Los malagueños Oliva Martínez y sus 14 hijos evangelizan en Dinamarca: El papa Benedicto XVI nos mandó a Copenhague

Los malagueños Oliva Martínez y sus 14 hijos evangelizan en Dinamarca: "El papa Benedicto XVI nos mandó a Copenhague" Cedida

Reportajes

Los Martínez Oliva, el matrimonio de Málaga que se llevó a sus 14 hijos a evangelizar Dinamarca: "El Papa nos envió"

Daniel Oliva y Gema Martínez partieron hacia Copenhague en 2009. Antes vivían en el barrio de Huelin.

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La familia Oliva Martínez pertenece al Camino Neocatecumenal, un itinerario de formación católica que nació en 1964 en las chabolas de Palomeras Altas, en Madrid. Un lugar que estaba formado por los estratos más bajos de la sociedad: analfabetos, vagabundos, ladrones, prostitutas, delincuentes... Pero para entender el origen hay que remontarse a 1959.

Este movimiento fue iniciado en 1959, por Francisco José Gómez Argüello (Kiko), pintor español, premio nacional de pintura, que después de una crisis existencial, se fue a vivir entre los pobres. Fue en 1974 cuando el Papa Pablo VI, lo reconoció como fruto del Concilio Vaticano II. Están al servicio de la Iglesia y lo que buscan es llevar a fieles a que sean testigos de la fe y de que Jesucristo está en sus vidas.

Daniel nació en 1973 y Gema en 1976, ambos en Málaga. Ellos se conocieron dentro del Camino Neocatecumenal. Su vida dio un giro drástico cuando "sintieron la llamada" y tuvieron que pasar a ser una familia de misión. "Nosotros no decidimos ir a Dinamarca, sino que sentimos la llamada", explica Daniel Oliva en conversación con EL ESPAÑOL.

Daniel y Gema junto a La Sirenita.

Daniel y Gema junto a La Sirenita. Cedida

PREGUNTA.– ¿Cómo fue que sentisteis la llamada?

RESPUESTA (Gema).– Después de un tiempo de maduración en la fe. Yo entré en el Camino Neocatecumenal, en la parroquia de San Patricio de Málaga. Fuimos creciendo un poco en la fe y después de un tiempo de maduración, de discernimiento, vimos como durante una serie de años el Señor me iba hablando. Y entonces, sentimos que el Señor nos llamaba a una vida diferente.

Mucha gente se preguntará cómo era la vida de ellos en Málaga, donde la pareja tenía una situación estable en lo económico, ya que Dani trabajaba como técnico de oficina. "Habíamos recibido tanto del Señor que nos llamaba para dar a los demás, nos llamaba a salir y cambiar de vida, quedamos a su disposición", explica la malagueña.

Ella era auxiliar de clínica, pero después de casarse decidió estar en casa. "Fueron naciendo el primero, luego el segundo, tercero... Entonces yo vi que la misión más grande que tenía era ser madre". La familia llegó a Dinamarca con seis hijos y cuando aterrizaron allí ella estaba embarazada de su séptimo hijo.

Dinamarca, un país en el que hicieron frente al frío.

Dinamarca, un país en el que hicieron frente al frío. Cedida

Familia numerosa, ¿orden o caos?

La familia está compuesta por 14 hermanos. La mayor es María de 25 años y el menor es Gabriel que tiene tres. Pero entre medias de ellos se encuentran David (23), Eva (21), Pedro (20), José (18), Marta (17), Teresa (15), Ana María (14), Manuel (11), Carmen? (9), Juan Pablo (8), Miguel (7) y Daniel (6).

El hecho de que en la familia haya tanta diferencia de edad en alguno de los hermanos supone un alivio en el cuidado de sus hijos. "Muchos de ellos son padrinos de sus hermanos pequeños, se sienten con la responsabilidad de cuidar de sus hermanos. En la casa hay bastante orden, la mayoría por la mañana se hace cargo de un pequeño y a la hora de comer los mayores se sientan con alguno de los pequeños", explica Gema.

P.– ¿Existe orden en vuestra casa?

R (Daniel).– Hay un estereotipo por las series o películas, de que con muchos hijos hay comida y ropa tirada por los suelos. Yo quiero decir que en esta casa no, hay una dignidad para vivir. Lo que no quiere decir que a lo mejor entras en la habitación de un niño, te encuentras un montón de ropa desordenada o tirada y le dices que recoja la habitación, porque esto no es una pocilga.

Además, al vivir en una sociedad que dista mucho de su modus vivendi, tienen que lidiar con una serie de factores externos. El malagueño explica lo siguiente: "Nosotros no vivimos en una burbuja, vivimos en esta sociedad, a mis hijos se les da una catequesis que va en contra de lo que nosotros creemos, por lo que les damos una contracatequesis"

Nosotros no vivimos en una burbuja, vivimos en esta sociedad

"Nosotros no vivimos en una burbuja, vivimos en esta sociedad" Cedida

Integración en la ciudad

Sobre la adaptación a Copenhague, Daniel explica "que no fue fácil porque la cosa ahora ha cambiado mucho pero por aquel entonces, cuando llegamos nosotros, hace 17 años, el inglés que se daba en las escuelas era muy básico. La llegada a una ciudad fría como es Copenhague fue un impacto para ellos a lo que Gema añade que por el frío y la falta de sol estuvo un mes casi sin salir a la calle.

