La banda musical Viva Suecia.

La banda musical Viva Suecia. Nieves Díaz

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Viva Suecia: "Bob Dylan no pensaba en si se enfadarían por cantar 'follas como una mujer pero lloras como una chica'"

En su nuevo disco, 'Hecho en tiempos de paz', reivindican la necesidad de recuperar la calma y la tolerancia en un mundo cada vez más polarizado.

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La historia de Viva Suecia nace del dolor de apostarlo todo por un sueño, la música hasta alcanzar la gloria. Su historia no es la del éxito inmediato, sino la de la constancia. La de cuatro amigos que un día renunciaron a sus trabajos estables y eligieron creer como nadie en lo que hacían.

"Ha habido momentos de sólo dolor porque veíamos que teníamos que renunciar a todo lo que habíamos construido a nivel profesional si queríamos tomarnos en serio la música", revelan en una entrevista con EL ESPAÑOL.

Así, desde 2013 han construido un camino que los ha llevado a convertirse en una de las bandas más queridas del panorama nacional. Un logro que parece no existir para las radios musicales, esas que repiten las mismas fórmulas y dejan a bandas como Viva Suecia al margen del circuito comercial.

"Aparte del negocio y que suene algo que sea rentable, hay tráfico de influencias y favores, supongo... Lo que sabemos es que hay una gran parte del público de este país que no se ve representado en la radio que escuchan", expresan.

En sus canciones ha ido dejando retazos de lo humano, convirtiendo sus letras en himnos que resuenan con fuerza y que celebran el mero hecho de estar vivos.

En su nuevo disco, Hecho en tiempos de paz, reivindican la necesidad de recuperar la calma en un mundo cada vez más polarizado, de hablar desde la empatía y no desde el ruido y la intolerancia. Para ellos la paz no es una consigna política, sino una actitud ante la vida, aun cuando cuesta.

Y mientras algunos no consiguen dormir cuando suena la voz del presidente –parafraseando una de sus letras–, Rafa Val (cantante), Jess Fabric (bajo eléctrico), Alberto Cantúa (guitarra) y Fernando Campillo (batería) dejan claro que la humanidad es de sentido común y que no entiende de partidos.

Y eso que hasta el propio Pedro Sánchez reconoció públicamente que era fan de su música. Sin embargo, para Viva Suecia "hay cosas mucho más importantes que lo que pueda decir el presidente del Gobierno", señalan.

Pregunta.– Comienzan su andadura en 2013, sin embargo, el éxito lo conocieron años más tarde ¿Qué papel ha jugado la fe y la perseverancia en la historia de Viva Suecia?

Rafa.– Gran parte de la culpa de que estemos aquí la tiene la constancia. Nuestra única tarjeta de presentación ha sido la de tocar y tocar ininterrumpidamente durante 12 años. Y ahí la gente se ha ido sumando.

P.– ¿Hubo algún momento en el que pensaron que no podían dedicarse a esto? Ese momento de "dolor para alcanzar la gloria" (como reza una de sus canciones).

Jess.– Pues uno de los momentos más difíciles de mi vida fue cuando tuve que elegir entre lo que era mi vida laboral anterior y decidir apostar por la música de forma plena. Ahí tuve que elegir porque era insostenible compaginar las dos.

Fernando.– También fue muy importante que fuéramos cuatro y no uno solo. Los cuatro siempre nos apoyamos mutuamente y nos dijimos que debíamos confiar en nosotros.

Alberto.– Nuestras familias también han estado con nosotros en los momentos más duros. Ha habido momentos de sólo dolor porque veíamos que teníamos que renunciar a todo lo que habíamos construido a nivel profesional, cada uno en lo suyo, si queríamos tomarnos en serio la música y tirar para adelante.

P.– ¿A qué tuvieron que renunciar?

R.– A Alberto le costó mucho renunciar a su carrera en el mundo del baile… (bromea) (risas).

A.– Sabía que ibas a decir algo así… (risas). No, yo trabajaba en banca y el último día de trabajo vino el cabrón de Rafa a buscarme y yo estaba metiendo mis cosas en una caja, como en la típica escena de serie americana.

