Carles Puigdemont (Junts), Silvia Orriols (Aliança Catalana) e Ignacio Garriga (Vox).

Carles Puigdemont (Junts), Silvia Orriols (Aliança Catalana) e Ignacio Garriga (Vox). Arte / E. E.

Reportajes

El imparable ascenso de Orriols según los analistas: "Lo que une a sus votantes no es la derecha, sino una amenaza externa"

El último barómetro del Centro de Estudios de Opinión (CEO) dispara a Aliança Catalana a 19-20 escaños hasta empatar con Junts, que pierde 15.

Sociólogos analizan el ascenso del partido y por qué es capaz de comer electorado tanto a ERC como a Vox pese a no compartir principios.

Más información: Los inmigrantes de los tres pueblos en los que ha ganado Orriols, asustados por su auge: "Nos acosan".

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El ascenso meteórico de Aliança Catalana amenaza con reconfigurar el tablero independentista catalán. Así lo señala el Centro de Estudios de Opinión (CEO) de la Generalitat, el CIS catalán, en su último barómetro. Según el sondeo, el partido de Silvia Orriols se dispararía hasta llegar a los 19-20 escaños y empatar con Junts, que perdería 15, casi la mitad.

En mayo de 2024, los nacionalpopulistas de Orriols obtuvieron sólo dos escaños en el Parlament. De los 19-20 que pronostica el CEO, un 22% provendría hoy del electorado de Carles Puigdemont, un 10% de Esquerra Republicana (ERC), otro 10% de Vox y un 6,5% del PSC. El resto serían abstencionistas descontentos.

Junts per Catalunya caería hasta la tercera plaza, al pasar de 35 a 19-20 escaños en el Parlament, y empataría con una desatada Orriols. Quedarían ambas por detrás del PSC (38-40) y ERC (22-23). Los tres socios de investidura del actual Govern de Salvador Illa –PSC, ERC y Comunes– seguirían sumando una mayoría absoluta de 68 escaños.

La diputada de Aliança Catalana, Silvia Orriols, durante la tercera jornada del Debate de Política General, en el Parlament de Catalunya.

La diputada de Aliança Catalana, Silvia Orriols, durante la tercera jornada del Debate de Política General, en el Parlament de Catalunya. Europa Press

El trabajo de campo del CEO suma 2.000 entrevistas realizadas entre el 13 de octubre y el 11 de noviembre, coincidiendo con la ruptura de Junts con el PSOE y con la comparecencia de Sánchez en la comisión de investigación del caso Koldo en el Senado.

En cualquier caso, el principal damnificado por el ascenso de la ripollesa es Carles Puigdemont. Eso explica que, el pasado 27 de octubre, Junts, alegando "continuos incumplimientos" socialistas, reuniera a su ejecutiva en Perpiñán (Francia) para anunciar la ruptura del acuerdo de investidura.

"Aquel anuncio fue un paso más para demostrar que Junts necesita una nueva posición estratégica", señala Xavier Torrens, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Barcelona y autor del libro Salvar Catalunya.

"La decisión tiene repercusión en esa frontera de una parte del electorado que puede vascular entre Junts y Aliança Catalana. Es una decisión puramente estratégica. Si bien es una respuesta directa al gobierno español, también lo es, indirectamente, a su electorado. Si no hubiese tomado esa posición, la transferencia de votantes sería aún mayor".

Torrens recuerda que Junts había transmitido que lograría nuevas competencias para Cataluña. "Como que los Mossos estuvieran en el aeropuerto y en el puerto de Barcelona, que tuviesen competencias en políticas de migración, que se aplicase plenamente la Ley de Amnistía... El electorado de Puigdemont ve que esas promesas quedan en agua de borrajas. Da la imagen de que no consigue nada, y una manera de enfrentarlo ha sido cortar ese apoyo parlamentario".

Varios los alcaldes de Junts, temerosos del ascenso de Aliança, ya habían presionado a Puigdemont para que el partido diese un giro discursivo y programático en cuestiones de inmigración y seguridad, dos ejes que hasta ahora permanecían al margen del relato oficial del partido, más centrado en la negociación con Madrid.

