Arturo Valls posa para EL ESPAÑOL.

Arturo Valls posa para EL ESPAÑOL. Laura Mateo EL ESPAÑOL

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Arturo Valls: "No volví a la carrera porque empecé a trabajar; no cabía el momento de terminarla"

"Hay gente que sigue esperando la gran película, el gran programa, el gran formato y se te puede pasar el arroz" // "Lo que estamos viviendo ahora, esa falta de humanidad, de alma, de ética, se puede ver con lo que está pasando en Gaza".

Más información: Leticia Sabater: "No quería ir al cole. Todos los días volvía a casa llorando, me llamaban 'china', y 'plana' porque tardé en crecer".

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El algodón no engaña. Lo que se ve es lo que hay. Arturo Valls, recién cumplidos los 50, es lo más fiel posible a cuando se cuela en los comedores de las casas. Divertido, ocurrente, buen conversador… Su modus vivendi es habitar permanentemente una sonrisa.

El próximo 8 de agosto estrena la comedia Los futbolísimos 2. El misterio del tesoro pirata, basada en la saga de literatura infantil escrita por Roberto Santiago e ilustrada por Carles Lluch, Guillermo Esteban y Enrique Lorenzo.

No hay cosa más refrescante para un verano atronador que las aventuras y desventuras de unos niños (Cosette Silguero, Nicolás Rodicio, Nerea Pascual) que hacen un sinfín de perrerías a los mayores (Joaquín Reyes, Carmen Ruiz, William Miller, Norma Ruiz, Miguel Ángel Muñoz).

El humorista, Arturo Valls, posa durante la entrevista con EL ESPAÑOL.

El humorista, Arturo Valls, posa durante la entrevista con EL ESPAÑOL. Laura Mateo

Desde que se tirara al ruedo de la pequeña pantalla a mediados de los noventa, Arturo no ha parado. Lo justo para haberse casado con Patricia María Santiveri hace dieciséis años y de tener un hijo, Martín, de 15.

Su única relación conocida fue con Eva González (44), que posteriormente se casaría y divorciaría de Cayetano Rivera (48). Siempre ha sido discreto con su vida privada y aunque los paparazzi le hayan seguido en alguna ocasión, siempre ha puesto buena cara.

El actor y presentador recibe a EL ESPAÑOL durante la promoción de la película. "Voy un poquito saturado, no te voy a engañar", confiesa antes de responder a las preguntas, pero lo hace con placer, a pesar de que tiene un hambre…

Cuando en 1998 debutó en el ámbito nacional con Caiga Quien Caiga no se esperaba que fuera a formar parte de la historia de la televisión. No tardaría en presentar ¡Ahora caigo! (2011-2021), Me resbala (2013-2021), Pasapalabra (2020-2024) o Mask Singer (2020-presente), lo que le ha convertido en uno de los reyes de los concursos junto a Carlos Sobera (64) o Roberto Leal (44).

¿Qué le diferencia de ellos? "Tenemos una línea muy parecida, pero igual puedo ser, cómo te diría, busquemos un sinónimo de cabroncete (risas), tengo 'más mala leche' con los concursantes, soy más ácido o más sarcástico con los concursantes que Carlos o Roberto".

"Pero insisto que todos tenemos esa cosa buenrollista, nos manejamos bien en el humor blanco, transmitimos simpatía, etc", explica. Los que le conocen aseguran que es un buen compañero.

Pregunta.– ¿Por qué dejaste la carrera de periodismo por un programa de la televisión valenciana y luego no la retomaste?

Respuesta.– El programa Valencia Te Ve lo compatibilizaba aún con mis estudios y estaba terminándolos cuando me llamaron de Caiga Quien Caiga (CQC) de Madrid, que fue un poco como la universidad de la vida, ¿no?

Ahí sí que aprendí en un año de programa más que en tres años de carrera (risas). No volví a la carrera porque empecé a trabajar, no encuentras el momento, no lo haces por una decisión determinada. Por suerte fui empalmando unos trabajos con otros y no cabía el momento de terminarla.

