Gemma Mederos llevaba una vida normal con medicación.

Gemma Mederos llevaba una vida normal con medicación. Cedida

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La agonía de Gemma Mederos, "abandonada" mientras estaba tutelada: murió en Tenerife con una ELA que "no detectaron"

La Fiscalía Provincial de Santa Cruz de Tenerife investiga la denuncia hecha por Mónica Mederos, quien asegura que su hermana fue abandonada por la Fundación que la tenía tutelada, hasta que murió en el hospital.

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Gemma Mederos García pasó los últimos meses de su vida "abandonada" en una cama del Hospital Nuestra Señora de la Candelaria, en Tenerife. Tenía 50 años y murió "de ELA", según le explicaron a su familia, aunque la mujer nunca había padecido esa enfermedad. Creen que, como estaba "en abandono", no detectaron sus síntomas a tiempo.

"La dejaron morir. Si hubieran hecho algo por ella, se habría podido salvar", detalla Mónica, su hermana. Ella ha denunciado al hospital por presuntas "negligencias médicas", y a la Fundación Tutelar Canaria para la Acción Social (FUCAS) por presunto "abandono institucional", ya que tenían la tutela de Gemma desde 2019.

La denuncia fue interpuesta el 7 de mayo de 2025 en la Fiscalía Provincial de Santa Cruz de Tenerife que ya está investigando. La abogada del caso Beatriz Palmés explica que todo se trata de una cadena de "omisiones de atención y abandono institucional por parte de la Fundación, que desembocaron en la muerte de doña Gemma".

Mónica Mederos García y su hermana Gemma.

Mónica Mederos García y su hermana Gemma. Cedida

Quiso ser tutelada

Gemma era natural de Las Palmas de Gran Canaria. Estudió Historia del Arte porque era lo que le apasionaba. "Era muy culta. Le gustaba leer y también disfrutaba pintar y hacer fotografías", recuerda su hermana.

Fue a partir de los 23 años que Gemma empezó a desarrollar una enfermedad cognitiva y fue diagnosticada como una paciente esquizoafectiva bipolar. Desde entonces recibía atención psiquiátrica y medicación.

Su condición estaba bajo control, pero en 2019 decidió que quería ser tutelada para no generarle una carga a sus padres porque ellos son personas mayores y ella tenía una incapacidad parcial. "Ella se calló mucho lo que estaba sufriendo para no preocuparnos", relata su hermana.

Un tribunal de La Palma dispuso entonces una curatela para Gemma porque presentaba "una capacidad parcial para gobernarse" y por ello necesitaba ayuda en su manejo económico, acompañamiento social y de ocio, y supervisión médica y psiquiátrica.

Fue en 2020 cuando Gemma se mudó de La Palma a Tenerife, a un piso tutelado por la Fundación Canaria para el Fomento del Trabajo (FUCAS). En esa misma casa, el 31 de diciembre de 2023 sufrió una caída en las escaleras y se fracturó la tibia y peroné. Ese fue el inicio del deterioro de su salud.

El "abandono"

La pierna rota de Gemma fue inmovilizada con un yeso durante meses. Después, en abril de 2024, sufrió una nueva caída cuando la estaban duchando. Esta fue "provocada por el descuidado proceder de la persona encargada de asistirla en su higiene personal. Esta vez, el resultado fue un traumatismo en la pierna izquierda que quedó inflamada y sin seguimiento médico adecuado", describió Mónica en su denuncia presentada a la Fiscalía.

Mónica Mederos, hermana de Gemma.

Mónica Mederos, hermana de Gemma. Cedida

A pesar de la caída, Gemma no fue llevada al hospital. El 16 de mayo del año pasado, cuando Mónica la visitó, vio que la pierna de su hermana no estaba bien y exigió que fuese trasladada al hospital.

El día siguiente fue ingresada en el Hospital de La Candelaria por vía de urgencias. Fue ahí cuando Mónica empezó a sospechar que vivía en "abandono".