Eso ha despertado un intenso debate interno. "Hay dos posiciones: la de la dirección catalana, que es la de no competir en los temas de la agenda electoral de Aliança, es decir, en seguridad e inmigración, y luego está la de algunos alcaldes, que sí creen que deberían asumir su relato, pero de forma diferente, ya que piensan que el más populista se lleva el gato al agua".

Junts ahora tiene dos caminos. "O que España cumpla con sus acuerdos y eso permita a Puigdemont demostrar logros políticos, o bien que no lo haga pero demuestre una posición de firmeza. No creo que se plantee uno u otro como preferible".

Más allá de la imagen de debilidad que demuestra la no consecución de los objetivos electorales de Junts, otra de las razones del trasvase de votos a Aliança se explicaría por el hecho de que Puigdemont no esté en territorio catalán. "No le pasó factura en diciembre de 2017 ni en 2024, pero es altamente probable que sí le afecte en 2028", considera Torrens.

La tercera reacción es más sociológica, y se explica por la ola reaccionaria que amenaza a Occidente, y por tanto también a Cataluña. Hay una lucha por el votante del partido tradicional, ya sea democristiano, conservador o liberal, que acaba pasándose a la derecha radical populista. "Es un ascenso en consonancia con el de los partidos de derecha radical de Europa y Occidente".

Pero el gran problema para Junts, señala el sondeo del CEO, no es sólo que pueda perder casi la mitad de sus votos, sino que registre una fidelidad electoral muy baja, de un 55%.

El director del Centro de Estudios de Opinión, Joan Rodríguez Teruel, señala que una de las "contradicciones internas" que debe afrontar Junts es que, a medida que pierde a sus votantes "más críticos" con los gobiernos socialistas en favor de Aliança, le queda un electorado más proclive a aprobar la gestión de Salvador Illa y de Pedro Sánchez.

El robo de votos a la izquierda

El trasvase electoral no repercute sólo en Junts, sino en un 10% electorado de ERC. Ya se ha visto incluso cómo Aliança Catalana se ha llevado a algunos de sus representantes políticos, como Cristina Lafay, exalcaldesa de Castelló de Farfanya por ERC; de Jordi Coma, ex portavoz de los de Junqueras en Olot; o de Ramón Abad, exalcalde de Alpicat.

"Una parte importante de los dirigentes de Aliança provienen de ERC", sostiene Torrens. De hecho, recuerda que Orriols militó en las Juventudes de ERC y que el ideólogo de Aliança, Jordi Aragonès, primo de Pere Aragonès, proviene de Unión Democrática.

En su día, Convergència i Unió era donde más independentistas había, pero como partido no era separatista. Así que muchos de sus votantes fueron a parar a ERC porque era el único partido independentista.

"Pero no todos eran de izquierdas, y parte de ese sector es el que se ha traspasado a Aliança Catalana. Orriols va a atrapar a votantes de todos los partidos políticos. En todos hay simpatizantes que se identifican con su descarnado discurso antiinmigración", eje de su campaña.

El presidente de Junts, Carles Puigdemont, durante una rueda de prensa, en el espacio Les 5 Éléments

El presidente de Junts, Carles Puigdemont, durante una rueda de prensa, en el espacio Les 5 Éléments Europa Press

"Estamos, y no sólo en Cataluña, en un contexto de fatiga ideológica, por lo que la identidad actúa como refugio", añade Xavier Peytibi, consultor de comunicación política en Ideograma.

¿Qué explica el auge de Aliança entre un electorado tan diverso? "Lo que une hoy a muchos votantes no es la posición en el eje izquierda-derecha, sino el sentimiento de pertenencia cultural y la sensación de amenaza externa. No porque la ideología deje de existir o no sea importante, sino porque se prioriza hoy otra cosa".