R.– Para mí fue un poquito menos traumático porque tenía un trabajo fácil de soltar. Soy licenciado en Magisterio en Educación Musical, pero en ese momento trabajaba de camarero. Entonces ellos tenían trabajos más estables y mejores económicamente. Así que yo fui el primero y los demás fueron haciendo lo mismo.

P.– Y consiguen, con los años, ser una de las bandas más queridas y escuchadas por el público. Sin embargo, no suenan en la radio comercial.

R.– No nos preocupa en absoluto ya que estamos aquí porque hay un montón de gente que ha decidido que le gustan las canciones y le gustan los directos. Eso es precioso. Nadie nos ha puesto en ningún sitio. Ha sido la gente la culpable de que estemos aquí y podamos vivir de esto.

Pero claro, estaría bien, y no ya por nosotros, sino por los que vienen detrás, que esto no ocurra. A mí me gustaría que un sitio que se dedica a poner música contemplase la posibilidad de poner la música que le gusta a una gran parte de la población. Pero, por suerte, el pueblo es soberano y aúpa a quien se lo curra.

A.– Y lo peor es que hablas con gente de los medios y les encanta el grupo y, por alguna extraña razón, ni nos dan premios ni nos llevan a las radios. Y no ya a nosotros sino a bandas similares.

J.– Pero vamos, el premio es sacar un disco y que se vendan tickets y que llenes recintos cada vez más grandes y que te llegue alguien que te diga que le encanta una canción y que eso le ayuda... Ese es el verdadero premio.

P.– Pero, ¿por qué ese veto?

R.– Yo creo que es una cuestión que no tiene que ver ni con lo cultural ni con lo musical. Es una cuestión de que una empresa está hecha para ganar pasta, lo cual es lícito y respetable, pero al final para hacerlo sostenible pues tienen que sonar determinadas cosas.

Y también hay una parte del negocio en la que ya no es que sea rentable sino que hay tráfico de influencias y favores, supongo... Es muy aburrido todo eso... Lo que sabemos es que hay una gran parte del público de este país que no se ve representado en la radio que escuchan.

A.– Y también se ve mucho en la tele. Formatos tan verosímiles como La revuelta ahora, o La resistencia antes, por la que nadie daba un duro para llevarlos a una televisión grande y que funcionase. Y ha funcionado y mucha gente ha vuelto a ver la tele en un momento en el que muchos estábamos ya en clara retirada. Aquí alguno no tenemos ni tele en casa.

R.– Yo mismo.

A.– Y hay mucha gente que busca algo alternativo o diferente, y eso tiene mucho público. Entonces, ¿por qué eso no se extrapola a otros sitios? A las radios, por ejemplo.

R.– La revuelta es el único programa que pone música en directo. El único programa de este bendito país. Es increíble. ¿Cuántos canales y cuánta oferta hay? ¿Cuántas horas de programación y cuántos capítulos de La que se avecina? Y que sólo uno ponga música en directo…

J.– Oye, a mí me flipa La que se avecina.

R.– A mí también, pero no me gusta comer todos los días pizza. Bueno, en el caso de la pizza, sí. Pero no perritos calientes (risas).

P.– ¿Y les molesta que se siga hablando de Viva Suecia como "pseudo indie" o "rock comercial"? ¿Creen que el término indie ha perdido sentido?

R.– El término "indie" no existe, y si comercial es vender mucho, fantástico. Los Beatles han vendido mucho. Radiohead ha vendido mucho, Simple Plan ha vendido mucho, Elvis ha vendido mucho, Ryan Adams ha vendido mucho, Bruce Springsteen ha vendido mucho…

A.– Creo que ha quedado clara la idea, Rafa (risas).

R.– Menciono tantos nombres porque siempre que digo una lista de grupos alguien pensará: "No ha dicho el grupo que me gusta a mí, entonces no son comerciales". Y claro que son comerciales, porque la palabra comercial define eso.

Y la palabra "indie" no define nada a nivel musical y el término "pseudo indie" define la "pseudo nada". Uno no es "indie", uno es música, y hace música y la gente lo escucha.

J.– Es que además es un término que hasta le quita valor. Y más "pseudo indie", que es como que no eres ni una cosa ni la otra.

F.– Al final es una etiqueta que se pone.