P.– Llevas trabajando sin parar desde 1998, por eso, a veces uno se pregunta cuándo respiráis, cuándo vivís, cuándo os divertís.

R.– Hablas en plural, que no es lo habitual. En esta profesión se tienen muchos altibajos y épocas en las que no suena el teléfono. Mi caso no es habitual porque no suele gozarse de esa continuidad, por eso te digo que desgraciadamente hay compañeros que tienen esos altibajos, de repente están meses o años sin trabajar hasta que llega otro proyecto.

Y en mi caso he tenido esa inmensa suerte de ir empalmando unos programas con otros, simultanear películas. No recuerdo épocas de meses de estar parado.

Arturo Valls.

Arturo Valls. Laura Mateo EL ESPAÑOL

P.– Eso es lo que tenéis los chicos de barrio valenciano.

R.– (Risas), Claro, claro. La versatilidad, es lo que tiene la versatilidad.

P.– ¿Qué valores te da haberte criado en un barrio? ¿Fuiste de esa generación en la que los niños jugaban en la calle?

R.– Sí, justamente. Y ese es el espíritu que recupera también Futbolísimos. Durante la infancia y adolescencia se aprende a valorar lo que es la amistad, el compromiso, la tolerancia, se sabe disfrutar, poco a poco se van aprendiendo las responsabilidades.

Era maravillosa aquella época de coger las bicis, jugar en el parque y vivir aventurillas en el barrio. Eso es una pena que se esté perdiendo. Eso te lo da el barrio, como también la falta de prejuicios, no ser clasista, que no se te caigan los anillos por hacer un trabajo que se puede considerar menor pero que es lo que te permite seguir trabajando.

Esto también tiene que ver con lo que decíamos antes de la continuidad. Si tengo continuidad es porque he hecho cosas que a lo mejor no eran lo más elevadas, tampoco he pretendido una carrera súper purista, pero con cada programa y película he intentado que fueran increíbles, me lo he pasado bien, he encontrado algún aliciente y eso te permite seguir en la palestra.

De esta manera, al seguir funcionando, cuando llega un proyecto bueno estás más preparado. Hay gente que sigue esperando la gran película, el gran programa, el gran formato y se te puede pasar el arroz, porque la tele al cine no te espera tanto como parece, ¿sabes? Y eso te lo da el barrio, yo creo.

P.– El arroz no se te pasa y ahora menos.

R.– Ja, ja, ja. No se me pasa porque tengo uno propio.

P.– ¿Cómo está yendo la aventura empresarial?

R.– No es arroz bomba, es la variedad albufera, denominación de origen, categoría extra, también aguanta muy bien la cocción y tiene una textura que absorbe mejor el sabor que el bomba. Como todos los tipos hay que pillarle el punto, pero en cuanto haces tres o cuatro paellas le pillas el rollo.

Estoy muy contento por cómo van las cosas, no lleva ni un mes en los grandes almacenes y bueno, esperando a ver los primeros resultados. De momento estoy muy contento de cómo se ha recibido la campaña.

P.– Para denominar el arroz como 'Socarrón' (juega con la palabra socarrat, la parte pegada a la paellera y con el adjetivo socarrón que significar guasón o pícaro) se ha de tener un talento innato. ¿Cómo te ves a ti mismo, justamente como alguien con ese talento o un súper dotado que todo lo que toca lo convierte en oro?

R.– No, no, no, el único talento innato es ser una persona empática, caer bien, querer agradar, tener ese objetivo de que la gente se entretenga y se lo pase bien con cierta normalidad, intentar trabajar con todo eso junto con la inquietud que tengo, por naturaleza, de cambiar de registro, producir películas, cambiar el formato de un programa, de hacer una película familiar y mañana intentar hacer una más de autor.

Esa versatilidad también te permite presentar un programa y al mismo tiempo hacer una peli, que es un hándicap, pero al mismo tiempo te abre más el abanico. Entonces ahí me veo, disfrutando muchísimo del trabajo como objetivo principal.

El primer requisito antes de aceptar es ¿me lo voy a pasar bien? Si es así lo acepto, más allá de prestigio y comercialidad, soy una persona muy hedonista y eso lo que pongo por delante.