Aliança Catalana ha entendido eso y ha priorizado la identidad sobre la ideología. "No habla tanto de políticas públicas ni de redistribución, sino de quién pertenece y quién no a la comunidad. El resultado es que puede atraer a votantes procedentes de partidos distintos, unificándolos bajo una emoción: la defensa de 'lo nuestro'", añade Peytibi.

Torrens, por su parte, sugiere que la pregunta ya no es si Aliança Catalana tendrá un ascenso electoral, sino hasta dónde llegará esa subida en número de votos. Y pone como analogía el auge de Marine Le Pen en Francia.

"Primero se consolidó en los municipios de las zonas rurales; después, en las ciudades medianas; luego llegó a las grandes ciudades, aunque a Aliança le costará entrar en Barcelona".

La diferencia entre Agrupación Nacional y Aliança Catalana es que a Orriols no le interesa en absoluto un salto a la política nacional, sino sólo crecer con fuerza en el Parlament.

La guerra la quiere librar en Cataluña y ve a España como un estado opresor. Ni siquiera se expresa en castellano. "Ella ha dicho que no se va a presentar a las generales. Ha cortado por lo sano y asegurado que antes de hacerlo dejaría Aliança".

Peytibi considera que aunque Aliança no logre ser una fuerza mayoritaria, su irrupción sí que podría alterar las aritméticas del Parlament.

"Su crecimiento reduce el espacio de Junts y ERC, fragmenta el bloque independentista y, al mismo tiempo, introduce temas como la inmigración o la seguridad que obligan a todos los partidos a reposicionarse. Incluso si nadie pacta con ellos, su mera presencia cambia la conversación. Es lo mismo que logró Vox con los partidos constitucionalistas en las anteriores elecciones".

Qué dicen los anteriores sondeos

Lo que está claro es que las últimas encuestas dibujan un paisaje electoral que habría sido impensable hace apenas dos años. Según el sondeo de Ipsos para La Vanguardia publicado en septiembre, Aliança Catalana pasaría de 2 a 19 diputados, disputándose la segunda posición con Junts y ERC, ambos con 21 escaños. Junts perdería 14 diputados respecto a los 35 actuales, mientras que Aliança crecería en 17.

El panel de Sigma Dos para El Mundo sitúa a Aliança en una horquilla de entre 11 y 14 escaños, mientras que Junts caería a 24 o 26 diputados, una pérdida de entre 9 y 11 representantes. Los números hablan solos: Junts caería 5,4 puntos en voto respecto a 2024, prácticamente la misma cifra que ganaría Aliança (6 puntos).​

Los sondeos internos de algunos partidos catalanes elevan la cifra de Aliança hasta 15 escaños. Por tanto, la pregunta ya no es si Aliança entrará con fuerza en el Parlament, sino si superará a los de Puigdemont como segunda fuerza política, algo que el último sondeo del CEO para confirmar.

Un escenario así no resulta descabellado. "Lo acabamos de ver en las elecciones de Argentina", asegura Enric Ucelay-Da Cal, historiador y catedrático emérito de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.

La diputada de Aliança Catalana, Silvia Orriols, a su llegada a un acto de Aliança Catalana con motivo de la Diada, a 10 de septiembre de 2025, en Barcelona.

La diputada de Aliança Catalana, Silvia Orriols, a su llegada a un acto de Aliança Catalana con motivo de la Diada, a 10 de septiembre de 2025, en Barcelona. Europa Press

"¿A quién votas cuando eliges entre lo malo y lo peor? ¿Quieres el peronismo? ¿A Milei? ¿A Macri y la derecha? ¿Al microsocialismo? Traslada eso a Cataluña. Te sientes procesista, quieres un cambio y te ha entrado la lógica de que España nos roba y sin ellos estaremos mejor. ¿Quieres a Puigdemont? No. Es un líder malo, obsesionado con sus propios problemas. ¿Esquerra? Ni Junqueras ni ERC han sido coherentes gubernamentalmente. No quieres ni lo uno ni lo otro. La gente, aún sabiendo que es un error, elige otra opción".