"Por ser una persona tutelada a mí no me daban información médica y ellos (FUCAS) tampoco se hicieron cargo, solo la dejaron ahí", relata Mónica. "Durante 40 días de ingreso Gemma no recibió atención psicológica ni rehabilitación física alguna, a pesar de sus necesidades evidentes. Parte del personal sanitario llegó a atribuir su estado a la "vagancia", lo cual constituye una falta de ética profesional y de sensibilidad ante una paciente con discapacidad psiquiátrica grave".

El 1 de julio, tras recibir el alta médica del hospital, la Fundación que tenía su tutela la trasladó a la Residencia Geriátrica Tierra de Oro, en el municipio de Los Realejos. "Ahí se desatendió nuevamente de su proceso de recuperación, alegando que Gemma fingía su inmovilidad".

En varias visitas, Mónica asegura que encontró a su hermana en "estado de abandono sanitario y físico. Presentaba una sonda urinaria por infección por candidiasis, hongos en las uñas de los pies, inflamación severa y dermatitis en el cuero cabelludo".

El 31 de agosto la llevaron nuevamente a hospital y fue internada en Psiquiatría. Sin embargo, la abogada Palmés indica que "los informes médicos señalan que ella no presentaba ninguna situación crítica para estar en Psiquiatría y es el propio hospital el que toma el protagonismo para comunicarse con la Fundación y les piden en reiteradas ocasiones que se la lleven porque no necesita la hospitalización".

Fue dada de alta administrativa el 15 de agosto, pero nadie de la Fundación llegaba a recogerla. "El argumento por parte de FUCAS es que carecían de medios para seguir atendiéndola", denunció Mónica.

La situación escaló. "Incluso en el propio historial clínico queda constancia de que una trabajadora de la Fundación se hace pasar por otra persona, finge tener la identidad de otra persona, consigue acceder a la planta de psiquiatría, la saca fotografías y vídeos a Gemma, y el propio personal la echan", detalla la abogada Palmés.

Este es un cuadro hecho por Gemma, a quien le gustaba el arte.

Este es un cuadro hecho por Gemma, a quien le gustaba el arte. Cedida

Gemma empeoró visiblemente, sin recibir ningún tipo de atención ni rehabilitación, ya que el hospital consideraba que ocupaba recursos innecesariamente. "Se convirtió en una presencia incómoda para la unidad. En varias ocasiones contraté un fisioterapeuta por mi cuenta para aliviar sus dolores", detalla su hermana.

Su muerte

"Moni, me estoy muriendo". Eso le decía Gemma a su hermana en sus últimos días de vida. El 21 de septiembre, la mujer presentó dificultad para respirar. Echaba espuma por su boca y al siguiente día la trasladaron a la planta de Neumología en donde le colocaron una mascarilla para respirar.

Estuvo ahí varios días hasta que murió el 9 de octubre de 2024. "Se termina detectando que tenía ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica) y que muy probablemente lo tenía desde hace bastante tiempo, que sus síntomas no habían sido detectados", explica la abogada Palmés, quien señala que "hay indicios de un posible delito de abandono".

Gemma murió a los 50 años.

Gemma murió a los 50 años. Cedida

"Que la fundación la haya abandonado a su suerte y no hayan hecho llamadas ni intervinieran o buscaran la manera de solicitar su salida inmediata en el hospital, hace pensar que ha habido un abandono de funciones doloso, con completo conocimiento y con intención de producir ese abandono", señala.

"El hecho de que fueran reiteradamente notificados por el hospital y no acudieran a recoger a la paciente, da lugar a considerar que hay un abandono", insiste Palmés.

Toda la documentación y pruebas del caso fueron recogidas por la abogada y por la hermana de Gemma, que presentaron la denuncia en la Fiscalía Provincial de Santa Cruz de Tenerife el 7 de mayo de 2025. Por ahora, las autoridades investigan el caso mientras la familia de Gemma reclama que se haga justicia tras su muerte.