Arturo Valls.

Arturo Valls. Laura Mateo EL ESPAÑOL

P.– Lo de pasárselo bien es algo que has heredado de tus padres, su influencia ha debido ser fundamental, ¿no es así?

R.– Absolutamente. Me inculcaron el saber reír, ilusionarse, disfrutar de la vida y que la gente se lo pasara bien. Aún recuerdo cómo mi padre cambiaba la energía de una sobremesa disfrazándose y contando chistes.

He vivido en casa muchas situaciones cómicas cuando nos juntábamos con mis primos y mi padre hacía listas de playback donde hacía de Rocío Jurado. Debía intuir a qué me quería dedicar. O cuando hacíamos nuestras funciones y la gente de las urbanizaciones venían…

P.– Muchos padres se asustan porque sus hijos lleguen a la adolescencia. Tu único hijo, Martín, tiene 15 años, ¿cómo os lo estáis tomando?

R.– Todas las etapas tienen lo suyo como padre. En todas hay mucha responsabilidad y en esta en concreto estás viendo convertirse a tu hijo en una persona adulta.

Es una transformación química, hormonal, hay que tener mucha paciencia con los cambios de humor, ese estar apesadumbrado. Pero macho, si lo tienes todo, tío, ¿cómo es posible que estés de bajón? Entonces hay que vivir esta etapa con paciencia, acompañándole de la mano y esperar a que pase de etapa, de pantalla.

P.– ¿Tu hijo ha salido tan inconsciente como tú o más a su madre?

R.– Fíjate que lo veo más racional, se piensa un poco más las cosas.

P.– ¿Qué se equivoca más en tu caso, la razón o el corazón?

R.– Diría que la razón, no sé, las cosas siempre las he hecho por pura intuición, por pura corazonada, por ese pálpito y no sé. A veces cuando lo pienso mucho pues… ¿Sabes? Es que he hecho muchas cosas a partir de la inconsciencia, con lo cual no he tirado mucho de lo racional.

P.– De pequeño que te impactó más, la muerte de Chanquete, el concurso Un, Dos, Tres; Los payasos de la tele, Torrebruno…?

R.– El Un, Dos, Tres fue una gran referencia con ese Antonio Ozores que me flipaba con esa forma de hablar y me volvía la cabeza loca; también me gustaba Ángel Garó y con el tiempo me engancharon Faemino y Cansado, que son la referencia del humor absurdo. Y, por supuesto, Emilio Aragón cuando apareció con esmoquin y zapatillas blancas haciendo sketches a la americana.

P.– ¿Qué es lo más fácil y lo más difícil de digerir en una comedia?

R.– Lo más complicado creo que es siempre acertar con el tono porque no toda la comedia tiene el mismo. En el tono hay una comedia más blanca, otra más ácida, más subida, más sutil… Entonces, lo difícil está en unificar con los diferentes actores el tono de esa comedia para que después se manejen los tiempos.

Eso a pesar de que luego hay algo que se tiene o no se tiene, que es esa empatía o que el público te compre o no te compre tu manera de ser o hacer, tu naturaleza, etc. Y en cuanto a lo más fácil sería que la comedia es un género muy agradecido. A pesar de que tiene su dificultad, se disfruta.

El reparto de 'Los futbolísimos 2'.

El reparto de 'Los futbolísimos 2'. Laura Mateo EL ESPAÑOL

P.– Hasta la fecha a ti te han comprado bien, no te puedes quejar.

R.– Desde luego (risas). Por eso te digo, hay veces que tienes que disfrutar de esa condición de caer caes bien a la gente. Quizá mi hándicap sea este justamente, que te han comprado mucho desde el entretenimiento y a lo mejor cuando te ven actuar, cuesta un poco.

P.– Tiremos de refrán: "Más vale caer en gracia que ser gracioso".

R.– Correcto, sí, estaría a favor.

P.– Hitchcock dijo en cierta ocasión que nunca se debería trabajar con niños y animales.

R.– Ni con Charles Laughton, decía también.