Ucelay-Da Cal asegura que esto se explica no tanto porque el discurso populista seduzca argumentalmente sino por la necesidad de un cambio; una ruptura a nivel sociológico. "Es la política de lo peor. Un pensamiento que emana de los monopolios de Palo Alto. Muchos votan por lo más disruptivo porque es lo que está de moda".

Esto ocurre especialmente entre la gente joven. Aliança Catalana es el partido con mayor proporción de jóvenes entre sus votantes (14%), 5 puntos por encima de la media. Un 37% de sus simpatizantes tiene estudios universitarios (frente, por ejemplo, al 14% de Vox) . La mayoría son de rentas medias-altas.

"El votante de Aliança Catalana es, en general, un independentista desencantado, con fuerte identificación local y prioridad por temas como la inmigración, la seguridad y el orden", añade Xavier Peytibi.

Suele vivir en municipios medianos o pequeños, especialmente del interior de Cataluña, donde las tensiones culturales o económicas se sienten con más intensidad. Entre los jóvenes funciona especialmente por su comunicación, ya que están muy presentes en redes y tienen buenos contenidos audiovisuales. También por su estética de disidencia".

Sin embargo, lo verdaderamente disruptivo es que Aliança atrae también a votantes no independentistas. Según una encuesta de Sigma Dos, el 50,8% de los votantes de Aliança optarían por el 'Sí' en un referéndum de autodeterminación, mientras que el 47,7% se opondría a la ruptura con España.

"Hay encuestas que están empezando a detectarlo", incide Xavier Torrens. "Eso se explica porque el discurso antiinmigración de Orriols se percibe como más auténtico que el de Vox. Ella misma se define como islamófoba, algo que Abascal, aunque tenga un discurso antimusulmán, no hace. De hecho, Aliança considera que Abascal hace un discurso demasiado moderado".

Esa dualidad podría explicar un préstamo de votos temporal. Torrens recuerda que cuando en la Generalitat estaba Jordi Pujol, mucha gente lo votaba en las elecciones catalanas mientras que prefería al PP en las generales.

"En Badalona gobierna Albiol, que ha firmado el pacto de la lengua catalana en la Generalitat porque tiene a independentistas catalanes que lo votan. Yo aventuro, y esto es una hipótesis, que hay un perfil de votante que preferirá a Aliança en las municipales y a Vox en las generales".

Los votos del 'tibio' Abascal

Aliança Catalana y Vox comparten el mismo arquetipo populista: el del orden, el miedo y la reacción. "Ambos se alimentan del malestar y la desafección política, apelan a la gente 'corriente' frente a las élites y construyen su discurso sobre la idea de amenaza", amplía Peytibi.

"Coinciden en su dureza contra la inmigración irregular, en la retórica del civismo y en la nostalgia de una comunidad homogénea que sienten que se está perdiendo. En el fondo, la estructura emocional de ambos discursos es idéntica: miedo al cambio, idealización del pasado y promesa de restaurar el control".

Sin embargo, esas similitudes, y un hipotético trasvase de votos, no preocupa a Vox. Fuentes del partido de Abascal en Cataluña aseguran que aunque "existe esa posibilidad", es "pura predicción" y, en todo caso, "sería algo anecdótico", ya que ninguna de sus encuestas internas "detecta un trasvase masivo" de sus votantes. A lo sumo serían "votos prestados" que "debilitarán a Sánchez".

De hecho, consideran que el ascenso de Silvia Orriols en el Parlament podría llegar a beneficiarles por la sangría de votos robados a Junts.

El secretario general de Vox, Ignacio Garriga, durante su intervención de este lunes en Segovia

El secretario general de Vox, Ignacio Garriga, durante su intervención de este lunes en Segovia

"Creemos que le va a hacer daño a cualquier partido del espectro separatistas, desde ERC o la CUP. Consideramos bienvenido cualquier discurso sobre la inmigración masiva y descontrolada. Es algo que llevamos diciendo en solitario desde hace 15 años".

