Una ilustración que representa a varios detenidos.

Una ilustración que representa a varios detenidos. Arte E.E.

Reportajes

De profesión, delincuente: los multirreincidentes con hasta 62 arrestos y su negocio para "vivir en exclusiva del pequeño delito"

Policías y jueces aseguran que las prisiones no reinsertan en la sociedad a buena parte de los condenados, y la sobrecarga de los juzgados lleva a que haya casos que tendrían que celebrarse en 15 días, pero pueden tardar año y medio.

Más información: Pillado en Badalona un ladrón multirreincidente que acumula 50 detenciones.

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La tasa de reincidencia en los delincuentes está aumentando. No porque haya más criminales de este tipo, sino porque los que hay cometen cada vez más fechorías antes de sentarse delante de un juez.

La prisión provisional no es una vía que se pueda aplicar en casos de delitos leves como hurtos, y la saturación de los juzgados hace que a veces pasen años antes de que estos delincuentes rindan cuentas ante la justicia. Eso explica que algunos acumulen detenciones policiales y vuelvan a la calle a las pocas horas.

De manera que mientras sus juicios llegan, muchos vuelven a delinquir. Y estos cada vez son casos menos aislados. Así lo confirman fuentes de la Policía Nacional a EL ESPAÑOL: "Cada vez más nos encontramos con delincuentes que hacen de la multirreincidencia su modo de vida, perfectamente organizados, que roban por encargo en grandes superficies o que viven prácticamente en exclusiva de cometer pequeños delitos".

Dos agentes de la Policía Nacional vestidos de paisano detienen a un sospechoso, en una foto de archivo.

Dos agentes de la Policía Nacional vestidos de paisano detienen a un sospechoso, en una foto de archivo. Policía Nacional

"A simple vista no encajan con la imagen del marginado social, pero son auténticos profesionales del hurto y del engaño. Y por otro lado, sigue existiendo el perfil de los excluidos sociales, personas con problemas de drogadicción, mendicidad o prostitución, que viven al margen de cualquier norma y para quienes las consecuencias penales actuales resultan irrelevantes".

Solo en Barcelona, el director de los Mossos, Josep Lluís Trapero, afirmó esta semana que hay entre 300 y 400 delincuentes que han hecho de la reiteración de delitos su modus vivendi.

En una entrevista en la emisora de radio catalana RAC1, Trapero nombró el caso de una persona que, solo en 2024, fue arrestada 32 veces, alcanzando las 62 detenciones totales en su historial delictivo.

Pero no se trata de un fenómeno exclusivo de la Ciudad Condal.

El alcalde de Lérida, Fèlix Larrosa, realizó hace justo un año una comparecencia pública después de que la Guardia Urbana -la policía provincial leridana- detuviese 43 veces al mismo hombre.

Un mosso d'Esquadra, en un operativo.

Un mosso d'Esquadra, en un operativo. Laura Sopêña/Europa Press

"Estamos hartos, porque el esfuerzo que hace la Guardia Urbana no va acompañado por actuaciones más decididas por parte del entorno normativo o legislativo que tenemos en este momento", denunció el primer edil.

"Cuando una persona ha estado detenida en 43 ocasiones me parece que alguien tiene que decir 'ya basta'".

Estos ejemplos demuestran que Cataluña, si bien no es la única comunidad donde se dan estos casos, sí que es una de las que acapara más sucesos de este tipo, sobre todo por robos.

Uno de los más llamativos de los últimos días tuvo lugar el pasado jueves 18 de septiembre, cuando una patrulla de la Guardia Urbana barcelonesa pilló a un individuo dando un tirón violento a una persona para arrebatarle una cadena de oro.

Según recoge el diario ElCaso.com, para evitar perderla, el 'caco' se la tragó antes de ser detenido y llevado a dependencias policiales. Sin embargo, allí, varias horas más tarde, defecó el efecto robado, lo lavó minuciosamente y se lo volvió a tragar para evitar perderlo. Hasta ese punto llegan una parte de estos delincuentes para poder salirse con la suya.

Aumento de la violencia

Según un informe del Ministerio del Interior, la tasa de reincidencia en España es del 19,98%. Es decir, 2 de cada 10 de los detenidos estudiados entre 2009 y 2019 volvieron a delinquir. De quienes lo hicieron, el 88,61% tenía nacionalidad española, el 6,44% eran africanos y el 3,04% del resto de Europa.

Aunque este análisis, uno de los más exhaustivos publicados en los últimos años, concluyó su investigación justo antes de la Covid.