P.– A tenor de tu experiencia con Los futbolísimos, ¿tenía razón el gran mago del suspense?

R.– Bueno, con animales tiene su dificultad porque no atienden a razones, pero ha sido increíble trabajar con los chiquillos, con ese grado de compromiso que tienen, conectas un poco con la esencia de la actuación que es jugar y se nota que ellos están jugando con esa naturalidad, esa frescura, sin prejuicios, sin conflictos, no están maleados por la fama o por cómo el público te juzga.

Además, tenían un compromiso increíble hasta el punto de que fue impresionante ver a uno de los niños protagonistas, como fue el caso de Paquete, que al oír al director decir que ya tenían la toma le respondió que por él se haría otra toma más como diciendo "puedo ofrecer algo más en esta secuencia".

P.– Con esa naturalidad y diversión durante el rodaje te habrás sentido súper reflejado porque durante tu infancia hacías de las tuyas, ¿no?

R.– Insisto, aunque esto parezca un tópico, pero es que no deberíamos abandonar ese espíritu y esa sensación de jugar que en el fondo es la clave para este trabajo. Intento no perder esa energía.

P.– ¿Cuando vas a sitios más serios como Hacienda o al médico te toman en serio?

R.– Claro (risas), pero es una cruz también porque uno no está todo el día de cachondeo, esto es una obviedad, entonces uno está en su movida como lo de Hacienda o te subes a un taxi y de repente el tío dice: "Uf, ¡qué bien nos lo vamos a pasar!" y piensas: "No, no, no, aquí todo el día trabajando, yo no quiero ahora hacer bromas".

P.– ¡Cuántas carreras o multas te habrán salido gratis!

R.– ¡Ahhhh…!, alguna que otra, no nos vamos a engañar. Por eso muchas veces dice la gente que qué rollo lo de la fama y tal, pero lo pongo en la balanza y oye, tiene cosas muy buenas.

Por ejemplo, cuando alguien haya hecho la vista gorda en alguna infracción leve, conseguir mesa en restaurantes llenos o que un hotel esté ocupado y de repente hay una habitación disponible, también está el hecho de poder conocer a gente que de otra manera no hubieras conocido o el buen trato que te pueden dispensar en muchos sitios. La fama tiene muchas ventajas.

Arturo Valls.

Arturo Valls. Laura Mateo EL ESPAÑOL

P.– Independientemente de que eres una de las personas más conocidas de este país gracias a la televisión llama la atención que teniendo ese nivel de popularidad la prensa del corazón te ha dejado bastante en paz. Vamos, es el tándem ideal.

R.– Ha habido siempre mucho respeto. Digamos que si tú de alguna manera también alimentas a este tipo de prensa es normal que te sigan los paparazzi. Pero a veces se crea un código en el que no provocas ese interés.

Si yo de repente me separase, tuviera pareja o mi pareja fuera más conocida pues… Pero, poco a poco se estableció esa situación en la que yo no interesaba tanto a la prensa del corazón y sí al público en los programas propiamente dichos.

Y eso me parece un absoluto privilegio, la verdad. Me resulta bastante incómodo la gente que tiene los paparazzi encima todo el rato. En algún momento yo los he sufrido, pero no sé por qué digamos que interesa menos mi vida personal y, por supuesto, yo tampoco he trabajado en esa dirección para que se publiquen ciertas cosas.

P.– Se debería establecer un código entre paparazzi y personaje que ambos deberían respetar.

R.– Claro. Recuerdo en cierta ocasión que un fotógrafo me dijo: "Venga, hombre, ya que estás aquí, esto te interesa que es promoción". Y le contesté: "No, no, perdona, yo tengo otras vías de promoción para los trabajos que hago que no son salir en una portada del Cuore, Hola! o de no sé dónde".

Tú sabes que muchas veces se acogen a eso. Yo dejé claro que no necesito de ese tipo de promoción y muchas veces nos meten en el mismo saco.

P.– Bueno, ese es un largo debate, no estoy tan de acuerdo con lo que dices, pero ya lo hablaremos en otro momento.

R.– (Ríe) No, no, no, ¿por qué?