Ignacio Garriga, líder de Vox en Cataluña, define a Aliança Catalana como "una corriente de frustración identitaria dentro del separatismo". En declaraciones en 2024, advirtió que Orriols "utiliza el malestar de los catalanes para dividir todavía más una sociedad ya fracturada".

Aun así, Garriga ha reconocido que comparte con Aliança "la preocupación por la inmigración descontrolada y la inseguridad", aunque remarca que los de Orriols "quieren romper España" mientras ellos "luchan por recuperarla".

En sus últimas intervenciones en el Parlament, ha repetido que "la inmigración ilegal es una crisis que no entiende de banderas" y que los catalanes "deben recordar que la identidad nunca estará a salvo en manos de los separatistas".

Sin embargo, Vox no prevé un acercamiento entre formaciones. "Principalmente, por su furibundo antiespañolismo. Ellos quieren destruir España y expulsar a todos los españoles de Cataluña. Su programa no es detallado. Nosotros tampoco colgaríamos del ayuntamiento la bandera LGTB como ha hecho Orriols en Ripoll". Hay diferencias insalvables.

"Nunca se pondrán de acuerdo", señala Ucelay-Da Cal, "porque hay un problema identitario que hace imposible la comunicación. Ambos comparten el discurso de 'no a la inmigración', la idea de que sólo se quedarán los privilegiados o los privilegiats. Piensan de manera parecida pero hay un 'no' de base que bloquea la conexión".

¿Qué otros puntos, más allá del 'furibundo antiespañolismo', diferencian a Vox de Aliança Catalana? Torrens lo tiene claro: "Uno: Orriols pone la bandera de la comunidad LGTB; Vox nunca lo haría. Dos: si bien ella no es partidaria del aborto, sí defiende el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo. Vox, no. Tres: Aliança Catalana, y concretamente Orriols, es favorable a la ley de la eutanasia".

El 'terremoto' de Silvia Orriols

Para entender el fenómeno Orriols es imprescindible rastrear sus raíces ideológicas, que explican tanto el carisma que ejerce sobre sus votantes como la radicalización de su discurso. Nacida en Vic en 1984 y licenciada en Biblioteconomía y Documentación, Orriols no es una recién llegada a la política.

Comenzó militando en las Juventudes de ERC (JERC) a principios de los años 2000 movida por una convicción soberanista genuina. Posteriormente, se afilió a la organización más radical Estat Català y se sumó a plataformas civiles como la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural, participando activamente entre 2010 y 2017 en todas las movilizaciones independentistas catalanas.

"Su pensamiento actual viene de la adolescencia", afirma Xavier Torrens. "Aunque estuvo en las juventudes de Esquerra, ella ya salía a cambiar los nombres de las calles de Ripoll por personajes vinculados al ideario separatista.

Ella escribía y era una de las coordinadoras de una revista comarcal que llamada Els Intransigents (Los Intransigentes). La figura en la que se inspira es Daniel Cardona, quien se definía como separatista intransigente".

La candidata de Aliança Catalana por Girona, Sílvia Orriols (c), interviene durante el inicio de campaña de Aliança Catalana, en Ripoll, a 27 de abril de 2024, en Ripoll, Girona.

La candidata de Aliança Catalana por Girona, Sílvia Orriols (c), interviene durante el inicio de campaña de Aliança Catalana, en Ripoll, a 27 de abril de 2024, en Ripoll, Girona. Europa Press

El cortocircuito que transformó definitivamente la carrera de Orriols llegó en 2017, con la aplicación del artículo 155, y tras los atentados yihadistas del 17 de agosto de 2017, cuando una célula islamista se radicalizó precisamente en Ripoll.

Ese evento traumático, combinado con el crecimiento de la población migrante en el municipio (alrededor de un 15% de extranjeros), catalizó una transformación ideológica: el mensaje soberanista se fusionó con la xenofobia islamófoba.

En 2019, Orriols presentó su candidatura por Frente Nacional de Catalunya (FNC) en las elecciones municipales de Ripoll. Obtuvo un concejal con 500 votos. Sin embargo, el resto de fuerzas políticas del municipio le impusieron un cordón sanitario.