J.– Pero en nuestro caso, el término "pseudo indie" se ha usado para hablar mal de nosotros. Y eso dice más de la persona que insulta que de nosotros mismos.

Pedro Sánchez se declaró fan de Viva Suecia.

Pedro Sánchez se declaró fan de Viva Suecia. Nieves Díaz

P.– Hablemos de su nuevo álbum, Hecho en tiempos de paz. Hay mucha ironía en ese título, ¿no?

R.– En realidad, no, aunque entiendo que lo digas.

A.– Es irónica por la situación, pero no por el mensaje.

R.– De hecho, está puesto adrede. El título lo pusimos porque, a pesar de estar en una situación global de mierda, nosotros hemos hecho este disco en una situación de paz absoluta, en una casita en la Sierra de Albacete en la cual el mundo exterior y sus problemas quedaban fuera de esa casa.

Y, a su vez, intentamos poner en valor una palabra que se ha usado tanto que ha perdido su significado, y no hay momento más perfecto que ahora para reivindicarla. Y hay que mirar en nuestro interior para dejar de cometer barbaridades absurdas en nombre de ideales estúpidos. Todo el mundo tiene en mayor o menor medida un espacio de sosiego y paz.

A.– Y este disco también es posible gracias al trabajo en equipo tanto nuestro como de toda la gente que hay detrás. Y la base de esta relación es el respeto y la paz y decir las cosas con cariño... Y todo ese trabajo nos ha traído hasta aquí. Es necesaria la paz y tener buena relación con las personas para conseguir cosas bellas.

P.– Un mensaje que no sé si resulta la clave del éxito para que en sus conciertos haya una sensación de hermandad muy presente, incluso hasta de refugio.

J.– Pues es que tendemos a relacionar la palabra paz con algo global, y de manera individual tenemos muy poco control sobre la paz global. Entonces, debemos empezar por llevarlo a nuestro camino y encontrar refugio en aquellas cosas que te hacen sentir bien y te van a hacer ser mejor persona.

Y las canciones forman parte de eso. Te ayudan a salir de la vorágine en la que vivimos, y eso lo consigue el arte y la cultura. Hay cosas pequeñas que te hacen encontrarte y te hacen sentir mejor.

A.– Sólo el mero hecho de que un grupo de amigos vayan a un festival y acaben pegando botes, borrachos o no, y se abracen al final de una canción... Joder, eso es tremendo.

J.– Pequeños grandes éxitos.

P.– Vuestras letras suelen tener trasfondo humano, pero también político. "Somos la rabia que nos han obligado a sentir", cantan. ¿Es un reflejo del clima que se vive actualmente?

R.– Bueno, a lo largo de nuestra vida, todos perdemos a seres queridos, todos nos enamoramos, todos hacemos muchas cosas por primera y última vez. Y creo que no nos diferenciamos absolutamente en nada, aunque nos empeñemos todo el rato en buscar diferencias entre nosotros.

Entonces, lo que hacemos con esa frase es expresar aquellas cosas que a todos nos han pasado y que nos unen a cualquier otra persona, sea de origen español o no. Cuando uno pone la televisión y ve lo que pasa, una persona de Tailandia y yo sentimos exactamente lo mismo.

No creo que haya mucha diferencia. Así que se trata de hacer un ejercicio de hermandad, o algo así, en contraposición de esa rabia que impera muchas veces.

O incluso un acto de catarsis, de querer soltar lo que uno lleva dentro y quitárselo de encima. Y buscar esa paz, porque la paz no tiene por qué ser calma o serenidad, sino simplemente ausencia de conflicto.

P.– "Hoy sonó la voz del presidente, y nadie ha conseguido dormir", reza otra de sus canciones. ¿Les quita el sueño la voz del presidente?

R.– No, creo que hay cosas mucho más importantes que nos quitan el sueño. Creo que lo que le pase a mi padre, a mi madre o a mis amigos es mucho más importante que lo que pueda decir el presidente del Gobierno.

P.– Pedro Sánchez dijo públicamente que le gustaba Viva Suecia.

R.– Muy agradecidos.

P.– ¿Lo toman como un halago?

(Rafa asiente).

P.– En Gente normal, noveno título del disco, otra frase retumba. "No te hace falta estar de acuerdo con la gente normal, nos queda bien luchar. Somos un ejército". ¿Contra quienes debemos luchar?

