José María Fernández tiene elefantiasis en una pierna.

José María Fernández tiene elefantiasis en una pierna. Cedida

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A José María, recién operado por obesidad mórbida y elefantiasis, su casero lo quiere echar del piso: "Me deseó la muerte"

Pesaba 300 kilos y fue hospitalizado durante un año para ser intervenido. Ahora que le han dado el alta, su casero le ha dicho que tiene dos meses para dejar el piso.

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A José María Fernández le dieron el alta del hospital Puerta del Mar, en Cádiz, el 15 de julio. Estuvo ahí por un año para someterse a una operación y bajar de peso. Llegó con 300 kilos y se ha ido pesando 189. Sin embargo, aún debe lidiar con la  elefantiasis de su pierna izquierda que no le permite caminar bien ni valerse por sí mismo.

Además, su casero le dio dos meses para que deje el piso que lleva alquilando durante siete años. "Estoy recién salido del hospital de una operación bastante grave y necesito recuperarme. A como estoy, no puedo ir a buscar una casa ni puedo hacer nada", relata José María.

Este hombre de 50 años vive solo en San Fernando, Cádiz. Los pocos familiares que tiene "son como si no tuviera. Dan igual", señala. "Vivo solo y tengo que arreglármelas como puedo para tratar de hacer una vida normal".

José María cuando pesaba 300 kilos y no podía levantarse de su cama.

José María cuando pesaba 300 kilos y no podía levantarse de su cama. L.G.

El casero de José María le pidió que se fuera del piso desde que llevaba 4 meses ingresado en el hospital. En ese momento, cuando pesaba 300 kilos, el hombre no era capaz de moverse por su cuenta. Mucho menos de dejar el hospital y posponer la operación para buscarse un nuevo piso.

"Me decía que si hubiera sabido mi situación de salud, no me hubiera alquilado", cuenta José María, quien pasó muchos años en depresión y con obesidad mórbida. "Me deseó la muerte, me dijo que me pudriera en la habitación", relata.

Su prisión

Desde que era un adolescente de 13 años, José María comenzó a engordar. Cuatro años más tarde, cogió una fuerte depresión tras la muerte de su padre. La comida se convirtió en su refugio, pero también en su perdición.

Años después intentó quitarse la vida y luego llegó la muerte de su madre para acabar de hundirlo. En 2023, un nuevo golpe emocional: la muerte de su perrita, "mi única compañía", detalla.

Tras varios años sumergido en la depresión y comiendo como si no hubiese un mañana, José María llegó a pesar más de 300 kilos. Además, desarrolló una elefantiasis en su pierna izquierda. Todo eso le impedía moverse con normalidad y a inicios de 2024 quedó definitivamente postrado en su cama porque ya no podía levantarse.

Al lado de su cama había puesto una nevera en la que guardaba sus alimentos. Además de una freidora de aire en la que cocinaba y un microondas en el que calentaba. Tenía toda su vida al lado de su cama y su cuerpo girado hacia los electrodomésticos. "Todo lo tenía que hacer en la cama y a como podía", recuerda.

José María no podía moverse y tenía las cosas básicas a su lado para sobrevivir.

José María no podía moverse y tenía las cosas básicas a su lado para sobrevivir. L.G.

No era capaz ni de cambiar de posición por su cuenta. Mucho menos de ir al baño. Usaba pañales y se los cambiaba él mismo. Recibía visitas de Ayuda a Domicilio que le llevaban alimentos y artículos de higiene. Su cama se había convertido en su prisión.

Lo sacaron por el balcón

En julio del año pasado, José María decidió someterse a una cirugía para bajar de peso. Como no podía moverse por su cuenta, los Bomberos de Cádiz lo sacaron por el balcón de su habitación en una camilla especial que soportara su peso.

Luego, con una grúa, lo bajaron por cuatro pisos hasta la calle en donde lo esperaba una ambulancia adaptada a su condición.

En el hospital Puerta del Mar fue sometido a un tratamiento de pérdida de peso, y luego fue intervenido quirúrgicamente. También recibió fisioterapia para recuperar movilidad en sus brazos y piernas. Todo el procedimiento tardó 361 días hasta que le dieron el alta el pasado 15 de julio.

Ahora, cuenta José María, ya puede moverse en su cama. También puede dar un par de pasos apoyado en un andador, pero debido a su elefantiasis, "no aguanto estar de pie más de un minuto".

Por ahora está con una dieta líquida como parte de sus cuidados tras la cirugía, y espera que en los próximos días le lleven a sus tres gatos que los dejó en una protectora de animales. "Desde que murió mi perrita, ellos son mi única compañía".

Así bajaron a José María para llevarlo al hospital.

Así bajaron a José María para llevarlo al hospital. EFE

Dos meses

José María tiene una discapacidad reconocida del 69%, por lo que recibe una pensión y con eso paga el alquiler. Él supone que su casero lo quiere echar porque cree que dejará de pagarle por su situación de salud.

Sin embargo, José María asegura que ha sido un buen inquilino y nunca se ha retrasado en los pagos a su casero. De igual manera, el hombre igualmente le ha dado dos meses para irse de la vivienda.

"Yo ahora mismo soy súper vulnerable y no estoy en condiciones de ir a buscar casa ni nada. Hay gente que okupa las casas y pasan cuatro o cinco años sin pagar, pero yo sí he pagado estos siete años", señala.

Por ahora, José María no se moverá de casa aunque el dueño le insista, dice. Él le seguirá pagando cada mes a como lo ha hecho los últimos siete años, pero dejar el piso es imposible para él en este momento. "Si me quiere denunciar, pues que me denuncie".