le escribió diciendo que tenía pasión, demostrándole sus ganas de aprender.

"Lo único que me dijo fue: ven yo te veo y si veo que tienes pasión y que quieres aprender realmente yo te enseño, fui a una clase sin técnica, sin nada de nada", explica Stephen, pero como le vio con ganas de aprender decidió enseñarle.

Así empezó todo y al poco tiempo ya le dijo que unos meses después habría un campeonato para el que quiso que luchara su aprendiz. "Era el único extranjero, luché y cómo no había tantos extranjeros y como no se sabe nada del sumo fue cuando decidí hacer mi canal de YouTube".

Esteve en su primer trabajo en Japón como hostelero.

Esteve en su primer trabajo en Japón como hostelero. Cedida

Un canal llamado 'Tachiai en español' en el que se puede ver contenido relacionado con sumo, técnicas del deporte, curiosidades del sumo...

Tiene vídeos donde explica el misterioso peinado tradicional japonés llamado chonmage que llevaban los samuráis y que llevan los rikishi.

El peinado consiste en un rapado de la parte de arriba, pero dejando un moño.

Originalmente, tenía la función práctica de ayudar a que el casco (kabuto) se ajustara bien en la cabeza y se convirtió en un símbolo de estatus y honor.

Campeonato y entrenamientos

En ese campeonato consiguió dos victorias de 10 combates en los que participó. "Para ser la primera vez me dijeron que para no llevar tanto tiempo no lo hice tan mal. El problema es que en el sumo si tú pesas 200 kilos vamos a luchar igual, no hay división de peso ni de altura".

Stephen agrega que estos luchadores "están enormes". Y es que los rikishis son auténticas moles, pero que a pesar de su apariencia física pueden llevar a engaño, ya que aunque algunos puedan pesar entre 150 y 200 kilos, tienen debajo de esa masa una gran fuerza en sus músculos.

Gracias al sumo pudo ver el respeto intrínseco a la disciplina y comenzó a comprender mejor la cultura japonesa. "Yo ya había aprendido a cómo llevar el kimono, hacer la ceremonia de té japonesa, pero el hecho de haber hecho sumo me dio un conocimiento más profundo sobre la cultura".

En sumo se tiene mucho respeto por el rival, algo común en el país. No es que en Japón no se celebren las victorias, sino que la celebración suele ser menos ruidosa y más reservada que en otras culturas. "Aunque tú ganes no vas a mostrar alegría, no vas a mostrar nada, vas a estar zen, mostrar respeto, aunque pierdas no cabrearte, tienes que mostrar poker face"

Esteve Galvañ entrenando en la izquierda y a la derecha combatiendo.

Esteve Galvañ entrenando en la izquierda y a la derecha combatiendo. YouTube

El alicantino explica cómo es su rutina de entrenamiento: "Cuando yo entrenaba, lo hacía como un profesional a pesar de no serlo, sólo una vez a la semana, pero entrenaba unas seis horas sin descanso para ser como ellos, era muy duro y eso me lo enseñó el sumo, que aunque las cosas sean muy difíciles, no parar, intentarlo y poco a poco vas a mejorar".

Eso le permitió entender mejor la cultura y mentalidad nipona. Los entrenamientos comenzaban a las nueve de la mañana, él que vivía a dos horas de estos, tenía que salir sobre las seis de su casa, se iba sin comer, en ayuno. "Llegas, te quitas la ropa y te pones el mawashi. Hay una forma de ponerlo para que no se vea nada".

A partir de ahí se inicia el calentamiento que ya de por sí es duro: "Hay diferentes, está el shiko". Un ejercicio que consiste en ponerse en una posición con las piernas bien abiertas y levantar una de las piernas lo máximo posible. Esa postura ha de aguantarse durante tres segundos y se hace unas cien veces.

Los combates de sumo son muy cortos, ya que por lo general suelen durar 5 segundos. Su primer combate tuvo un buen desenlace: "Fue una sensación impresionante, estaba mi pareja de entonces ahí para animarme, estaba mi maestro y todo el mundo se emocionó porque lógicamente yo soy más pequeño y era mi primer combate".

Con el sumo siempre han existido muchos clichés, sobre todo por el físico de estos luchadores. Stephen tiene un mensaje para los escépticos: "Yo les diría que vengan aquí y vamos a hacer una hora de sumo y ya verán que los luchadores están gordos porque comen mucho, pero son muy musculosos y tienen una fuerza brutal".

A mucha gente que visitaba desde Sudamérica o Europa, Stephen los llevaba a que su maestro les enseñase una hora de sumo. "Yo les decía, esto es un entrenamiento para vosotros, es superlight y se quedaban flipados de cómo pueden hacer eso. Es gente muy preparada, muy fuerte, deportistas, a pesar de que les ves gordos pueden hacer volteretas y correr rápido, son como un rinoceronte".

Exportar este deporte, es muy complicado. Hay una asociación en España, pero la realidad es que "más que un deporte es una parte fundamental de la cultura japonesa porque viene del sintoísmo", según explica Stephen. El sumo antes se hacía para que el arroz creciera, era un ritual agrícola. "Cuando tú ves combates amateur de Sumo fuera de Japón, tú ves a gente abucheando y gritando", matiza el alicantino.

Se intenta cuidar siempre a la persona con la que se está peleando, tanto que incluso en medio de los combates "se trata de poner la mano si ves que su cabeza va a dar contra el suelo". Es por esos valores que transmite el sumo que sería bastante difícil llevarlo en su máxima expresión a otros países.

Esteve Galvañ entrenando.

Esteve Galvañ entrenando. YouTube

Por otro lado, tuvo que adaptarse a Japón y su proceso de aprendizaje del japonés no pasó por el estudio tradicional, sino a través del trabajo donde escuchaba a la gente hablar y posteriormente imitaba el idioma. Si quieres aprender japonés, Stephen tiene claro lo que debes hacer: "Escucha música japonesa, intenta hablar e imitar, que es lo que hacemos cuando somos bebés".

No obstante, la complejidad del idioma japonés pasa por la cultura. "Si tú hablas japonés, pero te mueves como un español, la gente se va a sentir asustada y no se van a juntar contigo. Imítalos, aunque no tengas un nivel alto, porque van a pensar que llevas años viviendo allí".

Lo que más echa de menos de España es a su abuela María y el hecho de poder hablar con sus amigos en un parque "hablando de todo y de nada", algo que comenta que no existe en Japón. Aunque sí que resalta la seguridad del país y que aunque haya individualismos, es un país grupal, ya que explica que si hay un grupo de personas y una "está mal, todos lo están".