R.– Vivimos un momento tan imperfecto que hay que luchar por la paz... Lo estamos viendo en las calles estos días. Por desgracia, tenemos muchas razones y causas por las que luchar cada día. Y la lucha no violenta y no armada es el primer paso hacia la paz.

P.– Hace un mes, el Ayuntamiento de Murcia, gobernado por el PP, les propuso ser pregoneros de las fiestas. En su discurso, Rafa lanzó un mensaje en defensa de quienes huyen del horror, criticando la intolerancia y recordando que Murcia aún puede ser un lugar mejor. (El acto tuvo lugar tras las revueltas de Torre Pacheco y la polémica normativa del PP y Vox que limita celebraciones musulmanas en el municipio de Jumilla). ¿Les preocupa que con estas declaraciones les puedan asignar o tachar de que empatizan con algún partido político?

R.– No, porque no lo decimos desde la política. Y lo hablamos mucho entre nosotros. Eso no tiene nada que ver con la política.

A.– Es sentido común.

R.– Es humanidad. Hablamos de que una persona abandona a su familia, huye de un sitio terrible donde seguramente ha perdido a gente que le importa mucho, se va a un país donde no controla el idioma, sin un duro y seguramente de manera ilegal... Y llega ahí y la gente le dice: "No puedes estar aquí, eres distinto, vete...".

La situación de esa persona no tiene absolutamente nada que ver con la política. Es una cuestión de humanidad y de empatía y de ponerte los zapatos de la otra persona y decir: "Desde mi posición privilegiada debería ayudar en vez de obligarlo a que vuelva a casa a vivir una situación desesperada".

Y eso pasa todos los días. Entonces, en el momento en que ponemos la palabra política en esto, nos estamos cargando la idea, la lucha…

A.– Y así se desvía el foco del problema. Realmente, toda la gente que tiene que tomar decisiones tiene opiniones mucho más cercanas y son inteligentes y saben lo que es el sentido común. Pero cuando se mete la política por medio, todo salta por los aires... No me creo que en una mesa, comiendo entre ellos, no tengan claras cosas que son de puro sentido común.

J.– Pues parece que no.

R.– Claro, pero porque hay una estrategia política.

A.– Y unas estructuras que tienen que mantener.

R.– Y unos discursos en los que están obligados a decir lo contrario que su oponente... Y eso siempre entra en conflicto con la humanidad.

A.– Se ve con el tema de la vivienda. Hay solución. Sería tan fácil como que se juntaran con diferentes ideas y llegar a un acuerdo.

Viva Suecia durante la entrevista.

Viva Suecia durante la entrevista. Nieves Díaz

P.– En este sentido, ¿pensáis que la cultura tiene la responsabilidad de reivindicar siempre?

A.– Sí, pero tampoco debería cargar mucho la cultura con este tema.

R.– Muchas veces se nos exige tener que ser bandera de cosas y no tiene por qué. Nosotros tenemos nuestras opiniones, igual que todo el mundo. Y, al igual que todo el mundo, tenemos derecho a expresarlas cuando queremos y como queremos.

Y sí que es verdad que históricamente la cultura ha estado relacionada con la reivindicación y la lucha por los derechos, y me parece estupendo. Y nosotros alzamos la voz siempre que lo creemos oportuno. Pero claro, cargar al mundo de la cultura con la obligación de dar tu opinión siempre... No es nuestro papel.

J.– No creemos que tengamos que cargar con ese peso.

A.– Y también muchas veces lo que pasa es que la cultura se politiza, y la cultura puede ser también simple ocio.

R.– Yo creo que, en nuestro caso, aquel día del pregón o en canciones como 'No hemos aprendido nada', ha quedado bastante claro cuál es nuestra manera de pensar sobre las cosas.

Eso sí, no creo que tengamos que decir nuestra opinión para que la gente la sepa. Y tampoco creo que tengamos que enarbolar la bandera de ninguna causa, eso es un peso muy grande y conlleva mucha responsabilidad.

A.– Tampoco tenemos que tener conocimientos o estar preparados para hablar sobre ello.

R.– O simplemente porque necesito más de cinco minutos, después de leer un tuit sobre algo, para conformar una opinión y expresarla.