Sin embargo, hay quienes identifican un cierto incremento de la reincidencia después de la pandemia. Es el caso de Iván Felipe Peris, policía local de Burriana (Castellón) con 21 años de servicio y director de la academia de oposiciones PREOPOL.

El policía local Iván Felipe Peris, fundador de la academia de preparación de oposiciones PREOPOL.

El policía local Iván Felipe Peris, fundador de la academia de preparación de oposiciones PREOPOL. Cedida

PREGUNTA.– ¿Cómo es la evolución de los delitos que ha vivido en su trayectoria policial?

RESPUESTA.– En mi caso particular hemos visto un incremento de la violencia en las calles posterior a la pandemia. Es una sensación que compartimos muchos policías.

En este sentido, lo que me sorprende especialmente es que en mis primeros 16 años los sucesos con arma blanca eran mucho más anecdóticos, pero en los últimos tiempos he ido a muchísimos servicios en los que me he encontrado con esto. Criminológicamente habría que estudiar a qué se ha debido esto.

P.– En el caso de los delitos leves como los hurtos, que son los más comunes en los casos de reincidencia, ¿por qué los arrestados son tan rápidamente puestos en libertad?

R.– Un hurto de menos de 400 euros se considera delito leve, y no conlleva pena de prisión.

Si los supera se considera delito menos grave, y al ser detenido, se harán las diligencias oportunas y se remitirá ante el juez de instrucción, que decidirá si esta persona queda en libertad o entra en prisión provisional.

Pero esta medida está muy regulada, y no se utiliza habitualmente, por lo que lo normal es que esta persona quede en libertad, a la espera de que se celebre su juicio.

Mientras este se lleva a cabo o no, esta persona puede seguir reincidiendo en el mismo tipo de delito.

Pero cuando sale el juicio desaparecen del mapa porque entran en prisión por varios años. Lo que ocurre es que los tribunales están sobresaturados.

P.– ¿Por qué los juicios tardan tanto en celebrarse?

R.– Cualquier proceso penal tiene que ser justo, vivimos en un Estado de Derecho y hay que dar unas garantías. Todo eso ralentiza el proceso.

P.– En muchos casos, los vecinos de un barrio y la policía saben perfectamente quiénes son delincuentes reincidentes. ¿La ley no dispone de recursos para actuar con más contundencia en esos casos?

R.– La cuestión es que según la ley, todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario, y para eso tiene que haber una condena firme. Para mí, como vecino, esa persona es un reincidente porque no para de robar, pero el sistema judicial contempla la presunción de inocencia.

Por lo tanto, es inocente hasta que el juez dicte sentencia y lo declare reincidente. Esa es una de las cuestiones de la problemática general que hay.

Las prisiones no rehabilitan

El agente Iván Felipe Peris añade una problemática más a todo este proceso: las prisiones no logran reinsertar en la sociedad a los delincuentes que provienen de entornos en exclusión social.

"Son personas que están totalmente fuera del sistema, desamparadas... Pero a veces pienso que no tienen solución. El principio de las prisiones es que haya una reeducación. Pero alguien que viene de vivir en la calle, ¿qué reeducación va a tener?".

Esa falta de eficacia de las prisiones es algo que también detecta el juez Fernando Portillo, presidente del Foro Judicial Independiente (FJI).

El magistrado Fernando Portillo, presidente del Foro Judicial Independiente.

El magistrado Fernando Portillo, presidente del Foro Judicial Independiente. Cedida

P.– ¿Las prisiones cumplen con su misión de reinsertar a los criminales en la sociedad?

R.– La finalidad constitucional, efectivamente, de la pena de prisión es la reinserción social, la reeducación del delincuente. Eso es complicado, y en la práctica no se produce cuando hablamos de personas que viven en entornos desfavorecidos, donde la delincuencia es su modo de vida.

Estamos hablando de personas que, por su entorno desfavorecido o por la falta de oportunidades, tiran por el camino fácil del delito y se convierte en su medio de vida.

Evidentemente, pasar por prisión a ese tipo de gente no les va a solucionar nada, porque cuando salgan se van a dedicar a lo que siempre han hecho, porque en la cárcel no se les ofrecen oportunidades de reinserción.

No es que haya cursos donde se les ofrezca una concienciación ética para que entiendan el valor de hacer las cosas bien, sino que se confía en que durante su encierro tendrán tiempo para reflexionar y de que podrán aprender un trabajo.

Si te enseñaran un modo alternativo de ganarte la vida estaría muy bien, pero los cursos que se ofrecen no siempre son los que ellos van a encontrar cuando salgan al mundo real.

Desconfianza en la Justicia

En esta misma línea, fuentes del Sindicato Unificado de Policía (SUP) secundan a Peris y a Portillo, alegando que en su experiencia "la reinserción es meramente testimonial".