"Teniendo claro entonces ese impacto de cambio de cultura, de clima, de oscuridad y el idioma fue lo más difícil, aunque chapurreaba algo de inglés, nosotros llegamos aquí como misioneros, intentando buscar un trabajo, haciendo los papeles de residencia para que los niños pudiesen ir a la escuela. Cuanto más difícil fue, más veíamos el amor de Dios, porque nos proveía de lo que nos faltaba", explica Daniel.

Ella explica, que cuando su hijo pequeño nació decidió ir a la escuela de danés, tras 12 años en casa, así como empezar lo que en España sería una formación profesional superior de enfermería. La pareja comenta que en todo momento se sintieron acompañados por los presbíteros que se volcaron con ellos, incluso regalándoles muebles y utensilios.

Actualmente Daniel es conductor de autobús y Gema trabaja en el hospital en la planta de cáncer. "Es una oportunidad que el señor nos da cada día, estoy contentísima, ya que puedo anunciar el amor a Dios a los enfermos, es una experiencia maravillosa el poder darle esperanza a esta gente que sufre y que son protestantes y que olvidaron su fe".

Al ser preguntados sobre hábitos daneses positivos que han adquirido en Dinamarca, ella lo tiene claro: "En Málaga hay un clima extraordinario y se vive mucho en la calle. Nos han dicho que tenemos mucha suerte, porque al vivir en un clima frío, en el que inicia pronto la oscuridad, se vive mucho en familia. Eso ha sido buenísimo para nuestros hijos, porque están más reservados de los peligros de fuera. Ellos usan los teléfonos y ordenadores una hora al día solamente.

¿Cómo viven la fe?

Al ser enviados a Dinamarca, mucha gente les decía que lo normal era irse a Sudamérica o África, algo que Daniel no entendía. "¿Esta gente no tiene derecho a que alguien les anuncie en medio de la tierra tal y como son?, que Jesucristo, ha venido al mundo a morir por nosotros. Entonces esta es nuestra misión, aparte de vivir aquí como una familia cristiana", explica él.

"El Papa Benedicto XVI nos mandó aquí a Dinamarca, también el por entonces obispo de Málaga Jesús Catalá. Por otro lado, los domingos hacemos los laudes con nuestros hijos, esta familia se sostiene porque sentimos a Jesucristo en medio. Le transmitimos estos valores cristianos a nuestros hijos porque la palabra de Dios está en medio de nosotros, comenta ella.

El papa Benedicto XVI nos mandó a Copenhague

"El papa Benedicto XVI nos mandó a Copenhague" Cedida

Precisamente, sobre sus tradiciones, se puede ver como su hija María, de 25 años sale a contar su experiencia, Todo ello lo hacen con el fin de acercar a Jesucristo a los que no son católicos o creyentes. Pues Dinamarca, es un país en el que como explica Daniel "no existe Iglesia Católica, donde el catolicismo es un 0,9%".

A esto se le suma que están por encima los protestantes o la religión musulmana. "Hay una gran mayoría musulmana dentro de todos los ambientes de trabajo, de la sanidad, en la política y tengo muchas compañeras musulmanas que cuando les cuento quién soy, y que familia tengo se sorprenden y la verdad es que me respetan mucho y los daneses también", explica Gema.

Actualmente vivimos en una época de baja tasa de natalidad, lo que ha llevado a que muchas personas critiquen a las personas que no quieren tener hijos o que los quieren tener más mayores, muchas veces llamándoles hedonistas. Gema no lo siente así, “porque tener hijos es un regalo de Dios y te hace entender mejor el sufrimiento de los demás”.

Circunstancias difíciles y retorno

Sobre las dificultades económicas que puede desentrañar una familia de 14 hijos, Gema comenta que “han llegado a estar en cuatro casas distintas, aquí es muy difícil encontrar una casa para tantos hijos, en esas ocasiones cogíamos el rosario y nos poníamos a rezar en familia, nos apoyamos en la oración porque nos da una tranquilidad”.

A lo que Daniel añade que “a pesar de pasar penurias, frío y dificultades, gracias a Dios nunca les ha faltado un plato de comida en la mesa". Al hablar sobre una posible vuelta él comenta lo siguiente: "Prácticamente me volvería a diario, pero que dependería de cómo Dios habla en los acontecimientos diarios y que si ocurriese alguna enfermedad nos volveríamos. Además, como se vive en España no se vive en ningún lado".

P.– ¿Cómo son las vacaciones, vais a Málaga?

R(Daniel).– Los primeros años no pudimos volver por falta de dinero, pero intentamos bajar todos los años, porque mis hijos tienen que tener ese contacto con sus raíces y con la parroquia de origen, porque nosotros no somos inmigrantes.

R (Gema).– Nuestra casa en verano está llena de hijos, de jóvenes de la parroquia que vienen con nuestros hijos, la casa está abierta todo el día.

P.– ¿Cómo viven vuestros hijos esa vuelta a los orígenes, se hace complicada luego la vuelta?

R (Daniel).– Se hace complicada porque en Dinamarca el periodo escolar empieza sobre el 15 de agosto y cuando ellos vuelven, sus amigos, sus primos siguen de vacaciones en Málaga. Pero si tú le preguntas a mis hijos ellos te dicen que se quieren volver, por el sistema educativo.

P.– ¿Descansáis de las tareas religiosas?

R (Daniel).– Yo no puedo descansar de eso, es que me muero, si descanso mi casa y mi familia se vuelve un infierno, yo necesito a Jesucristo para lidiar con mi mujer y la caterva de hijos que tengo. Pero no nos pasamos el día entero de rodillas rezando. Vamos a la playa, a tomar algo…