P.– Hay muchos matices, pero, desde luego, salir en prensa rosa es promocionarse o, cuanto menos, que los lectores sepan que aún estás ahí.

R.– Sí, pero el precio que se paga prefiero no pagarlo. Claro, claro que es efectiva la promoción, pero ¿a qué precio te promocionas?

P.– El problema es que el concepto de personaje ha cambiado mucho en las últimas décadas porque antes se creaba una jornada de puertas abiertas donde personajes de la talla de Lola Flores, Fernando Rey o Concha Velasco atendían a la prensa en sus casas.

R.– Eso me parece fenomenal, pero de ahí a ese robado, a ese paparazzi, a esa foto que te pillan en un renuncio, es como una cacería, pero bueno.

P.– Tiene su gracia que hace unos días se publicara tu foto dentro del agua en el mar con una cerveza en la mano…

R.– Sí, sí, pero tú fíjate, estás todo el año entrenando de **** madre, te relajas cuatro días, te bebes cuatro cervezas, no has tomado el sol y esa es la foto que te publican, ¡***** macho! Pero si ahora estoy divino, ahora estoy en forma, estoy de **** madre y de repente te saca la foto donde se te ve…

P.– En Futbolísimos lo bueno de la película es que se transmiten unos valores muy buenos como el que no importa el sexo a la hora de jugar, se persiguen los sueños sin límites, se invita a dejar atrás todos los miedos, se abraza el todo es posible.

R.– Y lo que me parece importantísimo es que se trata de una película que habla de no tener prejuicios, de abogar por la diversidad, intentar comprender al otro y de empatizar que tanta falta nos hace ahora mismo en esta sociedad en la que nos quieren individualizados, con nuestro dogma.

Aquí lo interesante es que con el trabajo en equipo se consiguen cosas, es como debería funcionar la sociedad, me parecen valores muy interesantes.

Arturo Valls.

Arturo Valls. Laura Mateo EL ESPAÑOL

P.– ¿Ante qué situaciones te rebelas? Porque con esos discursos que nos intentan adoctrinar a través de las redes sociales, en los debates políticos o con otros sectores...

R.– Pues justamente con esa sensación que hay ahora de ausencia de pensamiento crítico. Toda la gente compra un mensaje porque el algoritmo y las redes sociales te lo están inculcando y con eso te quedas.

No eres capaz de ver más allá de lo que te está llegando de TikTok en todo momento y de seguir una corriente y que bueno, esa propaganda que ha existido toda la vida pero que ahora es muy efectiva y radical.

Me da mucha pena de ver a gente que sigue mensajes sin cuestionarlos, sin cotejarlos, sin diálogo, sin debate. Esto es tristísimo. Y sin ir más lejos, lo que estamos viviendo ahora, esa falta de humanidad, de alma, de ética, se puede ver con lo que está pasando en Gaza.

¿Cómo se puede defender a gente que todavía pueda defender un ataque tan desmesurado como este? Yo no lo puedo entender, pero bueno.

P.– Ahí está el negocio de los gobiernos con la venta de armas.

R.– Sí, y de tener a la gente convencida, gente que no mira, no contrasta y piensa que le han inculcado un mensaje y ya está, de ahí no sale porque ese es su equipo y eso es lo que siguen. No te puedes bajar de seguro.

P.– Por tu forma de pensar se deduce que tus publicaciones en redes van de acorde a tus ideales y que no te importa perder seguidores.

R.– Sí, pero también ocurre algo muy delicado, que al poner una imagen para denunciar algo y que la siguiente sea una paella y estar en la playa es un poco… Sufro un poco porque no sé hasta qué punto puede ser coherente estar denunciando una situación tan dramática y al mismo tiempo decir mira qué pantalón me he comprado o qué cerveza me estoy tomando en esta playa increíble.

Hombre, también hay cosas indefendibles contra las que no puedes más y sin ningún miedo a perder equis número de seguidores las dices, como la ausencia de Mazón en los días complicados de la dana. Es indefendible. Alguna cosa he publicado por la injusticia que tiene esa situación.