Héctor Alonso, notario a los 25 años.

Héctor Alonso, notario a los 25 años. Cedida

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Don Héctor Alonso, notario a los 25 años después de sólo 2 años de oposición y varios premios: "Estudiaba 10 horas cada día"

Nacido en Montilla (Córdoba) en 1998, el joven ha obtenido un 47,10 sobre 60, alcanzando el número 1 de su promoción. Ahora trabaja en Lopera, Jaén.

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Héctor Alonso (Montilla, Córdoba, 1998) ya es don Héctor Alonso. Lo consiguió con tan sólo 25 años después de superar la oposición a Notaría, una de las más complejas de España al contar con 150 temas. Pertenece al grupo A1, es decir, al de los más altos funcionarios del Estado como lo pueden ser jueces, diplomáticos, abogados del Estado o registradores de la propiedad.

Y, pese a su juventud, Héctor Alonso ha conseguido ser el número 1 de la última promoción en acceder al Cuerpo de Notarios. Lo ha logrado con un 47,10 sobre 60, es decir, ha acumulado esa puntuación en los cuatro exámenes de los que consta la oposición de notario. “En total, estuve dos años y tres meses con el proceso y, durante ese tiempo, estudiaba 10 horas cada día”, explica el joven notario a EL ESPAÑOL.

Fruto de ese esfuerzo, la resolución final llegaría en junio de 2024 consiguiendo ser uno de los notarios más jóvenes de la historia. Hoy tiene 27 años y, desde hace poco más de uno, es el notario de Lopera, un pequeño pueblo de 3.500 habitantes situado al oeste de Jaén. “Ya conozco a la mayoría de los vecinos y aunque algunos se sorprenden de lo joven que soy, cuando van a la notaría procuro ayudarles, confían en mí y se van a sus casas aliviados”, dice don Héctor Alonso.

Héctor Alonso, el día de su nombramiento como notario.

Héctor Alonso, el día de su nombramiento como notario. Cedida

De hecho, esa fue una de las razones por las que el joven cordobés se inclinó por la oposición a Notaría. No sólo era amante del Derecho Civil, el orden jurídico más utilizado en las notarías, sino que, dice, “es un trabajo que permite ayudar a las personas”. Es algo fundamental para él y aunque es el único empleado de su notaría, Héctor Alonso siempre procura encontrar la solución a los problemas de los vecinos de Lopera.

El camino hacia el Derecho

Lo más curioso de esta historia es que Héctor Alonso no barajaba estudiar Derecho cuando era niño. Formado en el Colegio San Francisco Solano - Salesianos de Montilla y en el IES Inca Garcilaso, el joven montillano siempre se decantó por el camino de las ciencias. “Es más, cursé el Bachillerato de Ciencias e hice la selectividad de Ciencia sacando un 13,17 sobre 14”, recuerda el notario.

Fue en ese mismo Bachillerato donde Héctor Alonso consiguió uno de sus primeros premios, alzándose con la matrícula de honor en Bachiller. Aun así, reconoce, “empecé a sacar sobresalientes a partir de tercero de la ESO; antes sacaba sietes, ochos, nueves, pero nunca fui de sobresaliente hasta la última etapa de la Secundaria”.

Pero siempre siguió el camino de su pasión: las ciencias puras. “Hasta que llegó el momento de decidir a lo que me quería dedicar. Aunque me encantaba la ciencia, pensé que no quería trabajar en un laboratorio porque me gusta tener contacto con las personas. Por ello, opté por el otro camino que había pensado en alguna ocasión: el Derecho”, revela Héctor Alonso.

Ese camino, la verdad, no le era ajeno en absoluto. La familia de Héctor Alonso tiene varios juristas. Sin ir más lejos su padre, Joaquín Alonso, es secretario de Ayuntamiento y vive rodeado de Derecho, y su madre, Begoña González, es notaria. “Obviamente me ha influido la profesión de mi madre en gran medida. Ese camino me atraía”, explica el joven antes de añadir que su abuelo materno, Hermenegildo González, “también fue abogado”.

Héctor Alonso, notario.

Héctor Alonso, notario. Cedida

Y así fue como Héctor Alonso acabó estudiando el grado en Derecho y Administración y Dirección de Empresas (ADE) en la Universidad Complutense de Madrid. Allí se graduó en 2022 con el Premio Extraordinario al Mejor Expediente del Grado. Era otro merecido galardón que acumulaba el joven notario en sus vitrinas.

Y llegó la oposición

Una vez graduado, el joven tenía claro que quería opositar. Se tomó una suerte de mes sabático que utilizó para sacarse el carnet de conducir. “Al acabar la universidad, me puse con el carnet porque me iba a preparar en Córdoba, así que necesitaba conducir. Y si me gradué en febrero, el 9 de marzo ya tenía carnet y empecé a opositar”, dice. No había tiempo que perder.

Comenzó así una rutina maratoniana y germánica en la que Héctor Alonso “estudiaba 10 horas cada día con descansos de 10 minutos cada dos horas”. Y, al acabar el estudio, el joven notario hacía ejercicio como una forma de desinhibirse y desconectar.

Dos años y tres meses y cuatro ejercicios después, Héctor Alonso obtuvo el número 1 en la oposición a notario. Fue el mejor de su tribunal y junto a Fernando Frías, el mejor del otro tribunal, batió un récord en un año dorado para el notariado español. Ahora, la siguiente promoción está examinándose con el reto no sólo de conseguir plaza, sino de alcanzar la calificación de Héctor Alonso y de esta promoción.