"Para delincuentes habituales, como carteristas o multirreincidentes profesionales, la reintegración es prácticamente inexistente: salen de prisión y vuelven a lo mismo. Sí se aprecia más efecto en casos puntuales, como un ciudadano integrado que comete un delito aislado".

Una foto de archivo de dos agentes de la Policía Nacional en acto de servicio.

Una foto de archivo de dos agentes de la Policía Nacional en acto de servicio. EFE

"En esos perfiles la cárcel puede disuadir y evitar la repetición. Pero en los delincuentes habituales la realidad es que la función rehabilitadora del sistema penitenciario no se cumple y esto repercute directamente en la seguridad ciudadana".

Por esta razón, desde el sindicato afirman rotundamente que "la multirreincidencia genera desconfianza en la Justicia española y en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado": "El ciudadano ve cómo los policías detenemos una y otra vez a los mismos delincuentes y cómo, una y otra vez, son puestos en libertad sin que nada cambie".

"Eso genera frustración en la sociedad y también en los propios agentes, que se sienten desautorizados. La consecuencia directa es una pérdida de confianza tanto en el sistema judicial como en el trabajo policial, porque al final la percepción es que detener a un delincuente multirreincidente no sirve para nada".

Saturación judicial

Por otro lado, el juez Portillo sostiene que los problemas derivados de los largos tiempos de espera para los juicios que mantienen a ciertos delincuentes en la calle, y a veces, reincidiendo, pueden reducirse considerablemente con "una inversión adecuada en Justicia".

"El problema que lleva a que se produzcan esos casos de multirreincidencia no es legislativo, porque sí está previsto un agravante, por ejemplo, para los hurtos que no alcanzan los 400 euros: al cuarto, tras haber tenido otras tres condenas por delitos anteriores, ya supone un delito más grave y mayor pena".

"Por lo tanto, al final el problema es de colapso. Acumular tres condenas firmes de este tipo requiere mucho tiempo por esa saturación, particularmente en ciudades como Barcelona".

"De hecho, la ley marca que los juicios rápidos para este tipo de delitos tienen que cerrarse en 15 días, pero lo más normal es que se celebren en año, año y medio. En ese tiempo una persona puede acumular múltiples detenciones, y como son delitos menores, no se justifica su entrada en prisión provisional.

P.– Más allá de la reincidencia, ¿qué otras consecuencias tiene el retraso en la celebración de los juicios?

R.– Eso muchas veces lleva a que haya menos condenas. En algunos casos se produce un deterioro del material probatorio; muchas veces hablamos de delitos en los que se requiere la declaración de la propia víctima o los testigos, que igual reconocen al delincuente en el momento, pero tal vez no sean capaces de hacerlo cuando ha pasado un año y medio.

Al final todo ello coadyuva a que estas personas no acumulen condenas y no se puedan aplicar los agravantes que hay previstos en la ley de multirreincidencia. Así que al final el remedio sería dotar de más juzgados y que los que hay funcionen bien.

Ahora mismo hay muchos asuntos pendientes y muy pocos jueces, estamos muy por debajo de la media europea en este sentido. Todo ello da lugar a una sobrecarga.

Eso, además, conlleva retrasos, errores y una pérdida de calidad y de la salud laboral de los magistrados.

Mayor agilidad

Por su parte, el presidente de la Asociación Profesional e Independiente de Fiscales (APIF), Miguel Pallarés, valora que el actual sistema legal que existe para reprimir multirreincidencias "requiere de mucha más eficacia en la comunicación entre juzgados y a la hora de informar de los antecedentes de los delincuentes a la Central de Penados y Rebeldes".

El fiscal Miguel Pallarés, presidente de la Asociación Profesional e Independiente de Fiscales (APIF).

El fiscal Miguel Pallarés, presidente de la Asociación Profesional e Independiente de Fiscales (APIF). Cedida

"En el momento en el que se produce un delito leve, deberíamos tener nuestra hoja histórico-penal de ese individuo para confirmar que es la tercera vez que comete un delito leve en este año. De esa forma, ya no se calificaría como delito leve, sino que podríamos pedirle una pena de prisión de un año".

Por lo tanto, explica que lo fundamental para poder juzgar de forma efectiva a estos delincuentes reincidentes es "que los juzgados se comuniquen de forma directa y con la mayor rapidez posible con la Central de Penados y Rebeldes, y que se anoten inmediatamente las condenas firmes".

"En resumen, lo importante es que se realicen con rapidez las anotaciones de antecedentes. Esto es lo que hace más falta en este momento".