Wahid, ingresado en la UVI.

Wahid, ingresado en la UVI. E. E.

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Wahid se debate entre la vida y la muerte por "una negligencia del instituto": dos costillas rotas y sin bazo tras una caída

El niño se tropezó con la red de una portería "en mal estado" y actualmente se encuentra en la UCI: "No se puede hacer nada, solo nos queda rezar a Dios".

Más información: Muere Abdel, el joven de Melilla con cáncer terminal que esperó durante meses el traslado a la península para ser tratado

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La vida de Wahid, un niño melillense de 13 años, está en serio peligro. El pasado viernes, un día como otro cualquiera, el joven estaba en su instituto, el Leopoldo Queipo. Durante la clase de educación física, el profesor les dijo a sus alumnos que corrieran por fuera del patio.

Ahí, se encuentra una portería "en mal estado", con "la red suelta y los hierros visibles". El chico se tropezó con la malla y se golpeó brutalmente contra la portería. El fatídico resultado: dos costillas rotas y la extirpación del bazo. Ahora, Wahid está en la UCI del Hospital Comarcal de Melilla.

Wahid, postrado en la cama de la UCI.

Wahid, postrado en la cama de la UCI. E. E.

EL ESPAÑOL ha hablado en exclusiva con su madre, Soraya, quien está "absolutamente destrozada" por el estado de su hijo: "El profesor les hizo correr por fuera. Se le enganchó un pie y se dio con los hierros. Le asistieron más profesores y le dijeron que se levantase, pero mi hijo tenía mucho dolor".

Según el relato de su progenitora, a Wahid le sentaron en un banquillo durante 15 minutos. Luego, le pusieron a caminar por el instituto y el niño comenzó a vomitar "un flujo verde".

Llamaron al jefe de estudios del Leopoldo Queipo y, más tarde, al 061. Soraya, quien tenía una cita con la psicóloga del centro, se quedó de piedra al ver a su hijo postrado en una silla de ruedas. Los servicios de Emergencias trasladaron al joven al centro sanitario para operarle de urgencia.

El Hospital Comarcal de Melilla, dependiente del Ministerio de Sanidad, en una imagen de archivo.

El Hospital Comarcal de Melilla, dependiente del Ministerio de Sanidad, en una imagen de archivo. EP

Le hicieron una radiografía y le metieron en el box de reanimación. Posteriormente, le hicieron una eco y confirmaron el derrame que había en su interior, y con el TAC, que el bazo estaba roto. "Está como si lo hubieran partido con un hacha, por la mitad", denuncia Soraya a este periódico con profunda tristeza.

"No entiendo por qué estuvieron moviendo a mi hijo. Lo tuvieron que inmovilizar inmediatamente. De hecho, el cirujano que lo asistió me lo dijo, que cómo es posible que lo movieran", comenta Soraya con gran consternación.

"No tiene defensas. Está muy débil. Le están dando morfina. Se levanta muy poco...", agrega la progenitora entre sollozos. Y continúa: "El sistema sanitario aquí es pésimo. Cuando el niño salió del quirófano, vino la directora provincial del Ministerio de Educación, y antes de la operación, el director del instituto y el jefe de estudios".

Cabe reseñar que las competencias sanitarias de las dos ciudades autónomas son las únicas de España que son directamente responsabilidad del Ministerio de Sanidad, la cartera de Mónica García.

La madre de Wahid asegura a este diario que va a denunciar la situación ante el juzgado, debido a la "negligencia del instituto". Además, indica que desde el centro de estudios la han llamado en alguna ocasión para preguntar por el estado del niño, pero declinan hablar sobre el tema.

"La portería lleva así un año. En el instituto no tienen los conocimientos mínimos de primeros auxilios por si pasa algo de este estilo. Debería haberle dejado quieto", apostilla Soraya.

"Es un niño muy adulto, muy inteligente... Me decía: 'Mamá, ¿por qué tengo tan mala suerte? Estas cosas solo me pasan a mí'. Ahora, no se puede hacer nada, solo rezar a Dios y esperar a que cicatrice todo y el cuerpo responda bien a la hemorragia. Está entre la vida y la muerte", concluye esta madre, quien solo espera traer de vuelta a casa a su pequeño sano y salvo.

La muerte de Abdel

Hace casi un año, este periódico narró la muerte de Abdel, un joven de 25 años, oriundo también de la ciudad autónoma, que murió de un cáncer terminal tras un diagnóstico erróneo. Agonizó en Melilla sin oncólogos ni paliativos.

El chico acudió en numerosas ocasiones al Hospital Comarcal de Melilla, pero le decían que no había indicios suficientes para realizarlo pruebas y averiguar qué le sucedía, a pesar de que vomitaba sangre y se retorcía de dolor.

Cuando finalmente llegó el diagnóstico, el cáncer había avanzado sin cesar. Finalmente, fue trasladado a Granada para recibir un tratamiento médico, pero era demasiado tarde.

"No es normal lo que hemos vivido", decía su tía, Nayma Mohamedi, en declaraciones ante los medios antes del fallecimiento de Abdel. "No es normal que hayamos tenido que gritar, pelear, discutir con los médicos para que hicieran lo que tenían que hacer", zanjó Mohamedi.