Poco después, considerando que el FNC era "demasiado moderado" en cuestiones de identidad y seguridad, Orriols abandonó la formación y, junto a Jordi Aragonès, fundó Aliança Catalana en 2020.

Su mensaje amalgamaba independencia con pureza nacional, catalanidad con exclusión. Así, en las municipales de Ripoll de 2023, Aliança Catalana arrasó con un 30,76% de los votos (frente al 16,68% de Junts), permitiendo a Orriols acceder a la alcaldía.

"Silvia Orriols tiene dos expresiones de su personalidad", culmina Torrens. "Una se produce cuando está en el hemiciclo del Parlament de Cataluña, cuando hace un mitin o cuando ejerce de alcaldesa en el consistorio municipal. En ese momento aparece una Silvia Orriols seria, tajante, con un discurso radical. En la corta distancia, sin embargo, es una persona sonriente, afable y se muestra dialogante. En ambos casos, si se compromete con una idea, cuesta dar marcha atrás".

El ultraliderazgo personalista

El 'terremoto Aliança' se explica, en esencia, por el fracaso del procés, por el impacto en el imaginario colectivo catalán de los atentados yihadistas perpetrados por una célula islamista formada en Ripoll y por la instrumentalización que los líderes de AC han hecho de teorías conspirativas como la de "el gran reemplazo", la cual han integrado en un discurso identitario que apela a las raíces culturales e históricas y, sobre todo, al miedo al extranjero, es decir, a la xenofobia.

El éxito del partido de Sílvia Orriols no se entiende sin la fenomenología del desencanto ni la alienación de una parte creciente del electorado, cansado de las viejas promesas soberanistas y deseoso de medidas que reincorporen un discurso duro sobre la inmigración, la autodefensa territorial y la protección de la identidad catalana.

Orriols ha sabido seducir a ese público con una retórica antiestablishment, reforzada por su intransigencia lingüística –se niega a hablar español incluso en debates televisivos nacionales, como sucedió recientemente en Telemadrid– y su apuesta inequívoca por un modelo identitario excluyente.

Para todos los expertos, Aliança Catalana no es nada sin Silvia Orriols. "Depende casi por completo de su carisma. Aún no cuenta con una estructura territorial desarrollada, pero no es una prioridad absoluta. Con la comunicación en redes y persona a persona les basta para crecer por ahora. La estructura territorial es más necesario después, para mantenerse", señala Xavier Peytibi.

"Prácticamente todos los partidos nacionalpopulistas tienen un líder carismático que arrastra la mayoría de sus votantes", añade Xavier Torrens. "Ha habido pocos casos en los que el partido haya superado a un líder anterior".

Sus actos y discursos consideran la lengua, la cultura y la seguridad ingredientes inseparables de la supervivencia catalana, lo que explica su atractivo creciente no solo para independentistas radicalizados, sino también para la franja desencantada del españolismo catalán que antes apostaba por Vox y que ahora encuentra en Aliança un refugio ideológico acorde con sus frustraciones inmediatas.

El racismo y la xenofobia forman parte del ADN del partido, que ha hecho de la inversión del "no a la inmigración" y la defensa de frentes locales contra la convivencia multicultural su principal mensaje electoral.

El éxito de su proyecto se traduce sobre todo en municipios de la Cataluña interior y la media montaña, donde la crisis demográfica y la llegada de inmigrantes han resquebrajado la noción tradicional de comunidad y pertenencia.

"Así es como nace Aliança: no en el pico del nacionalismo del 2017, sino como consecuencia de los atentados yihadistas. Gente que parla Catalá pero era musulmana y perpetró un atentado. Fue un cortocircuito".

Su visión de la política es maximalista, frontal y desprovista de cualquier afán integrador: ni media concesión a la pluralidad identitaria, ni fórmula intermedia. El resultado: un radicalismo incipiente y una capacidad de atracción transversal que convierte al fenómeno Orriols en el polo disruptivo más potente del independentismo catalán contemporáneo.