A.– Creo que bastante responsabilidad tiene ya un artista.

R.– Todo lo que hacemos, desde hacer canciones a diseñar una portada de un disco, es todo lo que somos. Todo eso que ves. Y eso ya es un ejercicio de exposición bastante tocho como para que encima tengamos la responsabilidad de dar opinión sobre todo.

P.– Hablando de la responsabilidad del artista, sabéis que ha habido polémica por aquellas bandas o artistas que han participado en festivales financiados por fondos proisraelíes KKR. Uno de ellos es el festival Sonórica de Castro Urdiales, en el que participasteis este año. ¿Debe el artista asumir también esa responsabilidad?

R.– Nosotros creo que ya hemos expresado nuestra opinión sobre lo que ocurre en Gaza. Es un horror lo que está pasando. Y creo que ni el artista que decide ir a un festival, ni el público que decide comprar la entrada, tiene que ver con eso.

Cada uno tiene su opinión, y es perfectamente respetable. Pero al final nosotros estamos trabajando y poniendo un plato de comida en la mesa. No sólo nosotros, sino nuestro equipo y nuestra gente. Y nosotros colaboramos con la causa de la manera que consideramos oportuna.

P.– Soléis decir que vuestra música "está llena de vivencias", en el sentido orteguiano del término, el que habla de "vivir la vida". ¿Qué peso tiene la experiencia personal a la hora de escribir canciones?

R.– Bastante. Seguro que más de lo que la gente cree.

J.– Y más de lo que nosotros creemos, seguramente. Todo lo que uno hace en su vida es reflejo de lo que es. Y en el arte mucho más. Hay vivencias que intentamos plasmar y hay otras que aparecen sin más y también aparecen para significar algo.

F.– Siempre decimos que el escenario es el lugar donde más nos sentimos nosotros mismos.

A.– Y también decimos de broma que la persona se ha comido al personaje. Cuando bajamos del escenario es donde empiezan los miedos y las fobias.

Viva Suecia posa para EL ESPAÑOL.

Viva Suecia posa para EL ESPAÑOL. Nieves Díaz

P.–¿Cómo se construye una canción que emocione "a la primera"? ¿Es intuición, experiencia o un trabajo casi quirúrgico?

R.– Pues es que es muy difícil de explicar, porque cada vez vienen de una manera distinta y de sitios muy distintos.

J.– La única vara de medir que tenemos somos nosotros mismos. Que nos emocione y que nos haga sentir algo. Pero es imposible saber hacerlo de tal forma para conseguir que algo funcione. Es imposible.

A.– Cada canción es un pequeño milagro. Al final, cuando pasas un día entero 14 horas con la guitarra y acaba el día y escuchas lo que has grabado...

J.– Y suena un villancico (risas).

F.– Y también cuando algo no sale se desecha.

A.– Claro, y se desechan miles de cosas. Cuando vas revisando archivos y dices: "pues esta no estaba mal". Alguna cosa buena se perderá por ser idiotas.

P.– Decís que este disco también es una "celebración de estar vivos". Así que, ¿cuál es la mejor manera de celebrar la vida?

J.– Para nosotros, estar encima de un escenario, yo creo.

A.– Nosotros la celebramos cada vez que tocamos.

R.– Y la celebramos componiendo, la celebramos grabando, la celebramos compartiéndola con la gente.

J.– Tenemos una responsabilidad muy grande porque estamos viviendo algo que no hemos buscado. Quizá lo soñamos de adolescentes, pero nunca pensamos que se pudiese hacer realidad.

También creemos que hay gente mucho mejor que nosotros y con más talento y que se lo ha currado más y todo mucho más... pero nosotros somos los que estamos aquí y somos unos afortunados.

Así que lo mínimo que tenemos que hacer es disfrutarlo. Trabajarlo, por supuesto, pero disfrutarlo. Solemos decir que si Dios nos ha dado este don hay que aprovecharlo.

R.– Bueno, en nuestro caso llamarlo don quizá es demasiado (risas).

A.– Nos hemos puesto de deberes lo de celebrar un poco más las cosas. Nos pasa todo por encima tan rápido que a veces cuesta pararse a disfrutarlo.